Aprobados en mentoría juvenil
Voluntariado social-Caixafórum
Balance positivo en la clausura del programa de mediación social de universitarios de la Pablo de Olavide con más de 300 alumnos de seis institutos
Caixafórum acogió el acto de clausura de la II Edición del Programa Mentoría Juvenil que desarrolla la Asociación Ariadna, promotora del Método Mentoris, en colaboración con Caixabank, Fundación Cajasol y R.U. Flora Tristán de la Universidad Pablo de Olavide.
Este programa ha contado en su II Edición –que empezó en noviembre del pasado año y se extenderá hasta finales del curso escolar–, con más de 30 jóvenes universitarios y recién titulados que han desarrollado un voluntariado social en el segundo curso de seis institutos de Educación Secundaria de zonas con necesidades de transformación social de la ciudad de Sevilla; llegando a intervenir con 300 adolescentes de edades comprendidas entre los 12 y 14 años.
A través de materias transversales como la prevención de la violencia en la escuela o la educación social, en valores y la resolución pacífica de conflictos, estos jóvenes voluntarios realizan actividades en: IES Azahar (zona Norte); IES Pablo Picasso (zona Este-Alcosa); IES Torreblanca e IES Domínguez Ortiz, IES Polígono Sur e IES Romero Murube (zona Sur).
En esta edición, se ha fomentado el carácter formativo del proyecto a través de la adquisición por parte del alumnado universitario voluntario de competencias sociales que complementen sus itinerarios académicos. Ha aumentado el número de institutos participantes –y, por tanto, de personas destinatarias–.
En el acto de clausura participaron Mar González, comisionada de Polígono Sur; Alfonso García, decano de la Facultad de Educación de la Universidad de Sevilla; Germán Jaraiz, director R.U. Flora Tristán de la Universidad Pablo de Olavide; Rafael Herrera, Sevilla Sur Caixa; Luis Miguel Pons, subdirector de Acción Social de Fundación Cajasol, y Cosette Franco, que junto con Antonio R. Chamorro, son los representantes de la Asociación Ariadna. Rocío Francés, coordinadora del Proyecto Mentoría Juvenil, fue la responsable de moderar la participación del alumnado en la exposición de sus experiencias.
La trascendencia de dicho programa radica no sólo en la labor de voluntariado que están realizando los jóvenes universitarios en las aulas de los citados centros sino que supone un ejemplo de trabajo en red entre distintas administraciones públicas así como entidades sociales promoviendo: por un lado, un aprendizaje entre iguales, ya que son los propios jóvenes quienes interactúan como mentores de los menores; y, por otro lado, porque supone un apoyo añadido a la estructura ya consolidada de educación.
Una solución a los conflictos familiares
Desde la puesta en práctica del Método Mentoris de intervención socioeducativa en ámbito familiar con adolescentes y jóvenes con problemas de conducta "hemos podido constatar cómo el Mentoring puede suponer en los jóvenes el establecimiento de un referente positivo capaz de generar un punto de inflexión hacia el crecimiento personal. El Mentoring persigue establecer un vínculo entre el guía y el aprendiz, teniendo en cuenta dos premisas fundamentales: primero, que el guía ha vivenciado experiencia similares anteriormente por lo que le resulta fácil ganar empatía con el aprendiz; y, segundo, que la relación debe forjarse mano a mano, desde la confianza, el compromiso y la implicación emocional mutua", detallan sus creadores.
Dicho de otro modo, "queremos poner en valor el itinerario de vida de jóvenes universitarios: sus inquietudes sobre la construcción de su identidad como adultos; sus dudas en la elección de estudios y/o profesión; sus experiencias en relaciones con sus iguales y un largo etcétera de vivencias personales que han marcado su proyecto de vida y les hace estar hoy, donde están. Todo ello, contado en primera persona, desde sus voces, sus vivencias y sus sentimientos", concluyen los promotores del método.
Estas experiencias de vida que son tan recientes en jóvenes universitarios pueden servir de referencias positivas para otras personas aún más jóvenes, implicadas aún en su proceso de construcción de una propia identidad como adultos. El alumnado de los institutos tendrá así un acercamiento a estudios superiores, a la universidad; podrán ampliar sus expectativas sobre los estudios y sobre el futuro. Se produce por tanto, una cadena de aprendizaje significativo y mutuo, desde el empoderamiento, el autoconocimiento e intercambio de experiencias donde ”todos aprenden, todos ganan”.
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