Etapa 3 del Camino del Sur: Valverde del Camino - Minas de Riotinto | Rumbo a la Cuenca Minera
El recorrido gana en belleza mientras sube suavemente hasta internarse en una comarca que ha sido profundamente alterada por la actividad humana.
Etapa 1 del Camino del Sur: Huelva - Trigueros | Desde las marismas del Odiel
Etapa 2 del Camino del Sur: Trigueros - Valverde del Camino | Por la Vía Verde de los Molinos del Agua
Ficha
Ruta lineal
Distancia: 28,2 km
Dificultad: Moderada
Inicio: Valverde del Camino
Final: Minas de Riotinto
Poblaciones que atraviesa: El Campillo
Ascenso total: 327 m
Descenso total: 182 m
Naturaleza: 4/5
Descarga del track: Enlace a Wikiloc
Desde El Andévalo onubense a la Cuenca Minera. El Camino del Sur despliega en su tercera etapa un interesante cambio de paisajes. El recorrido es largo (28,2 km) y con más desnivel, pero sigue siendo cómodo en su mayor parte al mantenerse aún mucho trecho sobre la Vía Verde de los Molinos del Agua. La jornada es más solitaria que las anteriores, con sólo una localidad intermedia a escasa distancia del final. Por suerte, su variedad de entornos impedirá que nos resulte monótona.
En Valverde del Camino, comenzamos junto al Ayuntamiento. Desde allí, avanzamos por la calle Real de Arriba hasta cruzar la carretera de Calañas y enfilar la calle José Franco. Desembocamos en la carretera de Zalamea. Cruzamos y nos colocamos en la acera del lado derecho. Así damos con la Casa de la Dirección, enclave del patrimonio que dejaron los británicos vinculado a las minas y al ferrocarril que recorría estas tierras. El edificio, construido en 1912, fue la vivienda del director de la empresa minera Alkali United Company. Actualmente, alberga un museo etnográfico y de artesanía. Merece la pena visitarlo para ver también su bonito jardín.
Pasamos el área de autocaravanas y doblamos a la derecha en el primer carril de tierra que nace entre dos columnas. Retomamos la Vía Verde de los Molinos del Agua. Una larga recta de un kilómetro atraviesa el paraje de la Charca del Tejar. Por aquí apreciaremos que el perfil del terreno a nuestro alrededor es más ondulado, con redondeadas colinas con abundante matorral. Pasada la Fuente Saba, el antiguo trazado ferroviario describe una amplia curva a la izquierda, hasta internarse en un denso pinar.
Sin duda es el tramo más bonito de esta etapa. Nos aguardan 2,5 kilómetros de camino flanqueado totalmente por un precioso bosque de pino que invita a parar unos minutos para oír la absoluta quietud de este lugar. La vía verde afronta suaves subidas y bajadas: unas veces iremos al nivel de los árboles y otras ligeramente por encima, pudiendo ver hasta dónde se extiende toda esta foresta. El sendero discurre en ciertos tramos por profundas trincheras que atraviesan varios cerros, muy típicas de los trazados ferroviarios. Por esta parte, tendremos ocasión de ver un mojón que marca la distancia de 1.000 kilómetros hasta Santiago de Compostela. Casi nada...
Superado el pinar, cruzamos la carretera N-435 para caminar junto a la antigua Estación del Empalme, cuyos edificios se han reconvertido en viviendas. La pista se ensancha y se aprecia algo más la subida mientras progresamos por un monte mixto que parece estar siendo repoblado de algún incendio reciente. Combina tramos de matorral con jóvenes eucaliptos.
El perfil se allana en el kilómetro 8 de la etapa. Andamos por los parajes de La Blanquina y La Longuera para volver a cruzar la N-435. Pasamos junto a la Casa de los Dólmenes antes de ver varias viviendas y parcelas diseminadas en los alrededores de la población de El Pozuelo. No accedemos a ella, la dejamos a la derecha. Posteriormente, atravesamos la carretera local HU-5103 para rodear un cerro por su costado derecha. A la izquierda distinguiremos las ruinas de la Estación de El Pozuelo.
El paisaje comienza a adehesarse con praderas y alcornoques, que poco a poco van dominando el terreno. La colina elevada que tenemos a nuestra izquierda se llama Cerro de Peña Almeja. Mantendremos siempre cierta distancia. En el kilómetro 13,5 de la etapa, pasamos junto a otra estación: en esta ocasión es el antiguo apeadero de El Palanco.
