Los espacios que nos habitan
Salir al cine
Llega a Movistar+ 'Arquitectura emocional 1959', con el que Elías León Siminiani ha ganado el Goya al mejor corto de ficción. Nueva edición remasterizada de 'Il Casanova', de Nino Rota, una de las mejores bandas sonoras de todos los tiempos.
La resaca de la gala de los Goya del pasado sábado apenas nos estimula lo justo para repescar alguna de las películas premiadas en categorías secundarias que no habíamos visto hasta ahora.
Es el caso de la ganadora al mejor cortometraje de ficción, Arquitectura emocional 1959, del no precisamente joven, prometedor o debutante Elías León Siminiani, veterano ya en el concurso de esta categoría (Los premios) y cineasta en constante proceso de búsqueda que ha transitado sin reparos del formato breve al largometraje, del documental (Apuntes para una película de atracos) al fake (Síndrome de los quietos), de la auto-ficción enmascarada (Mapa) al true crime en serie para la televisión o las plataformas (El caso Asunta, El caso Alcàsser, 800 metros), siempre con una clara voluntad reflexiva que trasciende géneros, lenguajes y narrativas mezclando sin jerarquías materiales y discursos de origen diverso.
Arquitectura emocional 1959, que pueden ver ahora en Movistar+, nos traslada al Madrid de la fecha de su título para narrar una historia de amor estacional entre dos jóvenes estudiantes universitarios. Pero tratándose de Siminiani, el rodeo o el desvío sobre las convenciones del género romántico con trasfondo histórico están garantizados. De nuevo es una voz narradora omnisciente, irónica y externa (la del propio autor) la que dirige, puntúa, controla y manipula a su antojo un relato hecho de retazos ficcionales autoconscientes, material de archivo documental y fotográfico de aquella época, líneas, vectores y rótulos trazados sobre la imagen y también documentos, mapas y planos arquitectónicos y urbanísticos que sitúan y guían esta pudorosa love story de juventud en tiempos de castidad y compostura moral entre la hija de un notario que vive en un piso de lujo de un barrio noble del centro de la capital y el joven tímido que la corteja a la salida de clase para volver cada día a su modesta vivienda protegida en la ampliación norte del Paseo de la Castellana, a la sazón dos edificios dispares diseñados por un mismo arquitecto, Secundino Zuazo, llamado a ser el gran constructor del desarrollo de Madrid y luego caído en desgracia como consecuencia de su pasado republicano y sus afinidades comunistas.
La diferencia de clases y sus convenciones sociales, el intercambio de roles entre el compromiso político burgués y el complejo de inferioridad, el desarrollo urbanístico y arquitectónico de la capital durante franquismo, la anécdota del fugaz paso del Ché Guevara por la ciudad, el escrutinio de los lugares y su huella a través del tiempo y una relación furtiva cuajada entre los espacios públicos (las calles, el parque del Retiro) y privados (el montacargas y la escalera de servicio del edificio noble) hacen de este corto un lúdico ejercicio de formas mutantes encabalgadas que busca el efecto de construirse ante los ojos y oídos del espectador, un artefacto autorreflexivo que encierra una mirada política bajo el pretexto de un estudio de las arquitecturas y los espacios urbanos como ámbitos de la memoria sentimental.
Volver a ‘Il Casanova’, la obra maestra de Nino Rota
Son ya cuatro las ediciones de referencia de la mítica banda sonora de Il Casanova de Fellini de Nino Rota, posiblemente una de las mejores de todos los tiempos. La original de 1976 con 13 cortes editada por el sello italiano CAM; otra ampliada de 1997 en el mismo sello con 19 temas, seis de ellos tomas alternativas; una tercera de 2018 (Music Box) que incluía ya en dos discos la práctica totalidad del material grabado; y esta cuarta remasterizada y con 27 pistas que se suma a la impagable labor de recuperación del archivo CAM Sugar en CD y vinilo, con nuevos diseños y empaquetado y distribución de Decca.
Lejos aquí de los aires circenses y chaplinianos de colaboraciones previas, Rota traducía musicalmente el aire onírico y fantasmal de una Venecia imaginada entre las sonoridades cristalinas, ecos clásicos del XVIII y una electrónica insólita en su paleta, haciendo moverse al personaje interpretado por Donald Sutherland entre gestos mecánicos y automatismos. De los rítmicos temas y variaciones del Uccello magico o la Poupée automate a la nana cantada Pin Penin, de la obertura entre la bruma a la reinvención operística del Intermezzo della Mantide Religiosa, la de Il Casanova es la banda sonora más inspirada, misteriosa, experimental y creativa del maestro, un auténtico goce sensorial, instrumental y melódico.
El estreno de la semana: ‘Ellas hablan’
A Sarah Polley la descubrimos en El dulce porvenir de Egoyan. Luego la seguimos en títulos como Mi vida sin mí, de Coixet, y más tarde descubriríamos que era, además, una estupenda directora (Lejos de ella, Stories we tell). Ahora se ha colado en la carrera por el Oscar con Ellas hablan, un alegato #metoo en clave de época que nos lleva a una colonia religiosa en Bolivia donde las mujeres luchan por recuperar su fe tras una serie de agresiones sexuales.
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