¿Qué hace un trozo del Muro de Berlín en Isla Mágica?

El Muro cayó hace casi 35 años y sus trozos están repartidos por medio mundo, uno de ellos en Sevilla

Seis palabras que en Sevilla se dicen mal pero seguimos usando

El Muro de Berlín en Isla Mágica
El Muro de Berlín en Isla Mágica / Blog Pasaporte 92

El Muro de Berlín es quizás uno de los símbolos más reconocibles y asociados a la segunda mitad del siglo XX, como representante de la Guerra Fría y la división mundial en dos bloques. Su caída, que se produjo el 9 de noviembre de 1989 dio paso al fin del Telón de Acero y propició la reunificación alemana al año siguiente. Los fragmentos de este muro, que estuvo en pie desde 1961, terminaron en distintas partes del mundo, desde museos y colecciones privadas a parques de atracciones. Este último es posiblemente uno de los lugares más curiosos e inesperados en los que encontrarse un trozo del muro que dividió la capital alemana, pero es lo que los visitantes pueden ver en el sevillano parque de atracciones, Isla Mágica.

Un trozo del Muro de Berlín en plena Isla Mágica

La Puerta de Branderburgo en la época del Muro de Berlín con un cartel en el que pone "¡Atención! Está saliendo de Berlín Oeste".
La Puerta de Branderburgo en la época del Muro de Berlín con un cartel en el que pone "¡Atención! Está saliendo de Berlín Oeste". / Efe / Archivo

Isla Mágica es el hogar de uno de los fragmentos de muro que en su momento separaron Berlín Este (como parte de la RDA) y Berlín Oeste (en la RFA, cuya capital en aquel momento era Bonn). Los motivos por los que está ahí se remontan a apenas dos años después de la reunificación de Alemania, cuando en Sevilla se celebró su Exposición Universal en 1992

Ese año el pabellón alemán contó con varios trozos del Muro de Berlín y al terminar la Expo’92 el gobierno alemán donó uno de estos fragmentos a Cartuja 93. De ahí pasó a Isla Mágica, parque al que fue donado para que los visitantes pudieran verlo.

Cuando el fragmento del muro llegó a la ciudad, en él podían leerse frases como "No Europe with Berlin" ("No hay Europa con Berlín"), que ya son difíciles de leer por la mella que ha hecho en el material el paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas, así como las pintadas que han manchado el hormigón a posteriori. En el parque está acompañado por un cartel en el que se puede leer "Fragmento del Muro de Berlín. Derribado en 1989 por la libertad y hermandad de los pueblos, traído a Sevilla por el pabellón de Alemania con ocasión de la Exposición Universal de Sevilla 1992".

En 1992 el pabellón alemán expuso otras cuatro piezas, que presuntamente formaron parte también del Muro, que no llegaron a salir de la provincia, siendo enviados a Utrera. Sin embargo, hay teorías que dicen que la única pieza que realmente formó parte del Muro de Berlín es la que se encuentra en Isla Mágica. 

Sevilla y Utrera no son las únicas ciudades españolas que conservan, mejor o peor, parte de este elemento arquitectónico que fue ejemplo claro de la división europea en la segunda mitad del siglo XX y que dio paso a una capital reunificada pero idiosincrática. Trozos del Muro de Berlín también pueden verse en Madrid, Redondela (Pontevedra) o Zuasti (Navarra). Originalmente, el Muro de Berlín fue una pared de hormigón que tenía entre 3,5 y 4 metros de altura. La zona que recibió el apodo de 'franja de la muerte', llegó a tener 43 kilómetros de longitud. En esta área, el muro estaba protegido por un foso, una alambrada y una carretera en la que circulaban vehículos militares a diario, con vigilancia durante las 24 horas del día, lo que complicaba la huida. Desde Disfruta Berlín recuerdan que unas 5.000 personas intentaron cruzar el Muro de Berlín entre los años 1961 y 1989, de las cuáles 3.000 fueron detenidas y un centenar murieron en el intento. 

En el año 1989 se produjo el desmantelamiento de la valla eléctrica que separaba Hungría y Austria. Esto llevó a que una gran cantidad de refugiados alemanes del este llegaran hasta Hungría y dio pie a cambios políticos a ambos lados del muro. El 9 de noviembre de ese año se anunció de forma “confusa”, según Europeana, que los ciudadanos de Alemania del Este podían salir del país sin tener una autorización particular para ello, lo que llevó a que muchos alemanes se dirigieran al Muro y que los guardias terminaran abrierando las fronteras.

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