¿Qué ver en Écija en un día?

Conocida como la 'ciudad de las torres' por las once que destacan en su paisaje, Écija es una de las ciudades más bonitas de la provincia. Fundada por los romanos en época del emperador Augusto (y con el hombre de Astigi), pasear por sus calles puede ser un plan ideal para una escapada de un único día, disfrutando de su historia y patrimonio.

Qué ver en Écija

Una forma de recorrer Écija es visitar las torres que dan el sobrenombre a la ciudad y sus iglesias, muchas representaciones del barroco español de los siglos XVII y XVIII. Desde la web de Turismo de Sevilla señalan además que algunas de ellas permiten acceder a sus torres para tener una vista panorámica de la ciudad, como es el caso de la iglesia de San Juan. También la iglesia de Santa María, que destaca por su estilo gótico-mudéjar y su torre del siglo XVIII. Mientras, la iglesia de Santiago es considerada como uno de los templos más interesantes del conjunto histórico de la ciudad por su estilo gótico-mudéjar del siglo XV y las posteriores reformas renacentistas y barrocas. Esta iglesia destaca por su hermoso patio enclaustrado y por su retablo principal del siglo XVI y la capilla de los Montero, de 1630, con una de las primeras representaciones artísticas que manifiestan la influencia de los territorios americanos en la ciudad.

También es recomendable visitar el Museo Histórico Municipal de Écija, donde se encuentran obras como la estatua romana de la Amazona Herida, que fue encontrada en 2002 durante las excavaciones en la plaza de España de la ciudad. En esta última también se puede visitar el estanque romano del siglo I en el que la amazona fue encontrada.

Por las calles del centro histórico de Écija se pueden abreviar los vestigios arqueológicos que siguen siendo parte de la ciudad, como los restos de la muralla almohade o la parte exterior de la Casa del Gremio de la Seda (aunque no puede visitarse su interior). También es de visita recomendada el Palacio de los Condesde Peñaflor, construido en el siglo XVIII y que destaca por sus largos balcones y las pinturas de su fachada, llena de trampantojos.

En la visita se puede aprovechar también para probar las recetas tradicionales de Écija, como las yemas o las tortas de manteca.