La comparsa de Martínez Ares 'embiste' otra vez al mundo de los toros 30 años después
La oveja negra lanza una dura crítica a la tauromaquia, un tema que ya tocó en una de sus coplas más célebres en La ventolera (1994).
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Tres décadas después, Antonio Martínez Ares volvió ayer a lanzar una dura crítica al mundo de los toros. Fue durante la primera semifinal del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz (COAC), en el primer pasodoble de su comparsa, principal aspirante a hacerse con el primer premio tras ganar las dos últimas ediciones en el Gran Teatro Falla.
"De nuevo los toreritos vuelven al ruedo", comienza la copla de La oveja negra, que vincula al mundo del toro con la "España más fascista que juega el juego de la hembra empitonada a la que se le caen las bragas cuando ve a su semental", "el pijerío" o una "plebe insensible aferrada a lo cañí". Al autor no le "entra en la cabeza que tauromaquia equivalga a cultura y sentido de patria" ni que ser matador "sea una profesión", cuando para él no es mas que "un circo romano donde se aplaude la tortura y el dolor". Tampoco pasa por alto el uso político del mundo del toro ("Abascal con su caballo está explotando este serrallo de patanes monosabios que se creen más liberales y progresistas. Talibanes del turismo que si no piensas lo mismo eres un pobre ignorante y un comunista, y un comunista"), ni a los ganaderos, que "siempre repiten pa eso han nacido, si no la raza se habría extinguido", algo que ve como una "excusa para vivir de subvenciones". Remata diciendo "volvemos al lamentable culto taurino, la prehistoria y al desatino. Ni es trabajo ni eso es arte, son manos manchadas de sangre solo hay un animal. Y el asesino, un asesino, un asesino".
En el pasodoble de 1994, el célebre Acércate torito, contaba la historia de un torero que relata en primera persona una corrida de toros en la que se autoconvencía de seguir adelante pese a surgirle sentimientos encontrados sobre la tortura y la muerte del animal. Acababa maldiciendo a "todo el quiera la muerte de un toro", al que "llevaría al centro del ruedo a hacerle perrerías, y allí, con un descabello le diría qué sientes, dime qué sientes".
Antonio Martínez Ares es uno de los autores más mediáticos y polémicos del carnaval gaditano. El año pasado dio que hablar más allá de Cádiz por su letra a la exhumación de Queipo de Llano en la Basílica de la Macarena. En esta edición ya había sido noticia por su pasodoble en catalán a la amnistía.
Letra íntegra del pasodoble de La oveja negra
De nuevo los toreritos
vuelven al ruedo
De nuevo están destapando
la cajita del espanto
de la fiesta nacional
De la España más fascista
que juega al juego
de la hembra empitonada
que se le caerán las bragas
cuando vea a su semental
Del habano el pijerio
y las mantillas
Ese pañuelito blanco
de la autoridad civil
De clarines, pasodobles
y paseíllo
de esos huevos apretaos
pero con brillo
ante una plebe insensible
aferrada a lo cañí
No me entra en la cabeza
que decir tauromaquia
equivalga a cultura
y a sentido de patria
Cómo pueden decir
que esto es una pasión
cómo puede entenderse
profesión matador
No es mas que un circo romano
donde se aplaude
la tortura y el dolor
Abascal con su caballo
está explotando este serrallo
de patanes monosabios
que se creen más liberales
y progresistas
Talibanes del turismo
que si no piensas lo mismo
eres un pobre ignorante
y un comunista
y un comunista
Los ganaderos
siempre repiten pa eso han nacido
si no la raza se habría extinguido
Esa es la excusa para
vivir de subvenciones
que la llaman afición
Volvemos
al lamentable culto taurino
a la prehistoria y al desatino
Ni es trabajo ni eso es arte
son manos manchadas de sangre
solo hay un animal
Y el asesino
un asesino
un asesino
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