Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Emperatriz
El cambio de estación trae consigo una de las actividades más odiadas del universo: el cambio de armario. A pesar de que estamos encantadas de la vida de abrazar, por fin, las nuevas tendencias, ponernos a ordenar el armario es la peor de las torturas.
Ya nos vamos conociendo y tenemos preparados para la ocasión un armario la ropa de invierno y un armario para los monos y vestidos largos, pero a pesar de ello no siempre se nos da bien el cambio de armario. Al menos hasta el momento.
Con la decoración funcional en pleno auge y haciendo apología del orden en el espacio, las nuevas corrientes de life style nos dejan métodos fabulosos con los que hacer el cambio de armario y que éste siempre se mantenga ordenado. Nuestro último descubrimiento, el método 5D japonés, es todo lo que necesitas para hacer el cambio de armario con garantía de éxito.
El boom de la reconocidísima Marie Kondo no dejó indiferente a nadie: sus vídeos y su forma de ordenar traspasaron las barreras oceánicas y se implantaron en cada uno de los hogares del mundo. Pues bien, ahora, y también del país nipón, llega una nueva técnica de ordenar: las 5S.
Inicialmente, la técnica de las 5S nació con el objetivo de ser una herramienta para ordenar los espacios laborales. Sin embargo, tal ha sido su efectividad que no ha tardado en aplicarse al ámbito doméstico.
Pero, ¿qué son estas 5S? Se trata de los términos japoneses seiri, seito, seiso, seiketsu y shitsuke. Cada uno de ellos alude a una cualidad a la hora de poder organizar a la perfección un espacio (que finalmente consigue modificar también el espíritu), y se tienen que dar de forma ordenada tal y como están escritos.
El primer paso para obtener un orden total en nuestro hogar es discernir entre lo que necesitamos y/o queremos, y lo que no nos es útil. Para ello, el método de las 5S aconseja hacer varias pilas o montones de cosas en función de si las necesitamos a mano en ese momento, si son para otra época del año, si se van a donar o si, directamente, van a ir a la basura.
Este método dice que la clasificación debe ser decidida y rápida, como si fuera un acto reflejo. De esta forma, el resultado será una limpieza de objetos inservibles (o no necesarios en ese momento) que dejarán espacio para las cosas importantes.
Cuando se haya seleccionado todo lo necesario, será la hora de comenzar a ordenar. La idea es que se coloquen las cosas en función de su uso, de modo que, aquello que se utilice más a menudo, debe estar más a la mano.
El resto debe tener un orden fácil y lógico, de modo que se pueda acceder a ellos sin necesidad de estar quitando cosas de encima. De esta forma se elimina el ruido visual y se construye una estancia diáfana donde nada estorba.
El tercer paso de esta técnica es la limpieza del hogar. No hace referencia únicamente a la limpieza puntual y excesivamente meticulosa, sino que propone establecer una rutina diaria de limpieza que permita mantener la higiene de las habitaciones. Persigue llenar de buena energía los espacios y hacer un ritual en el que, a la vez que se limpia el hogar, se elimine la suciedad interna de las personas.
Después de la limpieza es importante dejar las ventanas abiertas para que corra el aire y, según apunta, también las buenas energías.
El penúltimo paso busca establece unos estándares a la hora de mantener el orden en casa, algo así como unas rutinas diarias de pocos minutos como recoger la ropa, ordenar la mesa de trabajo, etc, que permitan mantener en su lugar todo aquello que en fases anteriores se ha simplificado y organizado.
De esta forma de prolonga el orden obtenido en los pasos anteriores y se cuida la limpieza y el orden ya establecidos. Es una forma de preservar el bienestar personal al mantener los buenos hábitos.
Parte de la idea de que a través de la disciplina se cambian hábitos. El shitsuke es una extensión de la fase anterior, el seiketsu, pero con un mayor compromiso por mantener lo conseguido. Para ello, lo aconsejable es pautar tareas diarias, semanales y mensuales que contribuyan a preservar lo clasificado, ordenado y limpio.
Estos hábitos productivos logran que a partir de un compromiso personal y con el resto de miembros del hogar se siga manteniendo el orden y la metodología.
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