El origen del 'montadito': cómo esta tradición sevillana conquistó a toda España

El montadito es una comida que consiste en la elaboración de un bocadillo de pequeñas dimensiones

El mapa que muestra los lugares más extraños del mundo: estos son los de Sevilla

Montadito de gambas con alioli
Montadito de gambas con alioli / Cosas de Comé

Según la Real Academia de la Lengua Española, el montado es una loncha de jamón, lomo (u otro fiambre) sobre una rebanada de pan. Esta acepción que, si bien no es incorrecta, no casa a la perfección con la que en Sevilla se entiende por 'montadito', que no montado. En la hispalense, así como en el resto de provincias de Andalucía, el montadito es un bocadillo de pequeño tamaño al que se le introducen todo tipo de ingredientes, creando combinaciones de lo más originales y sabrosas. Así, es posible encontrarse desde un montadito más sencillo elaborado, por ejemplo, con carne mechá y alguna salsa hasta otros más elaborados, como el piripi o el de pringá. Gracias a sus pequeñas dimensiones y, por tanto, su precio más reducido, es posible comer varios de una sola sentada, lo que permite probar distintos sabores en una misma comida.

En Sevilla hay algunos montaditos especialmente famosos que definen parte de la gastronomía de la ciudad. Estos son, entre otros, el de pringá, el de palometa con queso fresco, el capote de melva con pimiento morrón, de gambas con alioli, el de carne mechá o piripi, anteriormente mencionados o, de un tamaño algo mayor, el popular serranito. Pero, ¿de dónde viene esta tradición de tomar bocadillos bien condimentados de pequeño tamaño?

Origen del montadito

Para hablar del origen del montadito es necesario hacerlo, en primer lugar, de sus primos hermanos: los bocadillos. Aunque no haya un consenso cerrado sobre esto, algunos historiadores fechan el nacimiento de los bocadillos entre finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI en los campos del sur de España. Concretamente serían los jornaleros quienes comenzarían a prepararlos haciendo uso del poco y la falta de recursos que tenían para hacer otro tipo de comida. Su uso se extendería, más tarde, en el ejército gracias a la comodidad para elaborarlos.

Los montaditos aparecerían, más tarde, como sucedáneos de estos bocadillos, pero con un tamaño menor y servidos en papel de estraza en tiendas de embutidos que, por aquel entonces, carecían de cocina. Estos estarían presenten en lugares como Andalucía y Extremadura.

El investigador gastronómico Manuel Ruiz Torres, natural de Algeciras, señala que “los primeros montaditos serían simples rebanadas de pan con embutidos, pasando luego a miniaturas de bocadillos, para llegar a guisos de cocina metidos entre panes”. Comenta, además, que estos se servían en los jándalos o tiendas de montañeses de Cádiz y Sevilla en el siglo XVIII donde se combinaba la venta de comestibles con un espacio separado en el que se podía beber vino que acompañaban con una rebanada de pan y algunos fiambres de los que se vendían en la propia tienda.

Con el paso de los años estas preparaciones fueron ganando popularidad hasta convertirse en montaditos mucho más elaborados, condimentados con ingredientes de gran calidad e incluso carnes de guiso. En el manual de Carmen de Burgos ¿Quiere Vd. comer bien?, publicado en 1917 (siglo XX), aparece un bocadillo con la carne del puchero que es lo que hoy se conoce como ‘pringá’.

Sin embargo, según Ruiz Torres y sus estudios sobre esta comida, la primera vez que aparece la palabra ‘montadito’ en todos los documentos revisados es en el año 1944, unas décadas más tarde de la preparación de la que hablaba Carmen de Burgos. Esta fecha coincidiría con la proliferación de la tapa en Andalucía, que se da en la primera mitad del mismo siglo.

Antes o después, el montadito es una de las preparaciones que dan identidad a la gastronomía sevillana y que suponen todo un emblema de la ciudad que hay que degustar si se está de visita en la hispalense.

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