El misterio de las manos dibujadas junto a la estatua de Aníbal González en la Plaza de España de Sevilla
El contorno de las manos está escondido junto a la estatua que hay en la Plaza de España.
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Frente a la Plaza de España de Sevilla, uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad original de 1929, se encuentra la estatua de su creador: el arquitecto sevillano Aníbal González. Aunque esta pueda pasar desapercibida debido al tamaño y belleza de la plaza, se trata de una glorieta de grandes dimensiones, con una estatua de bronce de 2,5 metros de altura en la que se puede ver a González contemplando su propia obra.
La Glorieta de Aníbal González, que es como se llama todo el conjunto, fue inaugurada en el año 2011. Los autores del monumento fueron el arquitecto Manuel Osuna, y escultores Manuel Nieto López y Guillermo Plaza, tres profesionales que al terminar su trabajo quisieron dejar en él una marca oculta que tiene detrás una divertida historia.
Las manos escondidas
Bajo el abrigo que lleva la estatua de Aníbal González, concretamente junto a sus piernas, hay tres manos de pequeño tamaño estampadas. No es tarea fácil dar con ellas pero si uno se acerca puede observar los contornos de estas manos que están ahí como si alguien las hubiera plantado en el momento de la fundición del monumento.
Aunque la imagen de las manos pueda resultar perturbadora lo cierto es que fueron los tres trabajadores que intervinieron en la creación de la estatua quienes están detrás de esta acción.
Allá por 2010 el Ayuntamiento de Sevilla convocó un concurso en el que elegir artistas para ocuparse de erigir la estatua que hoy vigila la plaza. El concurso lo ganarían dos escultores y un arquitecto conocidos en la ciudad: Manuel Nieto, Guillermo Plaza y Manuel Osuna.
Este monumento en honor al arquitecto sevillano por excelencia fue finalmente inaugurado el 27 de mayo de 2011, y en su proceso de construcción, Nieto, Plaza y Osuna compartieron casualmente un momento que marcó sus vidas. Cada uno de ellos fue padre ese año. Para conmemorarlo decidieron añadir unas manos de pequeño tamaño, simulando las de un niño pequeño, a modo de firma. Por este motivo hoy día se pueden observar los dibujos de estas tres extremidades.
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