No hay pañuelo de silencio para Manolo Garrido
La Asociación de Amigos de Peregil rinde tributo al autor de sevillanas tan universales como 'El Adiós' o 'Pasa la vida'.
Hasta el papa Juan Pablo II se emocionó con las sevillanas del adiós. Manolo Garrido las escribió para Los Amigos de Gines en 1975, en pleno empujón para un género que amenazaba ruina, y ayer la Asociación de Amigos de Peregil le rindió tributo a este trianero de vocación que, a sus 88 años, recibió el homenaje que Sevilla le debía. El presidente de esta asociación creada para eternizar la memoria de Pepe Peregil y para homenajear a todos los que han contribuido a la universalización del folclore andaluz según Sevilla echó en falta el pregón que debió dar y no dio Manolo Garrido. Así comenzó su presentación Miguel Ángel Pérez de los Santos. No hacía falta, porque su pregón está inscrito en la cultura popular de Sevilla, desde el villancico Las casas del Nacimiento, que compuso para el Coro de la Esperanza de Triana, o en ese tratado filosófico que Albahaca sigue pregonando cada Feria de Abril: Pasa la vida.
El Ateneo de Sevilla abrió sus puertas a la gran familia de las sevillanas. Especialistas del género como Ángel Vela, Manolo Melado o Javier Montiel le dieron profundidad a la importancia de las letras que Manolo Garrido les ha dedicado a Sevilla y a sus cosas más entrañables. Y Paco Lola y Pepe Vela le cantaron a su autor esas letras para las que jamás habrá pañuelo de silencio.
El acto tuvo la misma amplitud de género que el homenajeado. La tonadillera Ana del Río entonó la Plegaria a la Virgen del Valle, pieza con la que Manolo Garrido cumplió la última voluntad de Peregil: la dedicatoria de un disco para la patrona de Manzanilla. Y la saetera Pili del Castillo recordó su popular Nana de la Señá Santa Ana. Se recordó la inconmensurable Salve rociera a la que Los Romeros de la Puebla dieron forma en su Misa del Alba. Y hubo más y más letras, evocación de Los Giraldillos, con la colaboración del grupo De Azahar y la inédita y única presentación en público de José Juan Pérez Medina, el niño médico de Peregil. Emocionaron a Manolo y a sus familiares, en un acto entrañable y auténtico, como él.
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