El mapa con el mejor vino de cada provincia: este es el de Sevilla

España es conocida en Europa por ser uno de los países con más producción vitivinícola del continente y contar con multitud de variedades de vino que dan buena cuenta de la riqueza de plantaciones que hay en el país, con diferentes climas y geografía.

A pesar de que se suela asociar la afición por el vino a regiones como La Rioja, la zona del Duero o a algunos lugares de Galicia, con su popular Albariño, lo cierto es que en cada una de las provincias de España se producen varios tipos de vinos que hablan de las tierras de las que provienen. Por este motivo, una delegación de la revista Viajar ha aprovechado para recorrer el país y seleccionar el vino que, a su parecer, es el mejor de cada provincia.

El vino elegido en Sevilla

De todos los vinos que se elaboran en diferentes partes de la provincia este medio ha destacado el Zancúo Gran Reserva 2019 como el mejor de toda Sevilla. Zancúo nace de la bodega La Margarita, ubicada en el municipio de Constantina. Detrás de este proyecto con 20 años a sus espaldas se encuentra Raúl Fernández, quien adquirió un antiguo lagar junto a su familia en el que orginalmente se elaboraba mosto.

Para producir sus vinos Fernández adquirió barricas de roble americano, francés, húngaro, español y castaño para hacer vino tinto de calidad, entre ellos el vino Zancúo Gran Reserva de 2019, un tinto seco con un toque a fruta madura

Tal y como detallan en Viajar, este vino "acumula galardones desde el 2016 y recientemente ha alcanzado fama internacional, ganando el Gilbert y Galard, uno de los concursos de vinos más prestigiosos de Francia". En el medio explican que la producción de estas botellas se lleva a cabo en una finca de 11 hectáreas, en la que se seleccionan las mejores uvas tintas y blancas.

En Bodega La Margarita se realiza, desde hace unos años, la vendimia nocturna, una antigua costumbre que permite que la uva conserve todas sus propiedades al estar a una temperatura más baja durante la noche, lo que hace que no se rompa la cadena de frío y el proceso sea más natural. La uva entra a 11º y la fermentación la hace por sí sola, lo que dota a los vinos de un toque muy especial.