Pilar Cernuda
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Novedad literaria
Este jueves, 4 de octubre a las 19:30, en la Sala Helvetia (Paseo de Cristóbal Colón, 26) el sello editorial sevillano Extravertida, antes Arma Poética, presenta la novela El morador insomne, de Antonio Jiménez Casero.
Se trata de la primera novela reeditada de la editorial, la primera edición de esta novela data de 1988, y ese es el primer tema que Jaime Romero, editor de Extravertida, cuestiona: "¿Por qué una reedición, cuando en los tiempos actuales el recorrido de los libros es breve y es rara la obra que conserva vigencia con el paso del tiempo? La primera publicación, descuidada, con demasiadas erratas hacía necesaria una nueva edición más mimada, que incluye una banda sonora a través de Spotify y el su versión electrónica gratuita".
La apuesta de El morador insomne tiene recorrido literario. Comenzó ganando el premio internacional Felipe Trigo de novela. "Fue el primer año que los autores extremeños podíamos participar en este premio internacional. Antes concursábamos en un premio menor que se convocaba para autores extremeños y que yo ya había ganado en 1986. Resultaba discriminatorio", señala el autor.
Esta obra, se presentó en el último trimestre de 1988 en La Carbonería de Paco Lira, y fue acompañado por el profesor y escritor Daniel Lebrato, que en un libro de poesía dedica un poema a esta novela que se incluye en la presente edición.
La historia que se cuenta no ha perdido vigencia y la forma, el lenguaje, es un bien intemporal. Cuenta, además, con un prólogo de la escritora sevillana, Elena Marqués, que acompañará en el acto de la presentación a Jiménez Casero.
El morador insomne está ambientada en algún lugar imaginario, pero probablemente reconocible, de la Extremadura del Sur. Y el punto de partida, en algún momento del desarrollo argumental, será la ocupación de tierras por parte de los yunteros extremeños. Aquel acontecimiento tuvo lugar en marzo de 1936, aunque hubo secuelas durante los meses posteriores. Con ese punto de partida, la novela da cuenta de algunos acontecimientos de la guerra civil, sin pretender convertirse en una indagación histórica. Se centra especialmente en satisfacer una deuda de infancia y adolescencia que Jiménez había contraído sin saberlo: "Dar cuenta del deterioro paulatino, pero imparable, de aquellos que habían dominado la dehesa durante mucho tiempo; los que medraron al calor de la Restauración y fueron acumulando propiedades extensas, incluyendo las tierras comunales durante la desamortización", explica el escritor.
El responsable de la edición, Jaime R. Ruiz de Castro, asegura que ese es el trasunto que se narra, "pero es una novela, no un ensayo. Que nadie pida rigor histórico pues Jiménez no lo pretendía. Se trata de una urdimbre literaria. Serán los personajes, los acontecimientos, inclusos los portentos, los que irán reflejando ese trasunto".
La literatura en Jiménez no es literatura panfletaria y rehuye de ello. No obstante, salvo que se pretenda algo distinto, el autor está condenado a reflejarse en lo que escribe. "Yo procuro radicalizar el cuidado del ritmo de forma instintiva, con atención a las dimensiones de la frase y a la distribución de los acentos. De eso se encarga mi oído; creo que escribo también con el oído. Y en cuanto al léxico, procuro ser respetuoso con la época reflejada”, señala el autor.
Antonio Jiménez Casero, Azuaga (Badajoz) 1952, se licenció en Lenguas Clásicas en la Universidad de Sevilla, ciudad en la que ha ejercido de profesor de Secundaria y Bachillerato en institutos públicos, la mayor parte de su vida profesional en el IES Pino Montano. En la actualidad, mantiene el blog Crónica de la Indignidad, en el que revisa la actualidad política, económica y social.
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