Los mejores pueblos de Sevilla para una escapada en invierno

Con la llegada del invierno las rutas por la sierra o las escapadas a casas rurales con amigos y familia se hacen especialmente atractivas. Pasar unos días lejos del bullicio de la ciudad y presenciar los paisajes del campo andaluz o la arquitectura de algunos de sus pueblos unido a la gastronomía propia de estos lugares son el plan perfecto para pasar los meses más fríos del año. En la provincia de Sevilla hay multitud de pueblos y enclaves de gran belleza que se pueden visitar durante todos los meses del año, pero que se hacen especialmente agradables en estas fechas, ya que se puede comer al calor de una chimenea o disfrutar de un paseo bajo el sol del invierno. Estos son algunos de los pueblos y zonas de la provincia sevillana que estos meses del año tienen una belleza especial:

San Nicolás del Puerto

San Nicolás del Puerto se ubica en el corazón del Parque Natural de Sierra Morena y es especialmente famoso en verano, por su playa artificial creada con las aguas del río Galindón y sus pozas naturales, y en invierno por la belleza de su paisaje, la calma del entorno y su rica gastronomía, en la que es protagonista el cerdo ibérico.

Los orígenes de San Nicolás del Puerto se remontan a los celtas, que establecieron un asentamiento denominado en la zona conocido como Iporci. Por el municipio actual han pasado romanos, visigodos y árabes y cristianos, dejando todos ellos un gran legado en la localidad del que aún quedan vestigios hoy día.

Algunos de los reclamos turísticos naturales de San Nicolás del Puerto son las cascadas del Huéznar y el Cerro del Hierro, ambos declarados Monumentos Naturales. Dada su situación geográfica, en sus inmediaciones hay multitud de rutas que se pueden hacer tanto a pie como en bicicleta. También hay lugares para hacer espeleología y escalada, siendo la escuela más importante de la provincia de Sevilla en este deporte.

San Nicolás del Puerto es el destino perfecto para un fin de semana de calma en plena naturaleza, para los amantes del deporte de aventura o para quienes quieran disfrutar de la comida de esta zona de Sevilla.

Cazalla de la Sierra

Cazalla de la Sierra se encuentra en la comarca de la Sierra Norte de Sevilla y forma parte del Parque Natural de la Sierra Norte, por lo que su paisaje es propio de la media montaña. En él se alternan amplias dehesas con frondosos bosques y paisajes de una belleza única en la provincia sevillana.

Al atractivo de su paisaje hay que añadir la riqueza monumental de su casco urbano, en el que priman las construcciones religiosas, como el Monasterio de la Cartuja de la Inmaculada Concepción, del siglo XV; la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, del siglo XIV; la antigua iglesia de San Benito, de estilo gótico mudéjar; el convento barroco de San Francisco; el convento de la Madre de Dios, del siglo XVI; la iglesia de Nuestra Señora del Carmen y el Santuario de Nuestra Señora del Monte.

En la segunda mitad del Siglo XX el aguardiente de esta localidad cobrará especial importancia. La industria de anisados de Cazalla alcanzó,en torno a la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, una gran expansión y fama que se mantienen hasta nuestros días.

Isla Mayor

Isla Mayor es un pequeño municipio sevillano de casi 6.000 habitantes que destaca, especialmente, por el entorno en el que se encuentra: las marismas del Guadalquivir, un paisaje único ubicado junto a Doñana.

Acercarse a esta zona o a la de su vecina La Puebla del Río es un plan perfecto para pasar el día, ya que se encuentra cerca de la capital, la zona de los arrozales son de una belleza incalculable y la gastronomía de este lugar es especialmente famosa por sus carnes y por sus guisos con arroz. Existen numerosos establecimientos que los preparan con especial cariño y con las recetas y los sabores de antaño. Poder presenciar una puesta de sol en este paraje es todo un privilegio a pocos minutos de Sevilla.

Aznalcázar

También en la zona de las Marismas del Guadalquivir y colindando con el Aljarafe sevillano se encuentra este pueblo de gran riqueza histórica y, sobre todo, natural. Junto al Río Guadiamar, Aznalcázar es un lugar de importantes y valiosos vestigios del pasado.

En épocas históricas, Aznalcázar ha sido un importante bastión defensivo, vía de comunicación y encrucijada de caminos que favorecía el acceso de diversas poblaciones, a las zonas de pasto marismeño y al mar. Aunque sea un pueblo que pueda pasar desapercibido es una de las puertas de entrada a uno de los lugares más impresionantes de la región: Doñana.

El paisaje de pinares y marismas que se ha formado en esta zona de la provincia es todo un espectáculo que se encuentra a menos de media hora de la capital y que se puede ver en un día. Merece la pena disfrutar de la gastronomía de la zona, en la que hay productos de caza y arroces que preparan de forma tradicional.

Marchena

Más alla de los pueblos con una gran belleza paisajística se encuentra el municipio de Marchena, una de las localidades monumentales de la Campiña Sevillana cuyos orígenes se remontan a la Prehistoria y a la Historia Antigua. Por ella han pasado otras civilizaciones que han dejado vestigios del pasado en la localidad.

En Marchena, a nivel arquitectónico, tiene especial importancia la Iglesia de Santa María de la Mota, levantada sobre la mezquita que albergaba el alcázar musulmán, el Arco de la Rosa, actual seña de identidad de la población, la Parroquia San Juan Bautista, declarada Bien de Interés Cultural en 1931 o sus múltiples casas señoriales.

Marchena también es conocida por ser cuna del flamenco, conocida internacionalmente por Pepe Marchena, el padre de ‘las colombianas’, y por su gastronomía, contagiada por su tradición andalusí en platos como la sangre encebollada con tomate o las espinacas con garbanzos. Aunque si hay un producto autóctono en Marchena son sus molletes de pan.