Etapa 8 de la Vía Serrana del Camino de Santiago: Setenil de las Bodegas-Olvera

Recorrido corto y sencillo que sigue bordeando la Sierra de Grazalema. En esta jornada se visita Torre Alháquime y se acaba en Olvera, ambas localidades con castillos árabes.

Etapa anterior: Ronda-Setenil de las Bodegas

Inicio de la Vía serrana desde La Línea de la Concepción

La etapa concluye en Olvera, donde es obligatorio subir a visitar su castillo.
La etapa concluye en Olvera, donde es obligatorio subir a visitar su castillo. / Emilio J. De Los Santos

Ficha

Ruta Lineal

Distancia: 15 km

Dificultad: Fácil

Inicio: Setenil de las Bodegas

Final: Olvera

Poblaciones que atraviesa: Torre Alháquime

Ascenso total: 432 m

Descenso total: 428 m

Naturaleza: 3/5

Descarga del Track: Vínculo a Wikiloc

Otra jornada bastante fácil y con un recorrido corto. Eso sí, la belleza del paisaje es imponente ya que el trazado sigue mostrando bellísimas estampas de la Sierra de Grazalema. La etapa concluirá en otra localidad de gran atractivo turístico: Olvera.

Primero tenemos que salir de Setenil de la Bodegas. Tomamos como referencia la calle Cuevas del Sol, a nivel del río Trejo. Hay que remontar todo el tajo. Aunque podremos ir callejeando, puede que lo más sencillo sea acompañar el acerado de la serpenteante y empinada carretera CA-4223 hasta arriba.

Saliendo de Setenil de las Bodegas.
Saliendo de Setenil de las Bodegas. / Emilio J. De los Santos

Cuando al fin dejemos la población y las cuestas atrás, llaneamos unos 800 metros siguiendo el arcén hasta que demos con un camino de tierra que sale por la derecha. Se trata del Carril del Tejarejo, que recorre la finca del mismo nombre.

Puerta de entrada al Cortijo del Tejarejo.
Puerta de entrada al Cortijo del Tejarejo. / Emilio J. De los Santos

Ligeramente en ascenso, vamos describiendo una amplia curva a la derecha. A medio camino, superamos el Arroyo del Marqués y justo después entramos por la puerta de la finca. Ya veremos al frente los edificios del Cortijo del Tejarejo. Cuando estemos a su altura, observaremos que a la izquierda hay como una especie de glorieta de tierra. Tras ella, un poco más arriba, sube un camino. Es por donde debemos ir: o bien subimos el terraplén para cortar o avanzamos un poco más siguiendo los edificios y damos un giro muy cerrado a la izquierda para iniciar la cuesta.

El edificio principal del Cortijo del Tejarejo.
El edificio principal del Cortijo del Tejarejo. / Emilio J. De los Santos

Por un camino prácticamente recto, aunque con zonas un poco erosionadas, y siempre entre campos de cultivo, alcanzamos el punto más elevado de esta jornada: 726 metros de altura. Al poco de iniciarse el descenso, nuestro recorrido conecta con el Camino de las Canteras, mucho más amplio y cómodo.

Iremos un tramo entre campos de cultivo. El sendero puede presentar zonas muy erosionadas.
Iremos un tramo entre campos de cultivo. El sendero puede presentar zonas muy erosionadas. / Emilio J. De los Santos

Casi siempre será una bajada suave: en 3 kilómetros perderemos 300 metros de altura aproximadamente. Además, este tramo nos brindará unas panorámicas espectaculares. Tras un par de serpenteos en el trazado, veremos un amplio valle con el elevado muro de las altas montañas de la Sierra de Líjar al oeste. Al norte, ya vemos a los lejos Torre Alháquime y, justo detrás, se distingue Olvera. Tenemos claro hacia nos conduce la ruta.

Durante el descenso, vemos Torre Alháquime y Olvera al fondo.
Durante el descenso, vemos Torre Alháquime y Olvera al fondo. / Emilio J. De los Santos

En cuanto acabe la cuesta descendente, aproximadamente a 7,5 kilómetros del inicio de la etapa, nos encontramos el cruce con el Cordel de Alcalá del Valle a Algodonales. Lo atravesamos perpendicularmente rumbo al Molino de Trejo, que está algo más delante, junto al río del mismo nombre. Cruzamos el cauce por un puente de hormigón. Como curiosidad, este río Trejo, que es el mismo que vimos en Setenil de las Bodegas, cambia de nombre a escasos metros a la izquierda de donde estamos, justo en su confluencia con el arroyo del Zumacal. Pasa a llamarse aquí río Guadalporcún. Antiguamente se le llamaba río de Olvera o de Zaframagón y es que nos los vamos a topar en estos puntos próximamente.

