Subida al Pico del Terril, el punto más alto de Sevilla

El ascenso al techo de la provincia no es excesivamente duro. Ofrecerá una panorámica impresionante de la campiña sevillana y de las montañas de Grazalema.

Fotos del ascenso al Pico del Terril

Estas son las montañas más altas en cada provincia de Andalucía: del Mulhacén al Torreón

Fotos del ascenso al Pico del Terril
Fotos del ascenso al Pico del Terril / Emilio J. De Los Santos

Ficha

Ruta circular (Se puede hacer lineal)

Distancia: 7,23 km.

Dificultad: Moderada

Inicio: Mirador de la Ventana (a 8 kilómetros de Pruna)

Final: Mirador de la Ventana (a 8 kilómetros de Pruna)

Poblaciones que atraviesa: No hay poblaciones intermedias

Ascenso total: 421 m

Descenso total: 421 m

Naturaleza: 4/5

Descarga del track: Enlace a Wikiloc

Entre las localidades de Pruna y Algámitas, en plena Sierra Sur, se ubica el Pico del Terril. Sus 1.129 metros sobre el nivel del mar establecen el punto más alto de Sevilla. Aunque su distinción como "techo de la provincia" pueda imponer, la ruta que lo corona no es dura. El único tramo que quizá resulte más complicado sea la bajada desde el Cerro de la Ventana. El recorrido es corto (de algo más de 7 kilómetros) y lo podemos afrontar de forma circular.

El Terril se ubica en la Sierra del Tablón. Es una formación calcárea que se integra en el sistema montañoso septentrional de la Serranía de Ronda, en las primeras estribaciones de la Cordillera Subbética. Precisamente, su cumbre es un mirador privilegiado con una panorámica del entorno que nos impresionará.

Este el Mirador de la Ventana. Empezamos aquí.
Este el Mirador de la Ventana. Empezamos aquí. / Emilio J. De los Santos

Tomamos como punto de inicio de la excursión el Mirador de la Ventana, que cuenta con unos bancos para sentarse y varios aparcamientos. Está a menos de 8 kilómetros de Pruna, en la carretera SE-9225 que comunica dicha localidad con Algámitas. En un lateral, veremos unas señales verticales que indican dónde arranca nuestra senda.

Avanzamos unos metros por el arcén de la carretera hasta que veamos a la derecha una trocha que asciende al amparo de un risco en el que se pueden posar buitres leonados. Cruzamos y nos internamos en el sendero. El primer obstáculo que nos encontramos es una alambrada que ha sido doblada para permitir superarla. No hay que preocuparse: la finca no es privada.

Los primeros pasos nos hacen pasar por un denso bosque.
Los primeros pasos nos hacen pasar por un denso bosque. / Emilio J. De los Santos

Comenzamos a subir inmediatamente. Las marcas que nos orientan son de color blanco y verde, pero notaremos que están bastante gastadas en ciertos puntos. De todas formas, en los primeros compases el rumbo es claro pese a algunas ramificaciones: subimos por el bonito bosque hasta que poco a poco la densa vegetación vaya dando paso a matorrales. A menos de un kilómetro de la carretera damos con las ruinas de un cortijo y las primeras vistas de Pruna con su torre detrás y Olvera al fondo. Ya distinguimos perfectamente la Sierra del Tablón. Estamos en el Puerto de la Ventana (840 metros sobre el nivel del mar).

Restos de un antiguo cortijo en el Puerto de la Ventana.
Restos de un antiguo cortijo en el Puerto de la Ventana. / Emilio J. De los Santos

Si miramos a la izquierda, apreciaremos un artefacto metálico inclinado. Es un pluviómetro. Nos acercamos para tomar la ladera sur. La trocha sube con suavidad hacia la Cañada del Encebro ofreciendo siempre una vista muy clara de las altas montañas de Grazalema en la lejanía. La señalización por aquí es abundante con flechas verdes o cruces que recomiendan el trazado óptimo.

Este torcido pluviómetro hará de punto de referencia a la hora de regresar
Este torcido pluviómetro hará de punto de referencia a la hora de regresar / Emilio J. De los Santos

A 3 kilómetros del pluviómetro, la inclinación se relaja. Alcanzamos una zona con pequeños bosquetes de encinas que ofrecen algo de sombra. Desde aquí, ya tenemos una visión clara del Pico del Terril al este. Desde arriba no parece gran cosa, pero realmente la montaña sobresale bastante de las llanuras sevillanas que la rodean. En apenas 500 metros, superamos los 100 metros que nos faltan para alcanzar la modesta cumbre. No hay un sendero claro: improvisamos los repechos finales por un terreno pedregoso que no nos dificultará en exceso el avance.

