El restaurante de los Remedios ideal para los amantes de la comida tradicional
La Montanera abrió sus puertas hace 40 años años para ofrecer comidas de toda la vida propias de Andalucía y de Castilla y León.
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Frente al boom de los restaurantes con comida de otros lugares del mundo y de preparaciones menos elaboradas, están quienes prefieren frecuentar los bares de toda la vida, los que sirven los guisos que siempre se han hecho en las casas de las madres y las abuelas y en los que es habitual encontrar pescado frito, croquetas de diferentes tipos o alguna carne a la brasa.
Uno de los establecimientos que reúne esta características es La Montanera. Ubicado en pleno barrio de Los Remedios de Sevilla, en la calle Juan Sebastián Elcano, número 16, este restaurante abrió sus puertas en el año 1984 y desde entonces no ha dejado de ofrecer todo tipo de comidas tradicionales a los cientos de clientes que pasan por su local.
Su dueño es Jesús Alonso, un zamorano afincado en Sevilla desde hace décadas que ha logrado crear en este barrio sevillano un templo de la buena comida fusionando recetas tradicionales de Andalucía y de Castilla y León. Tal y como dicen en su página web, se trata de "un enclave gastronómico donde disfrutar del Sur sin perder el Norte, el sabor de su Mar y de sus campos la carne, en definitiva un marco incomparable dentro de la Sevilla mas personal".
Una carta variada
La Montanera cuenta con un amplio abanico de comidas propias de nuestra tierra, como croquetas, mero empanado, aliño de tomate con melva, o los cogollos de lechuga con anchoas. También tienen opciones como steak tartar o la ensaladilla, gambas al ajillo o chocos fritos. Además de esto también elaboran guisos como el arroz con marisco o el consomé o diferentes tipos de carne a la brasa, la paletilla de cordero lechal al horno o el guiso de carne de cola de toro.
En La Montanera también tienen estecial mención sus postres caseros, como la tarta de la abuela, flan de huevo o milhojas, entre otros. El local se divide en dos zonas. Una donde se ubica la barra, en la que se puede tapear de una manera más informal y otra que cuenta con un amplio salón en el que se puede comer por platos y raciones, lo que lo convierte en un sitio perfecto para comer con amigos, compañeros o familiares. La estética es similar al de un mesón, con techos con arcos y grandes cuadros en las paredes.
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