Ruta por los cerros del Aljarafe: del mirador de Santa Brígida al yacimiento del Carambolo

Una interesante ruta en las proximidades de Sevilla capital. Arranca en la Isla de La Cartuja y recorre algunos de los pequeños cerros que dominan el Aljarafe, como el cerro de Santa Brígida o el del Carambolo. Avanza por una zona con un rico patrimonio histórico, a la vez que sorprende por las buenas panorámicas que ofrece del valle del Guadalquivir.

No se trata de un trazado excesivamente complicado, pero presenta un perfil bastante ondulado. En total, son algo más de 18 kilómetros de distancia, aunque se puede modificar y recortar según interese. Eso sí, abarca zonas con muy poca sombra, por lo que es recomendable realizarla a finales de otoño, invierno o principios de primavera. Ciertamente, la circular gana en belleza cuando todo se cubre de un manto de hierba verde.

El trayecto lo iniciamos en Sevilla capital, concretamente en la Torre de Triana. Pasamos por el paso subterráneo que atraviesa la avenida Carlos III y, por los antiguos aparcamientos de la Expo 92, tomamos el Puente de la Señorita, que cruza el curso natural del Guadalquivir. Continuamos de frente por una larga recta junto a un carril bici. A unos 500 metros del puente, evitamos por abajo la autovía A-66 para enfilar la avenida Clara Campoamor, ya en Camas.

No nos desviamos. Avanzamos por la calle La Montaña hasta la rotonda del Bronce Carriazo. Cruzamos la avenida Alcalde Manuel Cabello por alguno de los numerosos pasos de cebra. En el otro lado, buscamos la calle Las Crucetas, que va rumbo noroeste tras un aparcamiento con forma triangular. Un área de juegos infantiles nos deja ante la plaza del Almendro. Ahora debemos seguir por la calle que va entre la Parroquia de Nuestra Señora de la Fuente y la Plaza de Toros de Camas.

Andamos unos metros más hasta llegar al parque del Cigüeñuelo. Aquí, doblamos a la izquierda por la calle que delimita el perímetro del área recreativa por el norte. A poca distancia, está el Colegio Balcón de Sevilla. Caminamos hacia el fondo hasta llegar a una calle peatonal que bordea la urbanización Jardín Atalaya mientras describe una curva amplia a la derecha. Afrontamos el primer desnivel por aquí.

A la izquierda tenemos a la vista de varios cerros, dejando entrever arriba Castilleja de Guzmán. A partir de ahora, el recorrido mejora al dejar atrás este primer tramo urbano. Nuestra ruta va siguiendo en subida el arroyo de Las Hayeras. La zona pavimentada se acaba aproximadamente en el kilómetro 4 de la ruta. Caminamos derecho por un sendero de tierra durante medio kilómetro.

Un giro a la derecha nos deja ante un repecho más pronunciado que nos conduce hasta el mirador del cerro Santa Brígida. Sus 110 metros de altitud ofrecen unas vistas privilegiadas de la ciudad de Sevilla. Se distinguen perfectamente sus edificios más destacados: la Catedral, la Giralda, las Setas de la Encarnación, la Torre Sevilla o la Plaza de España. En un día claro, podremos ver perfectamente toda la vega del Guadalquivir y hasta la silueta de la Sierra de Cádiz muy al fondo.

Tras una breve parada, iniciamos una inclinada bajada que pierde 30 metros de altura en apenas unos pasos por un sendero de tierra que puede ser algo resbaladizo. Así, con precaución, descendemos hasta una encrucijada de caminos. Damos con otro sendero que sube el cerro que tenemos justo delante, pero puede ser que esté vallado. Si el campo de tiro próximo está en uso, nos cortarán el paso. Fue el caso en el momento de hacer esta ruta: no tuvimos más remedio que rodear esta elevación. Si nos permiten el paso, el ascenso es hasta 126 metros de altura. La bajada por la otra cara es algo dura por el terreno y la inclinación.

Ya sea rodeando o coronando la colina, nos encontramos a continuación con el cerro Blanco. Aquí no hay más remedio que ir por su ladera. El recorrido avanza por un carril muy definido dando una buena panorámica de Santiponce: se puede distinguir perfectamente el Monasterio de San Isidoro del Campo.

En el kilómetro 7 del trayecto, aproximadamente, damos con un cruce en forma de T. Viramos a la izquierda para avanzar entre el cerro Blanco (a la izquierda) y el cerro del Lino (a la derecha). A los pocos metros cruzamos el arroyo de Las Hayeras y a continuación doblamos a la izquierda por una trocha que sube por otra pendiente hasta Castilleja de Guzmán.

