Si eres estudiantes de la Universidad de Sevilla, esta leyenda te sorprenderá

Escultura de la diosa Fama
Escultura de la diosa Fama / Universidad de Sevilla

Quienes hayan pasado por la Universidad de Sevilla sabrán que la diosa Fama forma parte del emblema de esta institución y que, además, es la escultura que se encuentra en la puerta principal del actual Rectorado, antes la antigua Fábrica de Tabacos de la hispalense. La Fama, que encarna la voz pública, está representada en una figura femenina, en una doncella, dotada de alas de águila y tocando una trompeta es una alegoría del éxito, de la proclamación de las bondades y verdades.

La diosa Fama

La Fama como divinidad, aparece ya en la literatura griega del siglo VIII a. C., en escritos de Hesiodo y Homero. Hesiodo, (Trabajos y días), concluye que ella es un dios. Homero, (Iliadacanto II) dice que es la mensajera de Zeus. De ella también habarían Virgilio u Ovidio.  Casi todos los autores latinos, de una u otra manera, hablaban de ella en sus escritos, entendiendo que consistía en la cualidad moral que toda persona posee para asumir decisiones en momentos difíciles y poder así esquivar a la aciaga Fortuna, mediante el esfuerzo, el coraje, la valentía o la voluntad.

Federico Revilla, en su Diccionario de Iconografía, sostiene que Fama es la mensajera de Júpiter y por tanto préstamos de algunos elementos icnográficos de Mercurio, quien tenía asignada esa función de comisionado.

La leyenda de la escultura

Aunque muchas personas conozcan esta escultura que toca la trompeta en las puertas del Rectorado, no todo el mundo conoce que detrás de ella hay una historia misteriosa relacionada con el edificio en el que está.

Cuenta la leyenda que cuando las cigarreras entraban en la Real Fábrica de Tabacos para liar los cigarrillos, se escuchaba el sonido de una trompeta. Estas mujeres aseguraban que era la propia estatua haciendo sonar el instrumento que tiene entre sus manos. También hay una leyenda que asegura que la trompeta solo sonaba cuando pasaba por su lado una mujer.

Sea cierta esta historia o no, la estatua no pasa inadvertida para quienes tienen la suerte de pasar por su lado y conocen la leyenda, suene o no su trompeta.

 

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