La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
A la hora de establecer una rutina de belleza una de las prioridades es evitar o prevenir el envejecimiento facial. Aunque nos cueste reconocerlo, a partir de los 25 empiezan a aparecer los primeros signos de envejecimiento facial y mantenerlos a raya se convierte en nuestro principal objetivo. Al principio empiezan a aparecer delgadas líneas de expresión, casi imperceptibles que, con el paso de los años, se transforman en arrugas, pérdida de volumen densidad facial.
Entre los motivos que causan este envejecimiento facial hay que destacar que no todos son inevitables, ya que atienden a causas naturales y biológicas contra las que es imposible luchar. Aunque, si se tienen en cuenta algunos aspectos podemos controlar de forma natural los signos de envejecimiento facial.
Cada piel es diferente, tiene unas necesidades específicas y los cuidados diarios deben adaptarse a ellas. Pero hay algo común en todas, el deseo de retrasar la aparición de los signos de la edad. A la hora de establecer una rutina de belleza, además de un ritual e higiene facial, es recomendable tener en cuenta las necesidades de cada tipo de piel, pero hay una serie de pautas que son comunes a todas las pieles. Hablamos con la farmacéutica y experta en dermocosmética Rocío Escalante, titular de Arbosana Farmacia, que nos cuenta cuáles son los cinco activos que no deberían faltar en una rutina facial si queremos retrasar el envejecimiento cutáneo.
Es el antioxidante más conocido y uno de los más potentes. Además de proteger la piel de los radicales libres, estimula la síntesis de colágeno, fundamental para evitar la flacidez, y tiene acción despigmentante, así que ayuda a reducir y prevenir las manchas. Por otra parte, la vitamina C proporciona luminosidad y el tan deseado efecto buena cara. Escalante nos recomienda su uso por la mañana, aunque se puede usar también por la noche.
Pero la experta farmacéutica nos advierte e la existencia de dos tipos de vitamina C. "Por un lado, tenemos la vitamina C pura (ácido L-ascórbico), que es la más eficaz, pero también la más inestable e irritante. Por otro lado, nos encontramos con la vitamina C estabilizada, en la que se usan otros derivados del acorbato o del ascorbil fosfato, entre otros. Estos últimos suelen ser mejor tolerados, y más baratos, pero no son tan eficaces", advierte la experta.
También es importante ver la concentración de vitamina C que incluye un cosmético, de lo que dependerá su eficacia. "En farmacias encontramos productos con concentraciones entre el 5% y el 20%", explica.
Es el activo antiedad por excelencia, el que ha demostrado mejorar las arrugas, las manchas, el tono irregular, la falta de luminosidad, los poros dilatados la pérdida de firmeza. Cuando le preguntamos a Rocío Escalante sobre su funcionamiento nos advierte de que actúa como un peeling. "Su acción favorece la renovación celular, lo que puede provocar irritación al desaparecer la capa superficial de la piel, que es sustituida por una nueva. Se recomienda usar por la noche y, además, es aconsejable hidratar y proteger la piel del sol siempre que sigamos un tratamiento con retinoides", advierte la experta.
A la hora de aplicarlo, es importante saber que existen formas. Algunos como el ácido retinoico, sólo se pueden conseguir bajo prescripción médica. Sin prescripción podemos encontrar el retinol, el retinaldehido o el retinil, que son menos irritantes.
"Es importante que, antes de usarlos, conozcamos el umbral de tolerancia de la piel e introducirlos de forma progresiva, empezar con unas dos o tres veces a la semana y, según tolerancia, usarlos en días alternos", aconseja la experta.
Los alfa hidroxiácidos engloban a diversos ácidos. El glicólico, uno de los más conocidos y efectivos, el cítrico, el láctico y el mandélico. Tienen como función la exfoliación, renovando la piel, ayudando así a mejorar la textura de la piel, así como las arrugas y líneas de expresión y las manchas. Además, ayudan a mantener la función barrera, disminuyendo la pérdida de agua de la epidermis.
"Se pueden utilizar incluso en pieles con acné, rosácea o dermatitis, siempre que se haga bajo supervisión de un especialista. Aunque se pueden usar por la mañana y por la noche, en concentraciones elevadas sólo se usarán por la noche y protegiendo la piel del sol siempre", nos aconseja Escalante. Su eficacia, su modo de uso y su tolerancia dependen de la concentración, y el pH al que se formulen.
El ácido glicólico se suele recomendar para mejorar el acné y sus cicatrices, algunas manchas como el melasma y los lentigos solares, y tratar arrugas. Mientras que el ácido láctico tiene propiedades muy parecidas al glicólico, y se usa para tratar el acné, las hiperpigmentaciones o el envejecimiento incipiente. El ácido mandélico es menos eficaz pero se tolera mejor, así que en pieles sensibles es una buena opción.
Se trata de un activo imprescindible para mantener y reponer la hidratación de la piel, alisar las líneas de expresión y las arrugas, mejorar la elasticidad y estimular la síntesis de colágeno y elastina. Además, es el aliado perfecto para luchar contra la flacidez. Existen diversos tipos de ácido hialurónico, como el reticulado, el hidrolizado o el acetilado, entre otros.
Además, en función de su peso molecular, también encontramos diversos ácidos hialurónicos, de bajo peso molecular o de alto peso molecular. Todo ello, así como la concentración en la que se usa, determina su mayor o menor eficacia.
Con independencia de su tipología, se trata de un activo muy bien tolerado por todas las pieles y que se puede usar por la mañana o por la noche. "El ácido hialurónico forma parte de nuestra piel pero, con la edad, su capacidad de síntesis disminuye, lo que provoca las arrugas y la flacidez, así que es un buen activo para incluir en una rutina antiedad", explica Escalante.
Los péptidos son otros de los activos antienvejecimiento interesantes. Los péptidos son moléculas formadas por la unión de diferentes aminoácidos y estos, a su vez, son el componente básico de las proteínas.
Los péptidos están implicados en un gran número de procesos bioquímicos, transmiten información a las células, comunican a la epidermis con la dermis para que se regenere más rápido, estimulan los fibroblastos y favorecen la producción de colágeno, entre otros.
Con la edad, como sabemos, estas funciones se ralentizan. Entonces la cosmética con péptidos se utiliza para restaurar la piel, estimulando su renovación y regeneración, ayudando así a luchar contra el envejecimiento, y también como antiarrugas.
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