Superado el repecho, conectamos con un sendero más amplio, ya en la linde de las primeras casas de la localidad. Viramos un poco a la izquierda para pisar la calle Miguel de Cervantes Saavedra, que delimita la urbanización Mirador de Sevilla. A muy poca distancia, a la derecha, tenemos el dolmen de Montelirio, un monumento megalítico datado entre el 2.500 y el 2.200 a.C. Lamentablemente, es muy posible que ni lo distingamos entre la maleza, pues ni está habilitado para visitas ni está señalizado.

Andamos un poco más hasta dejar atrás la trasera del Ayuntamiento del municipio y aproximarnos al cruce junto a la Iglesia de San Benito. Tomamos la calle a la derecha, rumbo a la rotonda que sale del pueblo. Vamos bordeando siempre las últimas casas. La carretera A-8077 la cruzamos por el paso elevado que veremos al fondo.

Ya al otro lado de la carretera, visitamos la urbanización El Señorío de Guzmán. Vamos siguiendo la calle Bedoya que delimita el núcleo de casas. En el segundo cruce, doblamos a la izquierda por la calle Dr Barraquer, en busca del Colegio Público Monteolivo. Rodeamos su perímetro y nos adentramos en el Caño Ronco, que es una amplia extensión con unas buenas vistas del valle del Guadalquivir. El terreno presenta muchos caminos entrelazados. Avanzamos por donde consideremos mejor hasta pasar la caseta que hay en la mitad. Aquí viramos a la izquierda, junto a un murete. El terreno comienza a descender con suavidad, pero poco a poco va inclinándose. Una tenue senda acaba desembocando en un carril más ancho que nos deja junto a unas casas, en las afueras de Camas.

En la encrucijada, bajamos por el sendero que busca el olivar junto al muro del campo de tiro con arco Al-Kamas. Un sendero nos da una vuelta por esta parcela a la vez que ofrece unas claras vistas al sur del Aljarafe. Poco a poco irá virando nuevamente al norte hasta bajar un pequeño terramplén que conduce a un carril asfaltado. Lo seguimos hacia la derecha durante tres kilómetros.

Castilleja de la Cuesta nos recibe con el Parque de las Civilizaciones. Caminamos por el Camino del Agua hasta la segunda rotonda, donde giramos a la izquierda por la carretera A-474. A poca distancia tenemos la Ermita de Nuestra Señora de Guía, pequeño templo que data del siglo XII. Cuenta la leyenda que en 1525 se apareció en sus muros la imagen de una Virgen María con el mencionado título de Nuestra Señora de Guía.

Nuestra ruta se desvía de la carretera justo en la ermita y toma la calle Camino de Guía para dirigirse al cerro del Carambolo. Atravesada una zona de tierra que parece hacer de aparcamiento, un camino asfaltado en malas condiciones asciende hasta el yacimiento entre algunos árboles. Lamentablemente, resulta muy decepcionante lo que se encuentra arriba pese a ser un Bien de Interés Cultural. Aquí se halló en 1958 un importante tesoro tartésico que los expertos dataron en los siglos VIII-VII a.C. Las posteriores excavaciones arqueológicas supusieron, además, el descubrimiento de vestigios cuya cronología arranca en la Edad del Cobre y abarca el periodo tardío de la Edad del Bronce con restos de un antiguo santuario actualmente considerado como un centro ceremonial fenicio. Por desgracia, el lugar fue sellado para su protección y no se ha puesto en valor, pareciendo más una escombrera que acumula basura que otra cosa.

Hay un camino un tanto sinuoso que baja por la derecha de las ruinas hasta un carril que conduce directamente a Camas. Siguiendo las calles Pedro Lorenzo, Chamizo, Virgen de la Cinta, León, Ávila y Gerona llegamos a la avenida Alcalde Manuel Cabello. Ya solo tenemos que enfilar la calle La Montaña para desandar el recorrido del principio y regresar a Sevilla.

El trazado alterna tramos urbanos y de campo, a la vez que nos muestra varios puntos de interés, como son el mirador de Santa Brígida, el dolmen de Montelirio, la Erminta de la Nuestra Señora de Guía o el yacimiento del Carambolo. Por desgracia, muchos de estos lugares decepcionan por su mal estado. Pese a ello, las vistas sobre la vega del Guadalquivir y de la propia capital hispalense merecen mucho la pena.