Cuatro pueblos de Sevilla perfectos para disfrutar de la floración en primavera

Estos pueblos se encuentran en enclaves cuyos paisajes se transforman en primavera gracias a la floración de numerosas especie

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La Puebla de los Infantes
La Puebla de los Infantes / turismosevilla.org

Las incansables lluvias que han estado presentes en la comunidad durante casi todo el mes de marzo han provocado que más de una persona se haya sentido con el ánimo bajo por la falta de sol. Si bien es cierto que el mal tiempo ha acabado cansando a muchas personas, gracias a la lluvia los campos están ahora más verdes que nunca y las primeras flores de la primavera han empezado a brotar por todo lo alto.

Prueba de ello es el olor a azahar que inunda casi todas las calles de Sevilla y que es tan característico de la ciudad en estas fechas. Más allá de la capital, la provincia cuenta con pueblos cuyo paisaje y calles están plagadas de flores y espacios verdes que merece la pena visitar:

El Coronil

El Coronil es un pueblo pequeño ubicado en la campiña, entre la Sierra de Cádiz y Sevilla. Con apenas 5.000 habitantes este municipio es característico por su patrimonio histórico, con los castillos de Las Aguzaderas y La Villa, y la naturaleza que lo rodea, con un entorno lleno de senderos para disfrutar del aire libre y la tranquilidad de lo rural.

Paseando por sus calles se encuentran hermosas casas señoriales del siglo XVIII. Algunas están reutilizadas como edificios públicos, por lo que se pueden visitar. El entorno natural de El Coronil también se ha convertido en un excelente reclamo turístico. En plena Sierra Sur sevillana y bañado por el arroyo Salado, esta localidad ofrece una gran variedad de rutas en las que convivir con la naturaleza.

Castillo de El Coronil
Castillo de El Coronil / turismosevilla.org

La Puebla de los Infantes

La Puebla de los Infantes se encuentra en el Parque Natural de Sierra Morena y es un municipio rico en historia, gastronomía y un paisaje de gran belleza que hacen que sea un destino perfecto para los amantes de la naturaleza y de las actividades al aire libre como senderismo, remo o ciclismo.

Rodeada de montañas y bañada por el arroyo del Toril y por el embalse de José Torán, esta geografía hace de La Puebla de los Infantes un lugar único en la provincia. Respecto a su patrimonio histórico destacan los restos del castillo medieval, las torres vigías de los alrededores y el lavadero público. A esto se suman sus iglesias y ermitas, de gran culto religioso para sus vecinos. De esta zona de Sevilla es típica la carne de caza, concretamente la perdiz con pimiento de pique o el venado en adobo, tradiciones culinarias de La Puebla de los Infantes.

La Puebla de los Infantes
La Puebla de los Infantes / turismosevilla.org

El Ronquillo

Ubicado a solo media hora desde Sevilla, el pueblo de El Ronquillo se enclava en las faldas de Sierra Morena, lo que le confiere una belleza especial durante la primavera. El municipio es de pequeño tamaño, pero en él se puede disfrutar de la gastronomía de la zona, en la que cobra especial importancia la carne de caza. Respecto a sus alrededores, el embalse de La Minilla y los Lagos del Serrano (que en realidad pertenecen a Guillena) son dos de los mayores atractivos de la zona. Pasear por los múltiples senderos que salen desde el propio pueblo o hacer alguna actividad como ciclismo para disfrutar del paisaje se convierte en un plan perfecto para disfrutar de la naturaleza durante esta época del año.

Lagos del Serrano
Lagos del Serrano / turismosevilla.org

Isla Mayor

La provincia de Sevilla posee el mayor arrozal de toda Europa, extendido entre los pueblos de La Puebla del Río, Isla Mayor e Isla Menor, Los Palacios y Villafranca y parte de Aznalcázar. El paisaje que se genera en esta zona de la provincia durante la primavera es espectacular, ya que el agua de las Marismas suele reflejar el color del cielo que hay sobre ella, creando estampas únicas.

Uno de estos pueblos, famoso por formar parte de la película La Isla Mínima, de Alberto Rodríguez, es Isla Mayor. El pueblo es humilde y y su casco urbano es pequeño, pero los alrededores sin espectaculares. La industria arrocera arribó a este rincón hispalense en torno a los años 40 y atrajo a toda una colonia de valencianos que se asentaron en él. En esta zona, debido al tipo de cultivo que hay, es muy común comer guisos de arroz con diferentes carnes como liebre, pato, conejo o perdiz. Uno de los lugares más famosos para darse un buen festín es en la Dehesa de Abajo.

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