Camino de Santiago | Vía Arán-Pirineos, etapa 4: Les-Viella

Nos internamos en el bucólico Valle de Arán por un trazado que visita pueblos de postal cargados de encanto. Será un recorrido algo más largo, pero con un perfil mucho más cómodo que el de las jornadas previas.

Las fotos del recorrido

Etapa 3: Saint Béat (Lez)-Les

Etapa 2: Saint Pé d'Ardet-Saint Béat (Lez).

Etapa 1: Saint Bertrand de Comminges-Saint Pé d'Ardet.

Vistas del camino tras pasar Bossòst.
Vistas del camino tras pasar Bossòst / Emilio J. De Los Santos

Ficha

Ruta lineal

Distancia: 20,3 Km

Dificultad: Fácil

Inicio: Les

Final: Viella

Poblaciones que atraviesa: Bossòst, Era Bordeta, Es Bòrdes, Arròs, Aubèrt y Gausach

Ascenso total: 429 m

Descenso total: 97 m

Naturaleza: 4/5

Etapa sencilla pese a sus 20,3 kilómetros. Vamos a disfrutar de unos parajes bucólicos mientas nos internamos en el bellísimo Valle de Arán y remontamos el río Garona. Avanzando siempre bastante cerca del curso del agua, el perfil es bastante cómodo. Iremos en constante subida, pero el ascenso será tan gradual que, salvo en un par de repechos, apenas lo notaremos.

Comenzamos a andar en el puente junto al ayuntamiento de Les. Enfilamos la calle Carrer des Bahns y, en la bifurcación de un poco más adelante, doblamos a la derecha por Carrer Paisas. Nos aproximamos mucho al río y, por un carril asfaltado, bordeamos un camping, unas instalaciones deportivas, una piscifactoría y la central hidroeléctrica de Cledes. Al poco, nos salimos a un sendero de tierra y hierba por la derecha. Aquí, sobre la montaña que tenemos a nuestra izquierda, está la torre del homenaje del Castillo de Les, único resto que sigue en pie de una antigua fortaleza. Para llegar a ella, hay que seguir la vía ferrata habilitada por esta zona (observaremos los accesos por esta zona). No estamos aquí para escalar, así que continuamos de frente.

A la salida de Les, veremos un camping grande.
A la salida de Les, veremos un camping grande. / Emilio J. de los Santos

Unos metros más adelante, el camino serpentea entre unas instalaciones que parecen ser canteras. Cuando acaban, nuestro recorrido da un giro cerrado a la izquierda para tomar la Carrer des Anglades, de nuevo sobre asfalto. Superado el Barranco de Margalida, veremos un sistema de presas en el río. Ya estamos aproximándonos al bonito pueblo de Bossòst.

Plaza de la Iglesia de Bossòst, con el Ayuntamiento y la Iglesia de Nuestra Señora de la Purificación
Plaza de la Iglesia de Bossòst, con el Ayuntamiento y la Iglesia de Nuestra Señora de la Purificación / Emilio J. de los Santos

Bossòst es una localidad de un tamaño similar a Les, aunque algo más turística. El recorrido se mantiene en la margen derecha del río. Si queremos hacer una visita al municipio -y merece la pena- tendremos que cruzar el puente y la carretera nacional al otro lado. Lo más destacado es su plaza principal, que alberga el ayuntamiento y la Iglesia de Nuestra Señora de la Purificación, que es de estilo románico y data del siglo XII. La combinación del río, las montañas y el encanto arquitectónico de las casas ofrecen vistas muy pintorescas del conjunto. En este punto, hemos recorrido ya unos 3,5 kilómetros de la etapa.

En el tramos más abrupto de la etapa, veremos caballos.
En el tramos más abrupto de la etapa, veremos caballos. / Emilio J. de los Santos

Como hemos dicho, el sendero avanza por el lado derecho del río. A la altura de Bossòst, lo hace por un agradable paseo fluvial hasta alcanzar una pradera. A continuación, el recorrido nos hace visitar la central hidroeléctrica de Bossòst. Como habremos observado ya, prácticamente cada pueblo tiene su propia planta de generación eléctrica aprovechando el paso del Garona. Será la tónica en esta etapa: primero un pueblo y después su sistema de producción de energía o al contrario.

