Tres alcaldes de Sevilla con Ángela de la Cruz

calle rioja

30 de octubre 2024 - 03:08

ángela Guerrero González, Ángela de la Cruz, sigue haciendo milagros. En la presentación del libro de Gervasio Iglesias Ángela (El Paseo) coincidieron tres alcaldes de Sevilla que representan la última década de municipalismo de la ciudad. Por orden cronológico: Juan Espadas, Antonio Muñoz y José Luis Sanz, el regidor actual. Espadas se fundió en un abrazo con el actor Antonio Dechent, que se convirtió por exigencia del guion en el concejal Manuel Jiménez Tirado que en el pleno celebrado en el Ayuntamiento de Sevilla el 5 de marzo de 1932, tres días después de la muerte de la fundadora de las Hermanas de la Cruz, pronunció unas palabras que en boca del actor sonaban al “España ha dejado de ser católica” de Manuel Azaña, pero Sevilla es de Sor Ángela.

“Este acto que hoy y aquí proponemos no significa en absoluto renuncia alguna a nuestro más firme ateísmo, ni menoscabo alguno a nuestra más feroz crítica a la Iglesia católica, eje y fundamento de la gran mayoría de los males que asolan a nuestro país…”. Para añadir una adversativa fundamental. “Pero reconocemos en la ciudadana María de los Ángeles Guerrero González… Ángela… Ángela de la Cruz, unos valores excepcionales que yo, he de decir personalmente, no he encontrado jamás a lo largo de mi vida en cualquier otra persona”. El concejal que pronunció las palabras a las que le dio voz Dechent participó con Blas Infante en la redacción del Estatuto Andaluz que la guerra convirtió en papel mojado y sería fusilado en 1942. En la novela, Gervasio Iglesias le cambia el nombre por el de Alfredo Valenzuela.

Antonio Muñoz, que sustituyó a Espadas en la alcaldía, aparece en el capítulo de agradecimientos de esta novela ambientada en el día de la muerte de Ángela de la Cruz y las tres jornadas siguientes. Junto a Mariam González, facilitaron al autor de la novela las pistas para componer el personaje de este concejal de la Coalición Republicano-Socialista que ganó las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 y que precipitaron la salida del rey Alfonso XIII y la proclamación de la Segunda República.

La zapatera que trabajaba en el taller de Antonia Maldonado de la calle Huevo (hoy Fejóo, por el dominico gallego) vivió dos derrocamientos reales. Cuando la monja tiene 22 años, Prim, Topete y Serrano con la Revolución Gloriosa le ponen fin al reinado de Isabel II, la hermana de la infanta María Luisa, esposa de Antonio de Orleans y personaje fundamental en los dos libros que han aparecido sobre Santa Ángela de la Cruz, el de Gervasio Iglesias y el de Gloria Gamito, Santa Ángela y la sabiduría de la Cruz.

A Muñoz le sucedió en la alcaldía de Sevilla José Luis Sanz, que llegó después de atravesar la cantidad de gente que se daba cita en las casetas de la Feria del Libro el pasado domingo. Tuvo que sortear la cola que en la caseta 26 había para que Gloria Gamito firmara ejemplares de su libro. Uno fue para un lector de Lopera (Jaén), curiosamente el pueblo donde nació la actual Madre General de las Hermanas de la Cruz y también la patria chica del periodista Alfredo Valenzuela, préstamo nominal al concejal republicano-socialista que como el autor de Angela no creía en Dios, pero sí en Ángela. Gervasio cuenta el sueño que la monja tuvo con Cristo crucificado y la cruz vacía. No creer en Dios pero creer en Ángela es un silogismo en bárbara, en Sor Bárbara de la Giralda para ser más exactos, por citar a la religiosa hija del segundo campanero de la Giralda cuyos restos fueron llevados al monasterio de San Clemente.

