¿Por qué las mujeres visten de mantilla el Jueves Santo en ciudades como Sevilla?

Esta tradición se popularizó en la hispalense en el siglo XIX aunque no se conoce con exactitud su origen

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Modelos de la iniciativa 'Sí, mantilla' junto al monumento a Santa Ángela.
Modelos de la iniciativa 'Sí, mantilla' / D. S.

El próximo 17 de abril, Jueves Santo de la Semana Santa de 2025, las calles de Sevilla se llenarán de mujeres de todas las edades vestidas de mantilla, una indumentaria propia de este día y también del Viernes Santo que se ha acabado convirtiendo en una tradición con mucho arraigo a la ciudad hispalense.

Es posible que las personas que están familiarizadas con las tradiciones andaluzas, sean o no creyentes, conozcan el motivo por el que este día decenas de mujeres sevillanas recorren las calles de la ciudad ataviadas con un traje negro y una mantilla de encaje del mismo color. Sin embargo, quienes llegan de fuera para disfrutar de las procesiones y conocer cómo se celebra la Semana Santa de Sevilla, no siempre conocen por qué el Jueves Santo se viste de esta manera.

La mantilla es una prenda formada por una tela muy fina de seda y un encaje o tul con la que las mujeres se cubren la cabeza, y en ocasiones también los hombres y parte de la espalda y que se suele utilizar con una peineta y un broche durante la Semana Santa, aunque también en celebraciones como bodas, llevándola sobre todo la madre del novio. La peineta con la que se pone la mantilla tenía la función inicial de sujetar la tela y mantener el peinado, pero lo cierto es que se ha acabado convirtiendo en un elemento más de todo el conjunto estético.

Luto por la muerte de Jesucristo

Tal y como explican en Juan Foronda, una de las tiendas más conocidas de Sevilla para comprar abanicos, mantones bordados a mano y mantillas, no se conoce con exactitud cuál es el origen de la mantilla. «Algunos estudios lo remontan a la época de los íberos, pero ningún hecho fehaciente o prueba documental lo avalan», detallan en su página web.

Sí se sabe, sin embargo, que este elemento se popularizó en el siglo XIX gracias a la reina Isabel II (quien le da el nombre al popular puente de Triana), ya que era muy dada a lucir este tipo de tocados. Fue ella quien hizo que la mantilla se pusiera de moda entre las damas de la corte y la nobleza en un primer momento, pero que rápidamente comenzaría a imitar el pueblo llano.

Aunque esta prenda pueda tener una gran variedad de significados, sobre todo relacionados con la religión, durante la Semana Santa siempre representa el mismo, que es guardar el luto por la muerte de Jesucristo. «Por este motivo, las mujeres la lucen durante el Jueves Santo, el día en que las imágenes muestran a nuestro Señor recién fallecido, y el Viernes Santo», comentan desde la web de Juan Foronda.

Las mantillas del Jueves Santo

Puesto que hay diferentes tipos, la tradición marca que las que se han de utilizar el Jueves Santo sean las mantillas de blonda, aunque no hay problema en lucir una de Chantilly. El requisito es que cumpla con las adecuadas normas de decoración como, por ejemplo, carecer de lazos, volantes o madroños.

Las blondas son los dibujos que estas prendas presentan en la zona más cercana a sus bordes. En este caso, son muy marcados, motivo por el que reciben su nombre, a pesar de que también son conocidas como mantillas granadinas. La base utilizada está confeccionada en tul y los elementos florales suelen ser los protagonistas. Por otro lado, las de Chantilly reciben este nombre debido a la localidad francesa en la que se desarrolló su técnica de confección. En este caso, el tul y el bordado se llevan a cabo de manera simultánea, tejiéndose a la vez. Son mantillas que resultan muy ligeras y que tienen transparencias.

Junto a esta prenda, las personas que se visten de mantilla el Jueves Santo también cuidan detalles como la vestimenta, las medias, el calzado, la peineta, las joyas que llevan e, incluso, el maquillaje.

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