Aproximación a Torre Alháquime
Aproximación a Torre Alháquime / Emilio J. De los Santos

Tras este apunte, retomamos la marcha a través del paraje conocido como Las Vegas. Nuestro recorrido da un pequeño quiebro tras el puente. En un lateral hay una zona de descanso. Se abre ante nosotros una larga recta de 1,5 kilómetros que nos lleva irremediablemente hacia la carretera CA-9120 (habremos notado el tráfico desde lejos). Al llegar a ella, con precaución, nos colocamos en su arcén. Ya cerca de Torre Alháquime, se abre un agradable paseo de tierra con bancos y plantas que va en paralelo a la calzada. Así llegamos al municipio torreño.

Antes de llegar al pueblo, se abre un sendero en paralelo a la carretera.
Antes de llegar al pueblo, se abre un sendero en paralelo a la carretera. / Emilio J. De los Santos

Torre Alháquime es nuestra parada para descansar en esta etapa, aunque si queremos visitarlo tendremos que remontar el cerro sobre el que se sitúa. La población debe su nombre a un caudillo musulmán que se hizo fuerte en la fortaleza que coronaba dicho cerro: Al Hakim, que significa "el sabio". El pueblo, que actualmente tiene algo más de 800 habitantes, creció en forma de círculos concéntricos para evitar el pronunciado desnivel. Lo coronan las ruinas del castillo árabe y la Iglesia de Nuestra Señora de la Antigua, principales atractivos de esta localidad.

Vistas desde el castillo de Torre Alháquime.
Vistas desde el castillo de Torre Alháquime. / Emilio J. De los Santos

Subamos o no al municipio, siempre tendremos que volver a la carretera CA-9106 que lo rodea. Al noreste de la localidad, observaremos que otro camino de tierra va en paralelo a la cazada. Lo seguimos hasta perder de vista la carretera de antes. Al poco, nos topamos con una granja y hasta entramos en sus terrenos, pero ante la nave principal viramos a la izquierda.

El trozo entre Torre Alháquime y Olvera avanza por un estrecho sendero en subida.
El trozo entre Torre Alháquime y Olvera avanza por un estrecho sendero en subida. / Emilio J. De los Santos

Iniciamos ahora una subida por un desfiladero estrecho y con bastante vegetación. Asciende unos 130 metros en un kilómetro. Salvo por los repechos, no es incómodo gracias a las barandillas, escalones, puentes y pasarelas de madera que hay.

El camino cuenta con escaleras y barandillas de madera.
El camino cuenta con escaleras y barandillas de madera. / Emilio J. De los Santos

Arriba del todo nos aguarda el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, que alberga la patrona de Olvera. El edificio merece la pena una visita (también nos pondrán un sello si llevamos la credencial). En el exterior, hay un buen mirador de Olvera.

Santuario de Nuestra Señora de los Remedios
Santuario de Nuestra Señora de los Remedios / Emilio J. De los Santos

Falta muy poco para acabar. Bajamos del mirador por un sendero que va a la izquierda de la carretera CA-9106. Un poco más adelante, nos permite cruzar por un paso inferior la concurrida A-384. Sin desviarnos, siempre recto, dejamos atrás un polígono industrial y accedemos al municipio por la calle Vereda del Pino y la avenida Nuestra Señora de los Remedios. La avenida Julián Besteiro nos deja en la Plaza de la Concordia, que tiene una fuente. Desde aquí accedemos al casco histórico.

Aproximación a Olvera.
Aproximación a Olvera. / Emilio J. De los Santos

Olvera es nuestra última parada en Cádiz, de hecho, es un municipio fronterizo con la comarca de la Sierra Sur de Sevilla. Su principal atractivo es el castillo árabe, del siglo XII y conservado en muy buen estado. El baluarte es una atalaya privilegiada que domina todo el paisaje circundante. Desde sus almenas podremos distinguir la Sierra de Líjar al oeste, la Sierra de las Harinas al norte y la Sierra del Tabón al noreste. Si nos fijamos, podremos ver con facilidad el Castillo del Hierro de Pruna e incluso un poco más atrás el Terril, pico más alto de Sevilla con 1.128 metros.

Subida a la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, en Olvera.
Subida a la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, en Olvera. / Emilio J. De los Santos

Más allá del castillo, Olvera ofrece un agradable paseo por su antiguo Barrio de la Villa, que parece hacernos viajar a otros tiempos con sus calles estrechas y curvadas. Siempre brinda pequeños detalles a los que hacerles una foto. La localidad, además, es muy animada y ofrece una gran oferta gastronómica.

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