Vista del Garona desde un claro del bosque tras Bossost.
Vista del Garona desde un claro del bosque tras Bossost. / Emilio J. de los Santos

Tras la instalación, la señalización nos hará recorrer una parte boscosa algo más escarpada. Primero, iremos siguiendo la linde del bosque. Después, con un giro a la izquierda, tendremos que remontar parte de una ladera por un tramo de avance más lento. La trocha estará menos definida y el terreno será irregular. Recorreremos esta zona durante aproximadamente dos kilómetros. Una bajada nos saca de este entorno salvaje para reencontramos con el asfalto junto al Pont del Saut deth Lop (Puente del Salto del Lobo). Doblamos a la derecha para cruzar el río por dicho puente y posteriormente nos incorporarnos al arcén de la N-230 para seguirla hacia la izquierda. En el lado opuesto, sobre la ladera por la que hemos venido, veremos en alto el bonito pueblo de Arró.

Salimos de la carretera por una pista bastante amplia.
Salimos de la carretera por una pista bastante amplia. / Emilio J. de los Santos

En cosa de 50 metros, dejamos la carretera para enfilar un sendero que asciende entre árboles a la derecha. Pasamos un lavadero típico de la zona y continuamos junto a una pradera hasta Era Bordeta. Se trata de una pequeña aldea con varios campings en las proximidades. En esta población, dejamos el GR 211 para seguir por el GR 211.1, que prosigue en la margen izquierda del Garona.

Un lavadero cerca de Era Bordeta.
Un lavadero cerca de Era Bordeta. / Emilio J. de los Santos

Este tramo es muy plácido, completamente llano mientras vemos el río a muy pocos metros. Iremos sobre una pista asfaltada hasta que lleguemos a las proximidades de un nuevo puente. Aquí tomamos otro sendero de tierra que remonta el arroyo de Joèu. Lo superaremos más adelante por el Pont Vielh (Puente Viejo). Así acabamos pisando un carril de cemento y subimos un empinado repecho hasta entrar en Es Bòrdes.

Tras un repecho por una pista de cemento, llegamos a Es Bòrdes.
Tras un repecho por una pista de cemento, llegamos a Es Bòrdes. / Emilio J. de los Santos

Este pueblo sí es más grande. Es un gusto recorrer sus tranquilas calles decoradas con flores de llamativos colores entre fachadas de piedra. Su principal edifico es la Iglesia de Madre de Dios del Rosal, del siglo XIX. Aunque como ya se ha indicado, lo más destacado de esta visita es la paz que se respira y las vistas que se tiene de los pueblos próximos colgados de las laderas próximas. Atravesamos Es Bòrdes por la Calle Mayor y la Calle Real.

Llevamos ya 11 kilómetros de la etapa, más de la mitad. En lo que nos queda, vamos a ir aproximándonos a los puentes que dan acceso a distintos pueblos, pero sin llegar a entrar en ellos. El camino irá prácticamente en línea recta.

Al fondo, en la ladera, está Benós.
Al fondo, en la ladera, está Benós. / Emilio J. de los Santos

La calle Real de Es Bòrdes nos deja en un carril bastante cómodo que tiene unas bellas vistas de los pueblos de Benós y Begós, uno encima del otro en la montaña que tenemos al norte, al otro lado del río. Por bosque de ribera, pasamos junto a otra central hidroeléctrica, un enorme camping y un campo de fútbol antes de dar con el Pont d'Arròs, a tres kilómetros de Es Bòrdes. Nuestro camino sigue de frente, sin cruzar, aunque si necesitamos algo, podemos pasar el río y visitar una especie de área de servicio de la N-230. Arròs está un poco más arriba en la ladera.

Arrós, también sobre la montaña.
Arrós, también sobre la montaña. / Emilio J. de los Santos

Proseguimos por el sendero en la margen izquierda del Garona, progresando entre zonas que alternan praderas y arboledas muy densas. A dos kilómetros de Arròs, se alcanza Aubèrt o, mejor dicho, el puente que da acceso a esta localidad. Hay varias casas en las afueras y un parque ideal para un descanso.