El recorrido se adentra en la Dehesa del Tintillo. Hay alguna puerta para evitar que se salgan la vacas. Nos colocamos en paralelo a la carretera, pero tras unos 500 metros un vallado nos obliga a salir al lateral de la calzada de la N-435. Mucha precaución porque hay poco arcén y bastante tráfico. Por suerte es poca distancia. Pronto veremos a la derecha un sendero que arranca junto a un pozo. Así nos despedimos del asfalto y accedemos a la Dehesa de Los Corchitos.
En cuanto dejemos atrás los edificios del cortijo, muy posiblemente escoltados por ovejas, observaremos que la senda se interrumpe. El puente que había aquí se perdió, así que tendremos que dar un ligero rodeo: bajamos a ras de la carretera HU-5104 para tomar el sendero que asciende justo en el opuesto. Sin más, recuperamos el trazado de la vía verde.
A continuación, el carril se ensancha nuevamente mientras tenemos una panorámica clara de la Sierra del Águila, que pese a tener escasa altura presenta varias lomas que destacan a nuestra derecha. Precisamente, por este flanco apreciaremos que poco a poco nos aproximamos a zonas de cultivos, concretamente a huertas de cítricos que cubren las suaves faldas de los numerosos cerros. Paseamos junto a los cortijos de El Toconal y San Vicente. A la altura de la Casa del Tejarejo, que veremos a unos metros a la izquierda, el camino se bifurca. Este punto está justo en el kilómetro 19. Aquí nos despedimos por fin de la Vía Verde de los Molinos del Agua, que hemos transitado desde Trigueros. El desvío a la izquierda lleva a Zalamea la Real, donde, como se explicó en la etapa anterior, el antiguo trazado ferroviario finaliza en la Mina del Castillo de Buitrón. Pero nosotros no vamos por ahí: tenemos que tomar el camino que va a la derecha.
Por una pronunciada bajada y ya completamente rodeados de limoneros, descendemos unos metros para dar con el Arroyo del Pedregal y conectar con la Vereda del Camino Real a Calañas. La pista cruzará el curso de agua en varios pasos hormigonados para encadenar un par de cuestas algo pronunciadas que nos permitirán superar la cota de los 400 metros de altitud en la localidad de El Campillo. No hay pérdida por aquí. El municipio nos saluda con varias naves agrícolas antes de colocarnos en el lateral de la N-461. El Camino del Sur no llega a callejear por El Campillo, pero si necesitamos ir a un bar, éstos se encuentran en una calle paralela a la carretera.
La ruta va rodeando la población por la nacional. Cuando demos con el Parque de los Cipreses a nuestra izquierda, cruzamos la carretera para bajar por la pista de la derecha. Unos carteles informativos nos dejarán claro por dónde ir. Iniciamos aquí una nueva vía verde que sigue otra antigua vía de un tren minero. Los últimos 4 kilómetros hasta la meta son muy agradables, pues iremos por una cómoda pista con bonitas vistas de los cerros que acabamos de atravesar a la vez que nos empieza a dar pistas visuales y sonoras del entorno minero en el que nos adentramos. El sendero serpentea entre las sombras de los pinos hasta que poco a poco llega a Minas de Riotinto.
Estamos ante una localidad con una historia muy vinculada a la explotación minera. Ya había aquí yacimientos en la Antigüedad con distintas explotaciones romanas, pero no fue hasta el siglo XIX cuando los británicos adquirieron estas minas e iniciaron una actividad mucho más intensiva, alterando notablemente la geografía humana y natural de esta zona de Huelva. El paso de la Rio Tinto Company Limited por estos lares aún se aprecia notablemente hoy en día. La localidad cuenta con un interesantísimo museo de la minería que recorre toda la historia de estas actividades. También se organizan visitas guiadas a antiguos yacimientos o a las actuales minas en uso. No podemos olvidar el Barrio de Bellavista, que era la zona residencial de la colonia británica, cuya arquitectura aún se conserva perfectamente. Una de las casas es un museo y se puede visitar. También hay un club típico inglés y hasta una iglesia que en sus tiempos se destinó al culto anglicano.
Sin duda, la tercera etapa de este Camino del Sur es una de las más interesante, tanto por la variedad y belleza del territorio que recorre como por la interesante historia de la localidad donde acaba.
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