La otitis, un fastidioso clásico del verano

Los baños prolongados, el calor y la humedad propician afecciones del oído en niños, especialmente entre los 7 y los 12 años

Una especialista del Hospital San Juan de Dios del Aljarafe atiende a un menor en consulta.
S. V.

05 de agosto 2015 - 01:00

Con la llegada de las vacaciones y las altas temperaturas aumentan los baños en piscinas y playas por parte de los más pequeños y con éstos los casos de otitis externas, una afección muy molesta. Así, en verano el número de consultas solicitadas por este motivo, sobre todo a través de Urgencias, supone más del doble de las atendidas durante el resto del año.

A diferencia de la otitis media, muy frecuente en niños y rara en adultos, la otitis externa (aquella que afecta a la piel del pabellón auricular y del conducto auditivo externo) afecta a un rango de edades mucho más amplio, pero son los niños de los 7 a los 12 años los que más tiempo pasan en el agua y por ello la contraen con más facilidad.

Otorrinolaringólogos del Hospital San Juan de Dios del Aljarafe recomiendan a los padres en consulta unos sencillos gestos para cuidar la salud de nuestros oídos. "Es fundamental evitar los baños en aguas contaminadas y la manipulación del conducto auditivo externo. Tras el baño en piscinas, es interesante secar concienzudamente el oído, incluso usando un secador de pelo a cierta distancia si existe predisposición a padecer esta otitis. Además, en este caso, es muy recomendable el uso de tapones impermeables -que pueden ser hechos a medida-, gorro de baño y evitar sumergir la cabeza", advierte el doctor Miguel Olivencia, jefe de Servicio de Otorrinolaringología de este centro.

El síntoma inicial de la otitis externa es la aparición de dolor en el oído, que progresa hasta ser intenso y aumenta al tocar la oreja o el conducto auditivo externo. Al evolucionar la infección, la piel del oído se aprecia inflamada, enrojecida y a menudo se produce supuración que suele ser de coloración verdosa. Si la infección es por hongos, el síntoma más evidente es el picor en el oído y sensación de taponamiento.

Tan pronto como aparezca dolor e inflamación en el oído, debemos acudir a nuestro médico de familia, que confirmará el diagnóstico y prescribirá un tratamiento adecuado. Éste suele consistir en aplicación de preparados tópicos (gotas) que buscan restablecer las condiciones de acidez y humedad naturales en el oído, por lo general asociadas a un antibiótico también en forma de gotas. Las personas que padecen de diabetes presentan mayor predisposición a este tipo de infecciones que en ellos pueden ser sumamente agresivas.

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