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¿Por qué el Museo Arqueológico de Sevilla tiene abanicos?

Uno de los abanicos de la colección / redes sociales

El Museo Arqueológico de Sevilla fue fundado en 1879 y desde 1946 se encuentra en el pabellón de Bellas Artes de la Exposición Iberoamericana de 1929, en la plaza de América del parque de María Luisa. Este alberga algunas colecciones arqueológicas de gran importancia histórica y que han sido fruto de algunas excavaciones a lugares como Itálica o de donaciones como las realizadas por al Casa de Medinaceli, que entregó al museo una serie de esculturas. En la actualidad el museo permanece cerrado con previsión de que se abra en el año 2025 debido a una reforma que se está acometiendo.

Entre todas las joyas que guarda este edificio, una de ellas se encuentra en unos abanicos, concretamente tres, que forman parte de la colección de objetos que su director Juan Lafita donó al museo, aunque no se sabe cómo llegaron a sus manos. En la actualidad, aunque estos objetos pertenezcan al Museo Arqueológico, se encuentran provisionalmente en el Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla.

Juan Lafita y Díaz (1889-1967), director del museo desde 1925 hasta 1959, era miembro del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, pero también pintor, periodista, caricaturista y gran anfitrión de los visitantes ilustres de la ciudad.

Los tres abanicos

La donación que éste hizo consistió, tal y como daban a conocer en las redes sociales del propio Museo de Arqueología, en tres abanicos de papel y varillas de bambú, ribetes dorados y anillas de metal lisa.

Dos de ellos han conservado unas dedicatorias manuscritas del compositor y director de orquesta ruso Ígor Stravinsky (1882-1971), fruto de su visita a la ciudad en 1921, que dice lo siguiente en uno de ellos: “Igor Stravinsky, Sevilla, Marzo 1921 […] v. Señor Sevilla 31 Enero 1921”. En el otro reza: “A la bellísima señorita Alicia Ferrer Vidal en recuerdo en «La Venta de Eritaña» con toda su admiración Igor Stravinsky. Sevilla. Marzo, sábado de Gloria de 1921”. El segundo abanico contiene además dos composiciones musicales con caracteres cirílicos.

El tercero de los abanicos que forma parte de esta curiosa colección era del dramaturgo, novelista, poeta y periodista Eduardo Marquina Angulo (1897-1946), data de 1924 y su dedicatoria manuscrita dice: “Para Eulalia abanicate despacio Eulalia, temo que el aire tus llamas eche a volar y media Sevilla abrases… E. Marquina Sevilla 22-V-1924”.

Junto a estos tres abanicos hay un cuarto, uno excepcional de origen romano que apareció en Itálica y que es único en el mundo por su tamaño y conservación.

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