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'Dimensión y azar', la nueva exposición del Centro Cerámica Triana
La muestra de Ruth Morán puede verse desde el 14 de septiembre hasta el 10 de noviembre
El Centro Cerámica de Triana acoge desde el 14 de septiembre hasta el próximo 10 de noviembre la exposición Dimensión y azar, de Ruth Morán y comisariada por Juan Ramón Rodríguez-Mateo e Iván de la Torre Amerighi. Esta muestra se enmarca en el ciclo Contemporánica, que se viene realizando en este espacio ICAS del Ayuntamiento de Sevilla.
El tránsito por las técnicas y los procesos cerámicos, así como los resultados obtenidos en la obra de Ruth Morán (Badajoz, 1976) deben ser analizados dentro de un proyecto de investigación global que abarca formas, cromatismos y materiales. Una propuesta creativa pluridimensional que no finaliza ni se agota en sí misma y que se integra en una trayectoria marcada por la búsqueda, por la curiosidad y por la experimentación técnica constante.
Espacio, dimensión y realidad son parámetros presentes en estas indagaciones. Como ya había ido perfeccionado con anterioridad sobre otros soportes, la generación de unos nuevos espacios a partir de la incisión, del corte, de la herida abierta, permite intuir una dimensión oculta atrapada en el material y la forma. Esa dimensión, a su vez, revela la existencia de una realidad distinta a aquella que podemos verificar directamente con los sentidos.
En las piezas cerámicas que tienden a la planitud, como sucede en platos y fuentes, se acentúa esa experiencia dimensional, la dialéctica del anverso/reverso, caras de una misma entidad que se nos muestran con lenguajes plásticos diametralmente opuestos. En piezas tridimensionales la rigidez de las formas alfareras pasa a un segundo plano para potenciar efectos que retoman alusiones orgánicas.
Otro elemento fundamental en su dicción es el del azar. Y nada mejor que los procesos cerámicos para alentar la imprevisibilidad del resultado. El gesto, detonante de ese azar, incluso cuando la mano de la artista repite mecánicamente el signo nos revela mediante leves variaciones, sutiles pulsiones, imperceptibles en acto, la dimensión biológica e incontrolable de toda creación. De ahí que el verbo abstracto que despliega la artista renuncie a una normatividad hermética y se decante por la exploración de la sutil y enigmática belleza contenida en la expresión lírica.
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