El pueblo de Sevilla que pasa desapercibido y que tiene el pico más alto de la provincia

Esta localidad sevillana se encuentra cerca de Cádiz, a 116 kilómetros de Sevilla

Cinco secretos de Sevilla que quizás desconozcas

Algámitas
Algámitas / turismosevilla.org

Buena parte de la provincia de Sevilla se extiende a lo largo de la Depresión del Guadalquivir, lo que le confiere a muchos de sus pueblo un aspecto de llanura extensa en el que no se encuentran demasiados accidentes geográficos. A pesar de esto, la Depresión del Guadalquivir limita con dos sistemas montañosos, el de Sierra Morena y el de la Cordillera Subbética. Es junto a este donde precisamente se encuentra uno de los pueblos más desconocido de Sevilla y que, sin embargo, cuenta con el pico más alto de la provincia.

Se trata de la localidad de Algámitas, ubicada en la Sierra Sur de Sevilla que apenas supera los 1.000 habitantes. Este pueblo se encuentra a los pies de El Peñón, el símbolo de esta localidad y el lugar en el que está ubicado el punto más alto de toda la provincia: el pico del Terril. Su sierra, conocida por servir de guarida a los bandoleros en el pasado, se ha convertido hoy en todo un atractivo turístico, especialmente para los amantes de la naturaleza. Esta sierra es conocida en el pasado por servir de guarida a los bandoleros y que es hoy, todo un atractivo turístico. 

Su historia

Los primeros asentamientos que habitaron esta zona datan del Neolítico, algo que se ha podido comprobar gracias a la aparición de restos como hachas de piedra pulimentada. Durante la época romana la población de la actual Algámitas se encontraba difuminada entre las márgenes del río Corbones, mientras que en la época árabe se asentaban en las proximidades del arroyo del Membrillar.

A pesar de que no queda del todo claro cuándo se fundó el municipio, la opinión generalizada es que su origen está en un poblado túrdulo (una clase de íberos) que tenía su asentamiento disperso desde lo que actualmente es el pueblo de Pruna hasta cerca del río Corbones. Este poblado recibía el nombre de Callet. En época romana se la llamó Silicens, como alusión a su topografía. En época musulmana, sin embargo, Algámitas fue una alquería o aldea rural, agrícola y ganadera.

Tras la reconquista del Castillo de Pruna, que hoy se encuentra en perfecto estado, la localidad de Algámitas fue concedida por el rey Enrique IV al caballero Rodrigo de Rivera, siendo posteriormente vendida al marqués de Cádiz, Rodrigo Ponce de León, 1482 por 4 millones de maravedíes. Estas tierras pertenecieron al marqués hasta que en el siglo XIX tuvo lugar la supresión de los señoríos jurisdiccionales. Isabel II concedió el título de villa a Algámitas el 27 de marzo de 1852.

El pico más alto: el Terril

Ubicado en la Sierra del Tablón, concretamente entre las localidades de Algámitas y Pruna, el Terril es el pico más alto de la provincia de Sevilla con sus 1.129 metros. A este pico también se le conoce como El Monigote y al igual que sucede con la mayoría de cimas, cuenta con un punto geodésico en su cumbre, instalado por el Instituto Geográfico Nacional.

Más allá del atractivo que esto supone para el turismo de naturaleza en esta localidad, Algámitas cuenta con otros lugares que merece la pena ver, como la Iglesia del Dulce Nombre de Jesús, del siglo XVIII, la plaza de la iglesia, en la que se celebran la mayoría de fiestas de la localidad, o su entorno natural, con un abanico de rutas de senderismo para poder recorrer todos los parajes de la zona. Algunas de ellas las organiza el propio camping de Algámitas y se pueden hacer a pie, en bicicleta o a caballo.

Un lugar menos conocido es el llamado Bosque de las Hadas. Su sendero es muy agradable, sobre todo en primavera por la cantidad de vegetación que florece. Y, por último, en la Ruta de los Bandoleros, donde se «viaja» al siglo XIX para conocer cómo vivieron estos forajidos en las cuevas naturales del Peñón de Algámitas.

Otro de los reclamos turísticos de Algámitas es su gastronomía, entre la que destaca sus chicharrones, el aceite de oliva, la tortilla de espárragos, la porra y la sopa de tomates hervida. Todo esto convierte a esta localidad en un lugar perfecto para pasar unos días y disfrutar de la calma de un pueblo pequeño rodeado de mucha naturaleza.

 

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