Esta etapa la vamos a acabar en Ronda.
Esta etapa la vamos a acabar en Ronda. / Emilio J. De Los Santos

Ficha

Ruta Lineal

Distancia: 17,71 km (15,4 km si se empieza en Estación de Jimera de Líbar)

Dificultad: Difícil

Inicio: Jimera de Líbar o Estación de Jimera de Líbar

Final: Ronda

Poblaciones que atraviesa: Barrio de la Estación de Jimera. Pasa cerca de la Estación de Benaoján-Montejaque, también con algunos servicios.

Ascenso total: 831 m

Descenso total: 630 m

Naturaleza: 4/5

Descarga del Track: Vínculo a Wikiloc

La sexta jornada de la Vía Serrana tiene mucho atractivo, sobre todo en su primera parte. La mitad del recorrido hasta Benaoján discurre por el Sendero del Río Guadiaro, donde el valle se estrecha notablemente encajonado entre las montañas. Se despliega ante el excursionista un bello paraje con un imponente verdor. En cambio, el tramo final es diferente: va por campo abierto, por unas onduladas colinas que acaban imponiendo una incesante y larga subida hasta Ronda.

Arrancamos en la plaza del mirador de Jimera de Líbar, junto a la estatua de Fray Leopoldo. Bajamos por la calle Prado y tomamos la bifurcación a la derecha (el otro camino es el acceso a una casa). Proseguimos un centenar de metros sobre cemento hasta un almacén agrícola. A partir de aquí, pisamos tierra. El sendero se distingue perfectamente mientras baja entre árboles. Junto a una casa, el carril se ensancha y, unos pasos más adelante, vuelve el asfalto hasta cruzar la Avenida de Ronda, ya en el Barrio de la Estación. Veremos un mojón con una vieira y su flecha por aquí. Si pernoctamos en la Estación de Jimera de Líbar, nos ahorramos estos primeros pasos, pues sólo había que seguir la mencionada Avenida de Ronda hasta la intersección descrita.

Dejamos Jimera de Líbar bajando por el carril de la derecha.
Dejamos Jimera de Líbar bajando por el carril de la derecha.

Ahora empieza lo mejor. Nos aproximamos a la vía del tren tras pasar un edificio a nuestra izquierda. Algún panel informativo nos detalla el tramo que vamos a recorrer: el Sendero del Río Guadiaro. Entre una vegetación cada vez más abundante, ignoramos la salida que parte a la izquierda, pues conduce a un paso elevado sobre las vías del tren.

Comienza el Sendero del Guadiaro. En algunas partes hay protectores laterales; en otros, no.
Comienza el Sendero del Guadiaro. En algunas partes hay protectores laterales; en otros, no.

En los próximos 3 kilómetros, vamos a avanzar por un sendero muy estrecho y ondulado. Algunas veces estará delimitado por vallas de madera, pero en otras ocasiones no llevará protección. La senda irá ganando y perdiendo altura, con alguna caída importante a nuestra izquierda. Siempre vamos a ir oyendo el rumor del río y habitualmente tendremos una visión clara del serpenteante recorrido de la línea ferroviaria, que irá alternando viaductos y túneles.

Vamos a disfrutar de unos parajes muy bellos en el estrecho valle, siempre junto al río y las vías.
Vamos a disfrutar de unos parajes muy bellos en el estrecho valle, siempre junto al río y las vías. / Emilio J. De los Santos

El arroyo del Águila rompe esta dinámica. Bajamos hasta el cauce tras un quiebro a la derecha. Seguramente nos lo encontremos seco. Caminamos con cuidado el pedregal del lecho para subir al otro lado.

Cruzando el arroyo del Águila.
Cruzando el arroyo del Águila. / Emilio J. De los Santos

Avanzamos sin pérdida posible. El valle se irá ampliando en algunas partes con formaciones muy pintorescas. El perfil puede hacerse más abrupto en ciertas zonas, con un suelo más rocoso. En menos de tres kilómetros, llegamos a un edificio abandonado. Lo esquivamos para superar el arroyo del Pozo del Moro.

Ya vemos Benaoján, sostenido entre dos peñas a lo lejos. Montejaque está más atrás. Llegaremos a sus proximidades tras andar otro kilómetro aproximadamente, justo donde el valle se ensancha con más claridad. Dejamos atrás otras ruinas y nos colocamos junto a la localidad, aunque está al otro lado del Guadiaro. Por esta zona había un puente peatonal, pero una riada lo destruyó hace unos años. Si queremos cruzar, hay que recurrir a una represa que hay el río. La hilera de piedra nos permitirá pasar al otro lado, pero muchísimo cuidado: sólo se puede hacer esto si el caudal va bajo. En la otra margen, podremos llegar a un bar situado en la Estación de Benaoján-Montejaque. Es un buen punto para reaprovisionarse de agua, desayunar o simplemente descansar... Nos hará falta. Así concluimos la primera parte de esta etapa.

