El deseo sexual aumenta en verano, ¿mito o realidad?

Analizamos con Rosa Navarro, sexóloga de Diversual qué hay de verdad y qué no en esta afirmación

Orgasmo femenino: ¿Se fingen más o menos que antes?

Fotograma de la película 'Dirty Dancing', donde dos jóvenes viven un intenso y apasionado amor de verano.
Fotograma de la película 'Dirty Dancing', donde dos jóvenes viven un intenso y apasionado amor de verano. / M. G.
M. A.

16 de junio 2023 - 08:00

Cuando calienta el sol aquí en la playa... El inicio de esta popular canción de Los Panchos invita a pensar en verano, calor y revolución hormonal. Todo eso unido a la firme creencia de que en verano el apetito sexual y, por ende, las relaciones sexuales aumentan de manera exponencial. Más orgasmos (no sabemos si de mejor calidad) es lo que se le presupone al verano, aunque la sexóloga Rosa Navarro, de Diversual, charla con nosotros para dilucidar dónde acaba la realidad y dónde empieza el mito en la tan manida afirmación: el deseo sexual aumenta en verano.

!Es muy común asociar el verano con un aumento del deseo y de las relaciones sexuales. Es una creencia que está bastante extendida, pero no hay una evidencia científica que relacione de forma directa deseo sexual y verano. Lo que sí que tenemos son algunos elementos de esta época del verano que pueden justificar que en esta época sintamos más predisposición a practicar sexo", explica Rosa Navarro.

Por ejemplo, uno de los factores que pueden hacer que nos sintamos más activos es la cantidad de luz solar que recibimos. La mayor cantidad de luz del sol actúa aumentando la producción de vitamina D, que a su vez eleva algunas hormonas implicadas en la función sexual, como la testosterona. Hay estudios que relacionan la cantidad de vitamina D en sangre con el nivel de testosterona, una baja cantidad de esta vitamina se ha asociado también con un funcionamiento sexual deficiente.

"Otro de los motivos puede ser el nivel de relajación que solemos tener durante el verano, gracias al periodo vacacional. Nos liberamos de las preocupaciones laborales y tenemos más tiempo de ocio, y eso se relaciona con una mejora en nuestro estado de ánimo y sobre todo una reducción del estrés. Nuestro cuerpo reacciona ante el estrés inhibiendo y empeorando el funcionamiento sexual, por lo que controlar esto va a ser beneficioso para nuestro deseo y nuestras ganas de practicar sexo", continúa la sexóloga.

Algo ya más relacionado con nuestro comportamiento es el hecho de que tenemos más tiempo libre, socializamos más e incluso cambiamos nuestro aspecto a la hora de vestir. Al final los sentidos son un aspecto muy importante en nuestra sexualidad, y el poder interactuar más con la visión y el tacto con el cuerpo de la otra persona puede darle un pequeño empujón a nuestra imaginación y deseo.

¿Hay diferencia entre el verano de países templados o fríos con temperaturas elevadas con países de clima cálidos o tropicales con veranos con temperaturas más extremas?

Como decíamos, lo que parece influir en ese cambio en nuestra libido es más una cuestión de una mayor exposición a la radiación ultravioleta de la luz solar. Más allá de eso, en países en los que haya climas más moderados durante el verano, es probable que sea más fácil pasar más tiempo socializando. En un país de clima tropical con temperaturas muy extremas, al final es lógico que no apetezca tanto estar practicando actividades y seguramente nos afecte incluso a lo motivados que estemos para tener sexo. A nadie le suele parecer excitante tener una relación sexual en la que nos falte la respiración por el calor extremo

¿Hay diferencia entre si estás trabajando o de vacaciones?

A la hora de vivir y experimentar nuestra sexualidad algo que nos suele afectar mucho es nuestro estado de ánimo. Las preocupaciones del trabajo en muchas ocasiones pueden terminar alterando nuestro deseo, por ejemplo. Por eso, no es muy descabellado pensar que esta época de vacaciones va a conllevar una relajación al vernos liberados de las obligaciones y la presión laboral. Y esto seguramente se puede traducir en una mejora de nuestra libido, pero siempre va a depender de cada persona y de otros muchos factores.

