Cómo sobrevivir a la Feria de Abril de Sevilla y no morir en el intento
Después de dos años de obligado parón, toca volver a poner en práctica los trucos del buen feriante, ese que llega al Real el sábado del pescaíto y tienen que echarlo de la caseta el día de los fuegos
El abecedario de la flamenca para ir a la Feria de Abril de Sevilla
Que este año hay ganas de Feria de Abril es una realidad que no podemos negar. Muchos afirmamos ver farolillos en todas las esquinas y, después de habernos estudiado el abecedario de la flamenca perfecta, ya sólo pensamos en estrenar lookazo de pescaito y enfundarnos por fin en ese traje de flamenca rojo que este año nos hemos animado a hacernos (años queriendo uno y ha sido la ausencia de Feria la que nos ha empujado a ello).
Sea cómo sea, le tenemos muchas ganas a la Feria de Abril que, como dice la sevillana, es como el sueño del año entero y después de dos años sin ella ese sueño por fin se hace realidad. Esta Feria de Abril vamos a tirar la casa por la ventana y para que todo marche según lo previsto, os traemos el manual para sobrevivir en la Feria sin morir en el intento (o muriendo, pero con opción a la resurrección).
Cuenta la leyenda que hubo una sevillana que fue todos los días a la Feria de Abril y no murió en el intento. Que estrenó la Feria un jueves de farolillos (así bautizó a la previa) y que la cerró la noche de los fuegos artificiales. Aunque eso fue antes de la pandemia, cuando la lozanía todavía le permitía vivir al límite y las nochecitas de desenfreno no eran tan de mañanitas de ibuprofeno.
El caso es que, tan grande fue su hazaña, que desde que lo consiguió, muchos se han interesado en saber sus trucos para lograr la misma proeza. Después de dos años de vacío legal en cuestiones feriantes (haberte jartado de rebujito en tu casa en los ficticios pescaítos no cuenta), hacemos acopio de la sabiduría feriante de que aquel ser de luz que consiguió sobrevivir a la Feria de Abril y no murió en el intento. A ver si se nos pega algo y el lunes de resaca no acudimos a la oficina siendo un zombi de The Walking Dead.
Cómo encontrar una caseta en la Feria de Abril
Acudir a la Feria de Abril no es algo aleatorio, se necesita una caseta donde comer, bailar y cantar. Un centro de operaciones que convertir en nuestra segunda casa (para muchos la primera). Después de años y años de lista de espera, es probable que todavía sigas sin una caseta y que Los jartibles sólo sea exista en tu feriante imaginación, pero no pasa absolutamente nada, al menos no para el autóctono.
La labia, la picardía y el reconocido don de gentes del sevillano le abrirán las puertas de todas las casetas (e incluso de las cas si luego se continúa la juerga). Hay porteros, sí, pero su bondad infinita y las altas capacidades de soborno que usted tenga son clave. Hable con el portero, ofrézcale tabaco, agua, rebujito, un piso en la playa y un chalé en La Palmera.
Una buena conversación -en la que se pregunte por hijos, perros y sobrinos-, acompañada de una amplia sonrisa, puede asegurarle tener caseta toda la semana. Si el portero en cuestión no sucumbe a tan suculentos chantajes, no lo dude y recurra al clásico mi prima está dentro, voy a buscarla y acceda a la caseta como Pedro por su casa con sus veinte colegas. Seguridad y convicción, esa es la clave.
Qué comer y beber en la Feria de Abril
Superado el trance de la caseta, toca enfrentarse a la bebida y la comida, cuestiones claves y preocupantes para todo feriante, sobre todo este año en el que todo apunta a que los precios estarán desorbitado.
Aunque la bebida preferida del sevillano suela ser la cerveza (y no nos bajamos del burro al afirmar que la Cruzcampo es la que está más buena), durante los días que dura la Feria de Abril se le permite la infidelidad.
Evite la manzanilla o el fino -si no quiere que al día siguiente un ser diminuto y porculero taladre su cabeza como si no hubiera un mañana- y recurra al clásico rebujito. Fundamental, hacerse con un catavinos en la primera caseta a la que entre y no soltarlo hasta el día de los fuegos artificiales. No es que vaya a evitarle una resaca galopante, es que le asegurará volver a entrar en la caseta en la que se coló; el catavinos es su salvoconducto. Además, las fotos para las redes sociales (bendito postuero feriante) quedan mucho mejor con catavinos que con vasito de plástico.
