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Ruta lineal
Distancia: 11,5 km.
Dificultad: Fácil
Inicio: Graus
Final: Embalse de Barasona
Poblaciones que atraviesa: La Puebla de Castro.
Ascenso total: 242 m
Descenso total: 166 m
Naturaleza: 3/5
Tras la larga kilometrada de la etapa previa, este undécimo recorrido es mucho más corto, aunque no exento de alguna subida fuerte. El principal atractivo del trazado es el Embalse de Barasona, donde podremos bañarnos si nos acompaña el tiempo.
Partimos de la Plaza Mayor de Graus. Miramos al sur para seguir la calle Mayor y, sin desvíos, la calle San Vicente. La Plaza Fanton nos conduce hasta la Puerta de Barbastro, un arco hecho de piedra. Por aquí salimos de la población. Junto a un parque, acabamos conectando con la carretera A-139.
Hay mucho tráfico por aquí. Por suerte iremos por un seguro andador-carril bici que va separado de la calzada. Iremos por él aproximadamente un kilómetro y medio. El perfil es liso, por lo que de momento estamos dando un agradable paseo.
Nos separamos de la carretera al llegar al cementerio de Graus. Atravesamos su aparcamiento y enfilamos un carril de tierra. A unos 300 metros, tomamos la trocha que parte a la izquierda.
A continuación, cruzamos el Barranco de Francisca antes de iniciar el ascenso a la Colada Torrellón. Son unos 100 metros de desnivel en un kilómetro. El sendero irá zigzagueando en algunos tramos para suavizar algún repecho. Arriba ya podremos ver el Embalse de Barasona a nuestra izquierda y La Puebla de Castro un poco más a la derecha, sobre otra loma.
En descenso, con algún tramo muy inclinado y resbaladizo, vamos atravesando una zona que alterna pradera y bosque de pino. Veremos una carretera, la HU-V-6432, justo a nuestros pies: es nuestro objetivo. Unos 100 metros antes, el recorrido da un quiebro muy pronunciado a la izquierda.
Al fin, tomamos la carretera de Secastilla hacia la derecha. Caminamos por su arcén un kilómetro y medio. Al poco de pasar una antigua fábrica de cerámica, viene una curva a la izquierda. Ahora nos separamos del asfalto para coger un camino de tierra que sale también a nuestra siniestra. Por él nos aproximamos a la arboleda próxima y superamos el Barranco de Peralta.
Ojo en esta zona porque es fácil perder las marcas. Veremos una curva muy amplia de tierra con un carril que parte desde ahí y una hilera de árboles entre dos praderas en la derecha. No vamos por el camino más lógico: tenemos que seguir la línea de vegetación. Aunque el sendero esté desdibujado inicialmente, pronto comenzará a definirse.
El trazado vuelve a ascender, aunque levemente. La senda es bastante plácida. Recorrido otro kilómetro y medio, alcanzamos una encrucijada de caminos con con una extraña construcción a la derecha. Se trata del Lavadero de la Huerta. Destaca su cubierta con forma anular que vuelca el agua de lluvia hacia la pila interior, a modo de embudo. Cerca hay también una pequeña cueva con una fuente dentro.
El recorrido sigue subiendo un poco más hasta La Puebla de Castro, que ya vemos con claridad. Conectamos con la Carretera de Graus y así nos internamos en este pequeño pueblo de unos 400 habitantes que tiene todos los servicios.
La Puebla es el final oficial de la etapa. Desde Graus hasta aquí sólo hemos andando unos 8 kilómetros. Como sabe a poco y nos gusta mucho andar, vamos a bajar hasta el Embalse de Barasona, a unos 3,5 kilómetros más, y disfrutar de sus vistas.
Tras descansar un poco en La Puebla de Castro, seguimos el carril de tierra que baja desde la calle La Cuesta, que es la que rodea el casco antiguo de la localidad. Descendemos entre campos hasta la carretera A-2211. La cruzamos perpendicularmente para avanzar por un carril de grava. Unos carteles nos informan de unas ruinas romanas próximas.
Efectivamente, un kilómetros más abajo y sin separarnos de este carril, vamos a encontrar las excavaciones de la antigua ciudad romana de Labitolosa, considerada una de los mejor conservadas de esta zona. Podemos acceder gratis y ver sus termas, el conjunto del foro (del que destaca su curia), una domus y algún edificio más. También hay varios pedestales e inscripciones de interés. Este emplazamiento data del siglo I a.C. y en él trabaja un equipo de arqueólogos francés y español.
Tras esta grata sorpresa, el camino sigue bajando sin pérdida hasta entrar en una urbanización. El recorrido por aquí puede ser algo confuso, en tanto que el callejero es un poco sinuoso. La calle principal nos acaba dejando en una enorme rotonda que atraviesa la N-123a.
Ya estamos en el Embalse de Barasona. Aquí hay dos campings donde poder pernoctar: uno muy próximo a la izquierda y otro a un kilómetro por la derecha, carretera abajo (un andador evita que vayamos por el arcén). El pantano ofrece unas bonitas vistas de las montañas próximas. Además, tiene una playa donde se realizan deportes náuticos y donde está permitido el baño.
Como curiosidad, el nombre del embalse se debe a la localidad que quedó inundada durante su construcción en 1932. Las autoridades dieron a sus vecinos un plazo de tres años para que pudieran dejar sus casas.
La Puebla de Castro
Embalse de Barasona
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