Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Emperatriz
Ruta circular
Distancia: 7 Km
Dificultad: Media
Inicio: Llano de la Gerena, a 5 km de la Puebla de Cazalla
Final: Llano de la Gerena, a 5 km de la Puebla de Cazalla
Poblaciones que atraviesa: No atraviesa núcleos urbanos.
Naturaleza: 5/5
Tras realizar la circular de Los Majadales, volvemos a La Puebla de Cazalla para hacer otra ruta por sus proximidades: la del Castillo de Luna. Se trata de un recorrido corto, de unos 7 kilómetros que rodea el montículo sobre el que se asientan las ruinas de este Bien de Interés Cultural (BIC).
Para llegar al punto de inicio, hay que tomar la SE-458 y salir por el carril de tierra en el punto kilométrico 18 (a unos 5 km desde la localidad). Se puede dejar el coche en la explanada próxima o avanzar unos 900 metros hasta el Llano de la Gerena, donde veremos que hay un cartel informativo de la ruta. Comenzamos por el camino que sale hacia la izquierda. La circular la recorreremos siguiendo el sentido de las agujas del reloj.
El primer obstáculo está a poca distancia: el Río Corbones, que además suele llevar cierto caudal. La vereda principal llega a su orilla. Aunque hay varias piedras, lo más sensato es tomar un camino muy estrecho que sale a la izquierda, entre mucha vegetación. A los pocos metros veremos un tronco con dos cuerdas sobre el curso de agua.
Pasado este punto, alcanzamos una llanura con unas bonitas vistas del castillo. El sendero irá describiendo una amplia curva hacia la derecha. Primero se pasa junto al Cortijo del Castillo, después se irá entre un cerro y el Arroyo del Infierno, que lo llevaremos siempre a la izquierda. Al llegar a una cancela, aproximadamente a un kilómetro desde el inicio, se sigue por un camino estrecho que comienza a ascender.
Tras 500 metros de subida, nos aproximamos a un cruce con una señal direccional que nos mostrará cómo llegar al castillo. Avanzamos esa vereda, que sigue en ascenso irregular durante unos 700 metros más.
El Castillo de Luna es un emplazamiento con mucha historia y con unas vistas espectaculares de la Sierra Sur de Sevilla. Comenzó como baluarte defensivo ibero-turdetano en el siglo V a. C. y pasó por manos cartaginesas, romanas y musulmanas, que reforzaron y ampliaron su perímetro. En el siglo XIII lo tomaron los cristianos y pasó a formar parte de la Banda Morisca junto a otros emplazamientos próximos como el Castillo de Cote, en Montellano (aquí tienes otra ruta para visitarlo). El de Luna es un Bien de Interés Cultural desde 1985.
Al bajar del castillo, se vuelve por el mismo recorrido al cruce por el que nos desviamos antes. A los pocos metros, vemos una bifurcación. Los postes nos proponen que sigamos por la izquierda, rumbo a la Piedra Zapatera. El sendero avanza junto al Arroyo de la Villa unos 900 metros. Tras una curva a la derecha, veremos otra señal que muestra la ubicación de la roca que buscamos más allá de un campo.
La Piedra Zapatera es una formación caliza con una forma muy particular. Desde este lugar volveremos a tener una panorámica muy amplia de la zona, con el Castillo de Luna, el Cerro del Moro a su derecha o el Cortijo de la Bodeguilla, más al sur.
Retornamos por mismo camino a la bifurcación antes mencionada. Ahora tomamos el ramal de la derecha, siguiendo la falda del cerro a los pies del Castillo de Luna. A los pocos metros, veremos un sendero bien delimitado que baja en línea recta hasta una balsa muy grande al fondo. Esta no es nuestra ruta. Justo antes de que ese camino comience a descender, veremos otro poste. Si nos fijamos bien, a la derecha, en la ladera, observaremos otra indicación. Vamos hacia ella campo través.
Esta es la parte más problemática de la circular. Como se ha dicho, no hay un sendero definido, por lo que toca avanzar por una superficie muy inclinada con mucho matorral y piedras sueltas. Hay que ir atentos a las marcas pintadas en rocas o postes. El trazado recomendado suele ir aproximadamente por la mitad de la pendiente. Al final se acaba llegando a un olivar. Iremos descendiendo por su límite exterior hasta encontrar de nuevo al río Corbones. Un puente con unas tablas nos devuelve a la explanada inicial.
En resumen, la ruta es muy bonita, con mucha vegetación, formaciones rocosas pintorescas y un patrimonio histórico muy interesante. Su parte final no es fácil y requiere avanzar con cuidado para evitar resbalones. Otra cosa a tener en cuenta es la falta de sombra en algunos tramos.
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