La leyenda de la Plaza de Santa Marta, el lugar con los naranjos más altos de la ciudad
La Plaza de Santa Marta forma parte de uno de los enclaves más desconocidos del centro histórico de la ciudad.
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Junto a uno de los monumentos más emblemáticos de Sevilla, la Catedral y su Giralda, se encuentra escondida una plazuela de pequeñas dimensiones y gran encanto, rodeada de naranjos, que solo algunos conocen en la ciudad. Se trata de la plaza de Santa Marta y en ella se encuentran los naranjos más altos de toda la ciudad.
Esta plaza está ubicada en pleno centro histórico y se accede desde el comienzo de la calle Mateos Gago, pasando concretamente entre la estatua de Juan Pablo II y una tienda de mantones de manila que hace esquina. Justo ahí, en lo que parece un callejón sin salida y pasando por un postigo, se llega a este enclave escondido de Sevilla.
La plaza de Santa Marta toma su nombre por el hospital que había allí, fundado en 1385 y que en la actualidad es el convento de la Encarnación. La plaza fue, además, hogar de ilustres personajes de la ciudad como Mateo Vázquez de Leca, canónigo de la catedral, y José Torres Padilla, fundador de las Hermanas de la Cruz junto a Santa Ángela de la Cruz. Ambos son recordados en cerámica en las paredes de la plaza.
Hasta los años 80en este lugar se celebraba,todos los domingos por la mañana, un mercadillo de venta e intercambio de sellos filátelicos, que fue trasladado a partir de fecha a la Plaza del Cabildo.
La cruz que había en el centro
En el centro de la plazuela había, originalmente, una cruz ideada por el arquitecto Hernán Ruiz, al que apodaban El Joven, y tallada por Diego de Alcaraz en el siglo XVI que llevaron desde el Hospital de San Lázaro.
Esta cruz tenía un crucificado tallado por una de las caras y una piedad por la otra. Sin embargo, el pasado mes de octubre de 2023, como consecuencia de un acto vandálico la cruz quedó destruida y hoy hay en su lugar una simulación de una cruz hecha con flores que han puesto los vecinos y vecinas del barrio.
Sus naranjos
Quien visita la plaza de Santa Marta y mira hacia arriba puede comprobar que los árboles que la rodean y que la hacen sombría, todos naranjos, son de gran altura. Mucho más de lo habitual, llegando a superar los cinco metros (el tamaño normal de un naranjo oscila en torno a los tres metros).
Esto se debe a que, como consecuencia del pequeño espacio en el que se han plantado los árboles, han crecido buscando la luz, por eso sus copas están mucho más elevadas que la de los naranjos que hay por el resto de calles de Sevilla.
Junto a estos naranjos también se encuentran en la plaza algunas buganvillas, gitanillas que cuelgan de los balcones y jazmines. En primavera el olor a azahar y la sensación de frescor hace de este enclave un lugar único dentro de la ciudad.
La leyenda de la plaza
Cuenta la leyenda que esta pequeña plaza del centro histórico de Sevilla fue testigo del diálogo entre Don Juan y Doña Inés en la obra Don Juan Tenorio de José Zorrilla. Se refiere al siguiente diálogo, en el que ella le roba la razón a Don Juan Tenorio:
Inés: ¿Qué es esto? Sueño..., deliro.
Juan: ¡Inés de mi corazón!
Inés: ¿Es realidad lo que miro, o es una fascinación...? Tenedme.... apenas respiro...Sombra.... huye por compasión. ¡Ay de mí...!
(Desmáyase Doña Inés y Don Juan la sostiene. La carta de Don JUAN queda en el suelo abandonada por Doña Inés al desmayarse.)
Brígida. Le ha fascinado vuestra repentina entrada, y el pavor la ha trastornado.
Juan. Mejor: así nos ha ahorrado la mitad de la jornada. ¡Ea! No desperdiciemos el tiempo aquí en contemplarla, si perdernos no queremos. En los brazos a tomarla voy, y cuanto antes, ganemos ese claustro solitario.
Brígida. ¡Oh, vais a sacarla así!
Juan. Necia, ¿piensas que rompí la clausura, temerario, para dejármela aquí? Mi gente abajo me espera: sígueme.
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