Cuando le toque comer -cada media hora desde que pise el Real-, no olvide su tortilla de patatas, con cincuenta tenedores (este año quizás haya que compartirla con más feriantes todavía, que la inflación se nota en nuestros bolsillos), su ración de choco frito y su tapa de croquetas del puchero. Conseguirá llenar el estómago para toda la semana y logrará estar impregnado del aroma propio de la Feria: eau de fritanga.
Es de vital importancia que olvide aquello de yo es que el rebujito me lo bebo como si fuera agua. Que sí, que está tan fresquito y tan rico que te puedes beber una jarra de una sentada, pero no el rebujito sólo ha visto el agua cuando fregaron la jarra, así que tire de botellita de agua para que su barriga y su cabeza no sufran demasiado.
Cómo dar con la clave a la hora de vestir para las mujeres
Nada suscita más interés en la Feria de Abril que la indumentaria. La propia @elshowdebriten lo ha expresado en su guía para que los madrileños vengan a la Feria, nunca verás a tantos guapos juntos. No es exageración, es la realidad. Algo tiene la Feria de Abril que todos estamos con el guapo subido, aunque puede que tenga mucho que ver con la indumentaria.
Si quiere sobrevivir y es usted una mujer, olvide eso de que respirar está sobrevalorado. Es cierto, ceñir el traje de flamenca hasta la asfixia (como muchas imploran a sus costureras) queda maravilloso en las fotos (cuánto daño han hecho las redes sociales). Pero, recuerde, en algún momento querrá sentarse, bailar una sevillana o responder a la llamada de la madre naturaleza.
Puede que las más jovencitas quieran renunciar a ello y que tengan muchas ganas de hacer amistades profundas en la cola del cuarto de baño pidiéndole a las compañeras de espera que bajen y suban sus cremallera. Las que arrastramos muchas ferias a nuestras espaldas lo tenemos claro: nuestro reino por ir al cuarto de baño sin tener que quitarnos el traje de flamenca.
Cómo vestir en la Feria de Abril, en el caso de los hombre
Si es hombre, no asuma que por ello lo tiene más fácil a la hora de vestir. Que la indumentaria aparentemente sencilla no lleve al error, un hombre tiene mucha más posibilidades de meter la pata en la Feria de Abril que cualquier otro ser humano. Las combinaciones las carga el diablo y la alegría feriante invita a la experimentación con los estampados.
No se convierta en el centro de atención de la pandilla (los amigos a veces son muy crueles y más con dos copitas de manzanilla) y procure no atentar contra la humanidad con un traje de mil rayas. Va a la Feria, no es usted Al Capone en el Chicago de los años 20. Evite mezclar los tonos alberos (dejemos que este color sólo sea la alfombra que pisemos en el Real) con cualquier color chillón de la gama cromática, la salud ocular de sus amigos lo agradecerá.
Cómo evitar ir a los 'cacharritos'
Fundamental y bajo ningún concepto se le ocurra ir a la calle del infierno. Su propio nombre lo indica, el demonio y su séquito de ángeles caídos esperan a todo el que ose cruzar Costillares. Es cierto que llevar años sin ir suscite curiosidad y cierta nostalgia, pero borre de su mente asomarse a los cacharritos. Si la suerte no le acompaña y sus retoños le obligan a ir, haga malabarismos, vístase de payaso o enseñe el culo en mitad de la caseta. Lo que sea para convencerlos de no adentrarse en el averno.
La cosa cambia en el caso de haber ligado en Feria, algo muy común y típico en esos días de hormonada alegría primaveral. Si ha habido cruce de miradas, enganche de flecos de mantoncillos en botones de chaqueta y un par de sevillanas, usted debe ponerle punto final a la Feria de Abril con su crush en la noria. Si la relación prospera, siempre podrán contar a sus nietos que el primer beso fue en la Feria de Abril en lo alto de la noria.
Si ha conseguido llegar al final del texto, ya se hará una idea de cuál es el verdadero secreto para sobrevivir a la Feria de Abril y no morir en el intento. Compartidas todas las claves de aquella sevillana que, según cuenta la leyenda, consiguió vivir la Feria, como dice la sevillana, los siente días, sólo cabe añadir los verdaderos secretos de la supervivencia feriante: tome un caldo -de los que abrasan la garganta- o un colacao al llegar a casa y meta sus pies en agua tibia con sal. A la mañana siguiente sentirá que ha vuelto a nacer.
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