¿Hay diferencia entre el lugar donde vivas? (ciudad, población más pequeña, cerca de la playa, entorno rural…)

Viendo que lo que puede afectar a la libido es una mezcla de factores en los que hay cierto componente social, el lugar dónde nos pille el verano puede tener cierto peso. Pero al final es teorizar sobre algo muy concreto, y como sabemos en el deseo participan muchísimos elementos y sobre este dato en concreto tampoco hay una información clara.

¿Hay diferencias entre personas de distintas edades? ¿Por qué?

Al igual que con el tema de vivir en un sitio u otro, no hay algo que relacione directamente el verano, la edad y la cantidad de deseo que se tenga. Al fin y al cabo, la conducta sexual sí que sigue una serie de patrones, pero es algo muy individual que se adapta a la edad y situación individual de cada persona. Más que a la edad en sí, una mayor libido o facilidad para tener relaciones sexuales se puede achacar a cómo viva esa persona en concreto este periodo.

¿Cómo aprovechar el verano para elevar el deseo sexual?

Como en cualquier época del año, podemos realizar acciones conscientes para elevar nuestro erotismo. Aprovechando que tenemos más tiempo libre podemos planificar más momentos eróticos con contextos más elaborados con elementos que nos motiven especialmente como la música, las velas… También podemos recurrir a la literatura erótica o la escucha de relatos eróticos. Ojo, en pareja también puede ser una práctica muy estimulante.

  • Fantasear es una buenísima forma de avivar el deseo. El verano y todo lo que le rodea puede ser un punto de partida para construir fantasías que nos sirvan para (re)activar la libido o elevarla imaginando historias eróticas que nos sirvan para elevar la excitación en el momento del sexo o simplemente estimular la mente de forma que está más receptiva a cualquier estímulo erótico.
  • Hay que tener en cuenta que casi cualquier idea o plan es aplicable para elevar el deseo sexual individual o en pareja. Los momentos de placer en solitario no tienen por qué ser rápidos y/o menos elaborados. El verano y las vacaciones puede ser la época ideal para dedicarse más tiempo, ese que parece que no tenemos durante el resto del año, y mimarse, quererse, cuidarse.
  • Tanto a nivel individual como acompañados podemos aprovechar si tenemos más tiempo para probar a descubrir nuevas formas de estimulación, pero también para probar nuevas prácticas. Con el ritmo que llevamos en nuestro día a día, es probable que nos centremos en lo que sabemos que nos gusta, nuestra postura, técnica o práctica preferida. Vamos muchas veces a lo seguro, sin pararnos mucho en explorar otro tipo de zonas erógenas, diferentes maneras de tocarnos y darnos placer, otras posturas, otras prácticas…
  • Podemos aprovechar si tenemos más tiempo libre para tomarnos un momento en analizar cómo nos damos placer y marcarnos como objetivo empezar a jugar con zonas erógenas en las que no solemos detenernos. Preparar un momento tranquilo y decir: hoy voy a dedicar todo este rato a estimular pechos, ano, etc. Incluso jugar con el tema de la exposición a elementos como el agua del mar o la piscina, la arena, etc. Darnos un momento para sentir como estos elementos entran en contacto con nuestro cuerpo es una buena forma de conectar con nuestro erotismo.
  • Tanto en pareja como en solitario, los juguetes y la cosmética erótica que juega con las temperaturas son una opción muy interesante para soportar mejor el calor durante la época estival. Hay lubricantes con efecto frío qué ofrecen sensaciones muy agradables que se agradecen mucho cuando el calor aprieta. Además, existen juguetes como los consoladores o dildos fabricados en cristal o metal que podemos enfriar antes de su uso.
  • Otra buena idea para parejas es combatir las altas temperaturas compartiendo una ducha o baño juntos. También podemos incorporar a nuestras experiencias acuáticas, juguetes eróticos gracias a que hoy día existen vibradores, succionadores y otros estimuladores totalmente sumergibles.
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