Llegada  a las proximidades de Benaoján.
Llegada a las proximidades de Benaoján. / Emilio J. De los Santos

Proseguimos unos 600 metros por un agradable paseo junto al río donde encontraremos las primeras señales de la Ruta de la Cueva del Gato. Veremos a lo lejos esta formación, pero no nos acercamos ya que nos desviamos antes. El próximo tramo cambia de orientación con la Vía Serrana dando momentáneamente la espalda a la Sierra de Grazalema para dirigirse a Ronda.

Dejamos la carretera MA-7401 por la segunda salida de la curva.
Dejamos la carretera MA-7401 por la segunda salida de la curva.

Cuando veamos el puente elevado con la carretera MA-7401 sobrepasando el Guadiaro, nos desviamos a la derecha para subir por un repecho corto junto a una casa. Arriba, vamos por la calzada varios metros mientras describe una curva a la izquierda. La primera salida es la entrada a una casa. La segunda es la nuestra: la Colada del Camino de Cortes de la Frontera. El recorrido empieza a ascender ahora con más decisión.

Nos aguardan unas largas cuestas por aquí.
Nos aguardan unas largas cuestas por aquí.

Efectivamente, vamos a remontar unos 250 metros de alto en unos 2,5 kilómetros. No tiene una inclinación durísima, pero puede cansar por lo larga que es. Además, el suelo se irá degradando en algunas partes. A los 800 metros de iniciarse la cuesta, nos colocamos en paralelo a la vegetación de ribera del arroyo de la Pasada. Acabaremos cruzándolo. No suele llevar agua en verano; puede que sí, en invierno y primavera. Superado el obstáculo, viramos inmediatamente a la derecha hasta llegar a la zona más elevada de este primer ascenso (unos 690 metros). Mirando al nordeste, distinguimos ya el peculiar perfil de Ronda dominando el terreno y, más a la derecha, el perfil de la Sierra de las Nieves.

Perdemos a continuación algo de altura con bastante suavidad en dos tramos. La única pega por aquí es que hay poca sombra y si el sol aprieta, nos castigará. Ignoramos los accesos al Cortijo de Toribio y al Cortijo de la Manía, cada uno a un lado de nuestro camino. Pasado el arroyo de Sijuela, arranca el ascenso final, en el que ganaremos otros 200 metros de alto, hasta la cota de los 740 metros en los que se sitúa nuestra meta. Una vez más, no son pendientes excesivas, pero la longitud de las mismas nos pueden desesperar.

Poco antes de Ronda, comenzarán a abundar chalets y parcelas.
Poco antes de Ronda, comenzarán a abundar chalets y parcelas.

Aproximadamente a 1,3 kilómetros del arroyo de Sijuela, nos topamos con un cruce en forma de T. Doblamos a la izquierda, rumbo a la Urbanización de la Pila de Doña Gaspara. Andamos ante varias parcelas por un carril de asfalto en mal estado. Sigue el ascenso un kilómetro más hasta que por fin entramos en las primeras casas de Ronda.

Primeras casas de Ronda.
Primeras casas de Ronda.

Para llegar al centro de la ciudad, recorremos las calles Torrejones y Empedrada hasta la plaza Ruedo Alameda. Podemos atravesar la Puerta de Almocábar y enfilar la calle Espíritu Santo o tomar el rodeo por la carretera de las Imágenes. Al final acabamos en la calle Armiñán y concluimos yendo a la izquierda por Escalona a la Plaza de la Duquesa de Parcent, donde está la Iglesia de Santa María la Mayor y concluimos la etapa.

Imagen del Tajo de Ronda.
Imagen del Tajo de Ronda. / Emilio J. De los Santos

Un poco más adelante tenemos el símbolo de este municipio, su famoso Tajo de Ronda con el fotogénico Puente Nuevo sobre el río Guadalevín. Los miradores desde la ciudad son increíbles y sus animadas calles, un placer recorrerlas. El casco urbano está cargado de historia y lleno de multitud de detalles. No debemos olvidar tampoco visitar su Plaza de Toros o relajarnos en la Alameda del Tajo. Si disponemos de tiempo y energías, no es mala idea bajar a ver el Puente Nuevo desde el fondo mismo Tajo o visitar también el Puente Antiguo.

Vistas de la Serranía de Ronda desde un mirador de la ciudad.
Vistas de la Serranía de Ronda desde un mirador de la ciudad. / Emilio J. De los Santos

Ronda es la principal localidad que vamos a visitar antes de alcanzar Sevilla. Prácticamente es el punto medio de esta Vía Serrana. Cuenta con todos los servicios, incluidas unas buenas conexiones de transporte en el caso de que queramos dividir en dos esta travesía para retomarla más adelante.

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