Además de Espadas, Muñoz (dos ex alcaldes convertidos por la política en jefes de la oposición) y Sanz hay un cuarto alcalde en esta historia. En la bibliografía del libro de Gloria Gamito hay un reportaje de esta periodista de mayo de 2003 titulado “Sánchez Monteseirín: debería llamarse Santa Ángela de Sevilla”. El alcalde más longevo de la ciudad (1999-2011) es un político de convicciones, en la línea de Bernanos, Maritain o Peces-Barba. De hecho, aparece entre las personas con las que habló el teólogo e historiador Julio Jiménez Blasco para su biografía del cardenal Bueno Monreal, el que sucedió en la diócesis al cardenal Segura, para alivio de los jóvenes que tenían prohibido el baile agarrado y los seminaristas que jugaban al fútbol con sotana. Bueno Monreal fue alumno en Derecho de Julián Besteiro, el socialista que murió en la cárcel de Carmona.

Cuando Gervasio descubrió la gigantesca figura de Ángela Guerrero, pensó con su compañera Ana López Sousa en hacer una serie. Pidió una entrevista con la superiora, que lo recibió con los brazos abiertos. Le agradeció el interés, pero le puso un obstáculo insalvable: ninguna otra persona podía hacer de Ángela de la Cruz. El productor se olvidó de la serie y se centró en la novela. María Galiana, que participó en la presentación, contó que ella sí llegó a hacer de Santa Ángela. Fue en el otoño de 1982, con motivo de la visita de Juan Pablo II a Sevilla para la beatificación de la monja que fundó un convento en un corral de vecinos. En un programa del padre Javierre, biógrafo de Ángela de la Cruz, María Galiana le puso voz a la fundadora del Instituto de Hermanas de la Cruz. El Papa polaco llegó en plena transmisión de poderes de Leopoldo Calvo-Sotelo a Felipe González y celebró una misa multitudinaria en la calle del Infierno, Dante con cacharritos.

No es raro el caso de directores de cine que hayan escrito novelas (o a la inversa): Gonzalo Suárez, Manuel Gutiérrez Aragón (participó en un coloquio con Rafael Cobos, guionista de las películas que dirige Alberto Rodríguez y produce Gervasio Iglesias), David Trueba, Ray Lóriga. Lo de los productores es menos frecuente. Hay algún productor, como Elías Querejeta, que llegó a los tribunales con un novelista, Javier Marías, por la adaptación cinematográfica que su hija Gracia Querejeta hizo de la novela Todas las almas.

Tres alcaldes con Ángela de la Cruz. El año que nace, 1846, llega a la alcaldía de Sevilla José María Ybarra y Gutiérrez de Caviedes, que ese mismo año aprueba la normativa de la Feria de Abril que un año después, con el empresario catalán Narciso Bonaplata, se pondrá en marcha en el Prado de San Sebastián. Cuando muere la religiosa 2 de marzo de 1932, el alcalde era el extremeño José González y Fernández de la Bandera. Del Partido Liberal de Borbolla se pasó al Republicano Radical de Martínez Barrio. Queipo de Llano lo presentó ese mismo año como artífice de haber frenado el golpe de Sanjurjo de 10 de agosto de 1932 y justo cuatro años después, por orden expresa del militar faccioso, fue fusilado en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona junto a Manuel Barrios Jiménez, Fermín de Zayas, Emilio Barbero y el notario Blas Infante.

Marzo de 1932 fue un mes trepidante en Sevilla. El 2 de marzo muere Ángela de la Cruz. Se forman enormes colas para despedirla. El 5 de marzo el Ayuntamiento republicano le rinde público tributo. El 17 de marzo se celebra en Sevilla el congreso del Partido Comunista de España que elige nuevo secretario general al macareno Pepe Díaz, congreso en el que Alberti recita un poema a la Macarena. El 24 de marzo, Jueves Santo, la Estrella es la única hermandad que sale esa Semana Santa. María Galiana conoce bien la historia. Blas Medina, hermano de su madre, era el hermano mayor de la Valiente.

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