Aubèrt también lo vemos desde el otro lado del río.
Aubèrt también lo vemos desde el otro lado del río. / Emilio J. de los Santos

De frente, tomamos un carril asfaltado recientemente (algo que parece que a los propios vecinos no les ha hecho mucho gracia) que sigue transitando por el valle. Veremos un par de accesos para cruzar el Garona a nuestra izquierda: el primero da acceso a Betlan y el segundo a Vilac (son los bonitos pueblos del otro lado, también a media altura de la ladera). Nosotros seguimos siempre de frente.

Vilac visto desde el sendero.
Vilac visto desde el sendero. / Emilio J. de los Santos

Pronto comenzaremos a notar cómo aumentan los edificios y el ruido en el lado opuesto del río. El recorrido aún nos sorprenderá con alguna pasarela colgada de una pared de piedra para hacernos andar a muy poco del curso del agua. Justo antes del final de la etapa, nos despedimos del bosque y caminamos por una pradera que nos permite admirar una imponente panorámica: a la derecha, tenemos Gausach; de frente, Viella; y, justo al fondo, el Puerto de Viella. Efectivamente, esa montaña tan alta será el escenario de nuestra próxima etapa.

Nos acercamos al final. Viella, a la izquierda; Gausach a la derecha y el Puerto de Viella al fondo.
Nos acercamos al final. Viella, a la izquierda; Gausach a la derecha y el Puerto de Viella al fondo. / Emilio J. de los Santos

A Gausach se llega sin problemas. El sendero se va retirando del río y rodea esta localidad hasta conectar con una carretera local. Si nos volvemos, podemos ver perfectamente la Iglesia de San Martín, de estilo gótico-románico. A menos de un kilómetro, siguiendo la acera, tenemos ya la entrada en la ciudad que pone fin a esta etapa.

Volvemos al asfalto. Dejamos atrás Gausach, donde destaca la Iglesia de San Marín.
Volvemos al asfalto. Dejamos atrás Gausach, donde destaca la Iglesia de San Marín. / Emilio J. de los Santos

Viella es considerada la capital aranesa. Situada a los pies de las montañas, es el principal punto de acceso al Valle de Arán desde la Península Ibérica. La actual Viella se formó en década de 1970 con la unión de otros seis municipios próximos. La ciudad es una encrucijada, ya que por ella se accede del resto de España para alcanzar Francia por la N-230 o viceversa. Asimismo, se comunica con el Alto Arán por la C-28 y llega a la estación de esquí de Baqueira. Para ir al sur, la N-230 atraviesa las montañas por un túnel de cinco kilómetros, mientras que la C-28 escala el Puerto de la Bonaigua, un paso de montaña muy expuesto a las inclemencias meteorológicas.

Iglesia de San Miguel, en Viella.
Iglesia de San Miguel, en Viella. / Emilio J. de los Santos

Este flujo de comunicaciones se nota: la ciudad es bulliciosa, con mucha gente de paso y turistas. Tras cuatro jornadas de tranquilidad, nos costará adaptarnos a su ritmo. Pero viene bien retomar fuerzas en ella, ya que nos aguardan etapas muy duras y solitarias. Aquí disponemos todos los servicios y es buena idea hacer inventario de qué tenemos y qué necesitamos antes de seguir avanzando.

En esta etapa nos despedimos del río Garona y saludamos el arroyo Nere, que remontaremos en la próxima jornada.
En esta etapa nos despedimos del río Garona y saludamos el arroyo Nere, que remontaremos en la próxima jornada. / Emilio J. de los Santos

Asimismo, no podemos desaprovechar la ocasión para pasear por sus calles más céntricas junto a las canalizaciones del río Garona y del río Nere, visitar el Museo del Valle de Arán ubicado en una interesante casa señorial del siglo XVII o la Iglesia parroquial de San Miguel, con un estilo transitorio entre el románico y el gótico.

Perfil de la cuarta etapa.
Perfil de la cuarta etapa.

Alojamientos

Hay que tener en cuenta que Viella es una localidad muy turística, por lo que los precios no serán baratos. Conviene reservar con bastante antelación.

Parador de Vielha (973 64 01 00)

Hotel Viella (973 64 02 75)

Hotel Albares (973 64 00 81)

Ostau d'Oc (973 64 15 97)

Hotel Arán La Abuela (973 64 00 50)

Hotel La Bonaigua (973 64 01 44)

Hotel Urogallo (973 64 00 00)

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