La Santanita de Qlamenco realiza la tradicional ofrenda floral a Santa Ana en el barrio de Triana

La Asociación de Diseñadores y Empresarios de Moda y Artesanía Flamenca protagoniza su tradicional ofrenda floral para poner en valor la Velá de Santa Ana

Ofrenda floral de la Santanita de Qlamenco a Santa Ana, en Triana

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Ofrenda floral a Santa Ana de la asociación Qlamenco. / Juan Carlos Muñoz

El turista, cuando llega a Triana, se imagina que en cada rincón se topará de bruces con una moza del arrabal ataviada con una falda de amplios volantes, corpiño y mandil. La decepción debe ser tremenda cuando por Pureza divisan vaqueros y chupas de cuero. Que el foráneo tenga esa imagen del arrabal no dista mucho de la realidad que vivieron sus calles no hace tanto tiempo y que iniciativas como las que promueve la asociación Qlamenco buscan volver a poner en valor una indumentaria tan típica, tan de raíz y esencia.

A pesar de que el tiempo pasa y que las tradiciones quedan cada vez más diluidas para ser sólo un recuerdo, con motivo de la Velá de Santa Ana, esta asociación de diseñadores y artesanos de la moda flamenca reinterpreta esa indumentaria típica de las trianeras de antaño y la convierten en un diseño de culto. Denominado La Santanita, este especial atuendo recoge la esencia más tradicional del barrio y lo revisiona para poner en valor las raíces, sin cerrar la puerta a la vanguardia.

Este viernes 26 de julio, la asociación Qlemenco ha vuelto a llevar a su Santanita a la iglesa de Santa Ana, acompañada de 14 modelos con indumentarias similares, para realizar su tradicional ofrenda floral a Santa Ana. Aunque, en esta edición, la ofrenda se ha realizado antes de comenzar la misa de los abuelos y el tradicional posado ha sido junto al azulejo de la puerta principal, mientras actuaba el grupo musical 10 cuerdas, con Ignacio Vélez y Eduardo Baras, y un grupo de trianeras se arrancaba a cantar por sevillanas.

Ofrenda floral en Santa Ana de la asociación Qlamenco.
Ofrenda floral en Santa Ana de la asociación Qlamenco. / Juan Carlos Muñoz

La Santanita, una tradición renovada

El vestido de la Santanita nació con el objetivo de preservar las tradiciones y poner en valor las raíces. "No buscamos que nadie vaya a lucir estos diseños, pero sí que recuerden con ellos parte de nuestra historia, de nuestra idiosincrasia. Las mujeres de Triana antes vestían así, ellas querían ir arregladas y no sabían o no tenían qué ponerse, entonces se plantaban todo lo que tenían y el resultado era un estilismo lleno de colores y diferentes tejidos que solían complementar con un mantón de Manila", cuenta Pedro González, director artístico de Qlamenco. En base a esa idea, los 15 diseñadores que componen la asociación concibieron el vestido de La Santanita en 2021 y que cada año por Santa Ana desfila por las calles de Triana para la tradicional ofrenda a Santa Ana.

Un grupo de jóvenes ataviadas con el vestido de la Santanita en una caseta de la Velá de Santa Ana.
Un grupo de jóvenes ataviadas con el vestido de la Santanita en una caseta de la Velá de Santa Ana. / Juan Carlos Muñoz

Con algunas novedades en esta edición, la base del diseño está compuesta de dos piezas: falda y camisa blanca, complementado con corpiño, mantoncillo, mantón, enaguas adornadas con lazos, peinecillos, flores y abanico. Representación rica en simbolismo y tradición, este atendo busca reflejar la esencia del barrio sevillano de Triana. Los detalles ornamentales, como las enaguas adornadas, los peinecillos y las flores, añaden un toque festivo y colorido, esencial en la estética trianera. El uso de elementos icónicos, como la cerámica y el ancla, no sólo hace referencia a la herencia cultural del barrio, sino que también rinde homenaje a la Virgen de la Esperanza de Triana. Las azucenas, novedad en esta edición, simbolizan la pureza, refuerzan la conexión religiosa y tradicional del vestido, mientras que el cesto rememora la rica historia de la artesanía cestera. Además, los abanicos también son de mayor tamaño y se ha apostado por joyas antiguas de la firma Buhoneras.

Las modelos, con claveles y azucenas en la cabeza.
Las modelos, con claveles y azucenas en la cabeza. / Juan Carlos Muñoz

Como complemento, se mantiene el clásico chatelain, un broche que data del siglo XVIII y que se lucía en la cintura o en los bolsillos de las damas o caballeros, sosteniendo objetos cotidianos. Denominado chatelain o castellana, su nombre se debe a que hacía referencia a la señora del castillo, la encargada de las llaves. La asociación Qlamenco ha rescatado los chatelaines, diseñados por la firma de Fina Estampa, para simbolizar y reunir los elementos de la tradición cultural trianera y su aplicación a la moda.

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