Qué son las enormes piedras circulares que hay en algunas fachadas de Sevilla

Paseando por el sevillano barrio de Santa Cruz es probable que al visitante o al habitual le haya llamado la atención que en algunas calles hay unas piedras circulares adosadas a las fachadas de las casas con una hendidura en el centro, unas piedras que permanecen ahí como vestigios de una costumbre de la Sevilla del siglo XVI. Pero ¿Qué costumbre era ésa?

El objetivo original de estas piedras circulares, que son antiguas ruedas de molino, era obtener harina de trigo. La superficie en muchas de ellas era irregular y sobre estas ruedas, giraba la muela, cuyo eje estaba en el centro de la piedra, de ahí la hendidura que se ve. Pero, ¿por qué las colocaban en las fachadas de los edificios?

Esas ruedas de molino que habían quedado en desuso eran reutilizadas por los constructores del siglo XVI para reforzar y proteger los muros de los edificios a la altura de los ejes de los carros y evitar así los daños en las edificaciones. Es decir, era una solución práctica para evitar que las fachadas de las casas señoriales se desgastaran por el continuo tráfico de carruajes, que con sus guardaejes limaban y golpeaban los muros por el continuo roce.

Esto era algo que ocurría sobre todo en las calles más estrechas. Si no te habías fijado, podrás observar estas ruedas en calles como Ximénez de Enciso, Cruces, Aire y Fabiola.

Según los historiadores de la ciudad, estas ruedas de molino se usaron también para reforzar los pavimentos, que eran normalmente de tierra apisonada. Así ocurrió, por ejemplo, en la entrada a la Real Fábrica de Tabacos de la calle San Fernando, o en el desaparecido Muelle de las Muelas, cerca de la Torre del Oro.

Viendo el tamaño y las dimensiones de estas enormes piedras, es más fácil entender la popular expresión española "comulgar con ruedas de molino" que hace referencia a la imposibilidad de tragar algo de semejantes proporciones.

Santa Cruz, esencia de Sevilla

Santa Cruz es uno de los barrios más representativos del callejero sevillano al ser la antigua judería de Sevilla. Sus empedradas aceras guaran mil historias, leyendas, misterios y curiosidades que se prestan a ser descubiertos para los ojos avispados.

Algunos de los rincones que se merecen una parada en el camino son la reja del diablo, la casa de Murillo, la calle de la vida, y de la muerte, presidida por la bella Susona, o escuchar en una pequeña plaza la leyenda de la famosa fembra, quien sabe si se trata de una historia real o una de las míticas historias que recorren las calles.

Este barrio tiene corazón literato. Don Juan Tenorio y las Bodas de Fígaro se ambientan en este característico rincón en pleno centro de la ciudad.

Sevilla guarda mil y un secretos que esperan ser descubiertos. Uno ellos son estas características ruedas de molino, aunque no es el único. ¿De dónde recibe este barrio su nombre, o qué significan las estrellas azules en algunas esquinas? Tendrás que visitar este rincón para descubrirlo...