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Nicolás Montenegro: "Mi sueño es vestir a Penélope Cruz"

El diseñador celebra su segundo aniversario con su firma independiente y presenta su colección más ambiciosa

Nicolás Montenegro presenta en Sevilla su colección más ambiciosa con una cena-desfile

Nicolás Montenegro en la presentación de su colección 'Sucedió en Sevilla'. / Juan Carlos Muñoz

En la vida de Nicolás Montenegro (Lantejuela, Sevilla, 1989) no hay lugar para el descanso. Inquieto y muy activo, el joven diseñador sólo se permite un respiro después de un duro trabajo. Por eso, tras presentar su colección Sucedió en SevillaSucedió en Sevilla se regala un día de descanso en su tierra natal junto a los suyos, por eso nos atiende para esta entrevista desde el coche, con el manos libre y con ganas de contar todo lo bueno que le ha sucedido en los dos últimos años.

Con una carrera meteórica, Nicolás Montenegro acaba de celebrar su segundo aniversario como diseñador independiente. Después de haber trabajado para Max Mara o Dolce & Gabbana y haber estudiado en Milán Diseño de Moda en el Instituto Marangoni, Montenegro se ha convertido en el diseñador de cabecera de Rossy de Palma, Cristina Castaño, Manuela Villena o Nieves Álvarez, a quien vistió para las Campanadas.

Con una visión muy internacional de hacer moda, Montenegro no sólo es profeta en su tierra, también demuestra que Andalucía es más que lunares y volantes y que la recompensa llega para aquel que sabe hacia dónde se dirige y no deja de trabajar para conseguirlo. Sobre eso y todo lo vivido en los dos últimos años hemos hablado con el diseñador del momento.

-Acaba de presentar Sucedió en Sevilla en esta misma ciudad, ¿cuántas veces le han dicho por qué Sevilla y no Madrid?

-Es la pregunta que más me gusta contestar. Tenía muchas ganas de presentar esta propuesta en Sevilla porque quiero demostrar que Sevilla no es sólo volantes, aquí también se hace otra moda muy interesante. Tenemos que empezar a valorarnos y salir de los estereotipos. Somos flamencos, sí, pero también somos cosmopolitas.

-Fernando Claro, Leandro Cano y ahora usted han presentado en Sevilla sus nuevas colecciones esta primavera y con iniciativas muy novedosas. Hay vida después de los lunares.

-En mis inicios he trabajo con firmas internacionales y ahí me daba cuenta que una persona de Sevilla estaba haciendo prendas a nivel internacional. Eso me hizo pensar que debía abrirme al mundo desde mi propia localidad. ¿Cuántos diseñadores presentan sus colecciones en grandes eventos en Madrid? Ahí es muy complicado diferenciarte entre todas las propuestas. Al presentar mi colección en Sevilla es una forma de diferenciarme y de darle valor a la moda andaluza, que siento que está mal orientada y enfocada. En Andalucía hay infinidad de espacios espectaculares en los que organizar eventos relacionados con la moda. Hay que aprovecharlos y no esperar a que firmas internacionales lo hagan cuando nosotros somos perfectamente capaces de hacerlo.

-Una colección 360 con más de un centenar de piezas... ¿cómo se trabaja una colección tan compleja?

-Mi cultura en la moda es 360 porque es la manera en la que se trabaja a nivel internacional. Un diseñador tiene que ser capaz de hacer un abrigo para un look de diario, pero también un vestidazo de red carpet. Tienes que tener la capacidad, además, de hacer piezas que sean versátiles, que lo mismo se la ponga Bad Gyal o que la luzca Nieves Álvarez. La actitud de la mujer que lleve la prenda es la que le dará un sentido u otro.

"Un Valentino se lo quiere poner todo el mundo y esa es la clave en la moda"

-¿Qué tiene el estilo Montenegro para conquistar a mujeres con estilos tan diferentes como Rossy de Palma, Bad Gyal, Manuela Villena o Nieves Álvarez?

-La moda tiene que estar por encima de los estereotipos. Un Valentino se lo quiere poner todo el mundo y esa es la clave en la moda. Es lo que trato de hace con mis propuestas.

-Ha asegurado haber estado viendo el Gran Poder con un Excel abierto para ultimar los detalles de la colección. ¿No hay tiempo para el descanso en la vida de Nicolás Montenegro?

-Uno no se puede dormir, hay que estar trabajando todo el rato. Me he pasado toda la Semana Santa de balcón en balcón ultimando los detalles de la colección, me decían que si estaba loco. No creo en el factor suerte, hay que trabajar mucho para conseguir los objetivos que uno se propone, aunque ello implique no parar nunca.

"Si eres bueno en tu trabajo la gente de busca, da igual dónde estés"

-Acaba de celebrar su segundo aniversario como diseñador independiente y es uno de los más aclamados, pero su camino ha sido a la inversa, se fue y el éxito le vino al volver a casa,

-Todo el mundo me pregunta que por qué me volví a Sevilla si estaba trabajando con los mejores. Tenía la posibilidad de tener voz en mi tierra y quería hacerlo. No es necesario irse a Milán para vender de forma internacional porque ya lo hago. Con la tecnología que hay en la actualidad puedes vender desde cualquier parte del mundo. Si eres bueno en tu trabajo la gente de busca, da igual dónde estés.

-¿Es necesario irse fuera para alcanzar el éxito?

-En Sevilla no estamos bien enfocados a la hora de hacer o plantear la moda. Doy clase en distintas universidades y muchas veces me enfado porque los programas plantean cuestiones que luego no sirven, que no se adaptan a lo que hay en la calle, a la realidad. En la Universidad de Osuna, sin embargo, el director apoya mis teorías. Si tienes la experiencia, vamos a llevar a cabo tu proyecto, me suele decir. En ese sentido noto mucho la diferencia con la formación que hay fuera de aquí. Cuando estaba en la Universidad trabajaba mano a mano con los diseñadores. Max Mara o Antonio Marra venían a las clases a enseñarnos, a compartir sus experiencias con el alumnado. Estoy luchando para que eso se dé aquí también, que el que quiera irse fuera a estudiar sea por ver mundo o por completar su formación, no porque aquí esté obsoleta.

-¿Cómo se digiere ese éxito y cómo se sigue trabajando para mantenerse ahí y, además, seguir creciendo?

-Muchas veces no soy consciente. Pienso en mi tierra, en mi familia, ellos son mi apoyo, los que siempre me tiran para abajo y me ponen los pies en el suelo. En los Goya, por ejemplo, mi madre lo primero que me dijo fue que pusiese los pies en la tierra, luego me dijo que le encantaba todo lo que había hecho. La vida tiene que ser llana, sencilla, y por eso siempre me gusta estar en mi tierra, con mi familia y con mis amigos de siempre.

-¿Cuál es su próximo sueño por cumplir?

-Sueño con vestir a Penélope Cruz o Kate Balnchet.

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