El ascenso tiene algunos tramos más pedregosos.
El ascenso tiene algunos tramos más pedregosos. / Emilio J. De los Santos

El Terril, además de ser la cota más elevada de la provincia, se sitúa justo en el límite entre los ya mencionado municipios de Pruna y Algámitas. Veremos que hay un punto geodésico aquí arriba, colocado por el Instituto Geográfico Nacional en 1973. La panorámica es impresionante con una visual de casi toda la campiña sevillana al norte y la línea de montañas al sur: la Sierra del Pinar, la Sierra de Líjar y hasta la Sierra de las Nieves podremos distinguir si el día es claro.

Vistas del Cerro del Tablón desde El Terril.
Vistas del Cerro del Tablón desde El Terril. / Emilio J. De los Santos

Hasta la cumbre del Terril hemos andado unos 4 kilómetros. Podemos volver por el mismo camino, siendo la opción más sencilla, o regresar por la parte alta de la sierra, mucho más bonito pero con un descenso más complicado al final. Nos decidimos por la segunda opción.

Subimos el Cerro del Tablón.
Subimos el Cerro del Tablón. / Emilio J. De los Santos

Antes debemos bajar del Terril y regresar a la zona de los bosquetes. Si tomamos la trocha que va por la izquierda, retornamos al pluviómetro por el camino de ida. Seguimos de frente y comenzamos a subir por la Cañada de Ballesteros al Cerro del Tablón (1.105 metros sobre el nivel del mar). El ascenso a su redondeada cima también es sencilla, de nuevo por una ladera de piedra.

Vistas desde la Sierra del Tablón.
Vistas desde la Sierra del Tablón. / Emilio J. De los Santos

Una vez arriba, seguimos el cordal que une todos lo cerros de esta sierra. Es interesante observar cómo la vertiente que da al norte es mucho más verde y frondosa que la cara meridional. Unos montículos de piedra nos indicarán por donde avanzar por esta zona, pero en cierto punto nos mostrarán una bajada abrupta por la cara septentrional para orientarse a la Peña de Algámitas, cerro vecino y hermano del Terril que vemos a la derecha con sus 1.121 metros de altura. No seguimos esa ruta, aunque se pueden encadenar los dos ascensos en una misma jornada.

Avanzamos rumbo oeste, por la bajada más suave: perdemos unos 100 metros en un kilómetro. Acto seguido, una ligera cuesta ascendente nos deja sobre el Cerro de la Ventana (966 metros). Aquí nos topamos un refugio para pastores de metal.

Buscando el ascenso al Cerro de la Ventana.
Buscando el ascenso al Cerro de la Ventana. / Emilio J. De los Santos

Ahora empieza la parte que puede resultar más complicada. El objetivo es llegar al pluviómetro que vimos al principio en el Puerto de la Ventana. No hay un sendero claro. Aprovechamos los surcos y escorrentías que hay en la tierra entre los matorrales para ir perdiendo 200 metros en un kilómetro, con una rampa al final bastante inclinada y gastada por la erosión.

La bajada es lo más complicado de esta ruta.
La bajada es lo más complicado de esta ruta. / Emilio J. De los Santos

Finalmente, nos reencontramos con el pluviómetro. Seguimos por la derecha, buscando el bosque que atravesamos en los primeros compases de la excursión. En esta ocasión, por no repetir, tomamos una trocha que se desvía antes por la derecha. Entre árboles descendemos otros 80 metros por un terreno con una tierra más oscura. Cuidado porque es más resbaladiza, especialmente si ha llovido.

Tenemos que saltar una verja en un par de ocasiones.
Tenemos que saltar una verja en un par de ocasiones. / Emilio J. De los Santos

Finalmente, damos con otra alambrada doblada. La pasamos por encima para tomar el lateral de la carretera hacia la izquierda. Al cabo de unos 200 metros sobre el arcén, regresamos al Mirador de la Ventana y completamos la ruta.

La carretera nos devuelve al Mirador de la Ventana.
La carretera nos devuelve al Mirador de la Ventana. / Emilio J. De los Santos

Como se ha explicado, no es excesivamente dura. Las complicaciones son la señalización desgastada en algunos puntos y la inclinación del resbaladizo terreno en el tramo de bajada final. Asimismo, mucho cuidado si hace demasiado calor, pues no hay sombra en gran parte del trazado.

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