Una ruta con los imprescindibles de Cristina Hoyos para enamorarte de Sevilla
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Esta guía incluye la visita a un taller de un luthier, una tienda de mantones, trajes de flamenca, gastronomía y espectáculos de flamenco en su museo
«Hay quien dice que Sevilla no se puede explicar, que solo se puede vivirla. Que tiene un alma única. O como el poeta Federico García Lorca decía: esta ciudad tiene duende». Descubrir sus rincones es una aventura y elegir a tu compañero de viaje es imprescindible. Para vivir una experiencia única y diferente, el Hotel Barceló Sevilla Renacimiento ha elaborado una guía llamada 'La Sevilla de Cristina Hoyos' que cuenta con los imprescindibles de la bailaora sevillana.
Cristina Hoyos ha llevado el flamenco por el mundo, sirviéndose de su bata de cola y tacones, hasta que un día decidió devolverle a Sevilla todo lo que le había dado. Así fue como en 2006 el Museo de Baile Flamenco abrió sus puertas para desarrollar experiencias únicas al alcance de todos en un arte que une el baile, el cante y la guitarra.
Pasado, presente y futuro
Cuenta su fundadora, Cristina Hoyos, que el Museo de Baile Flamenco es el único del mundo y está declarado Lugar de Interés Turístico por la Junta de Andalucía, el único con esta declaración. Está ubicado en una casa-palacio del siglo XVIII y, según cuentan Tina Panadero y Cristina Hoyos, no fue fácil remodelar este antiguo edificio de gran valor histórico. La idea era que el visitante pudiera experimentar un flamenco en vivo, a la vez que hace un recorrido por sus orígenes y la trayectoria de la bailaora y coreógrafa.
Destaca su patio andaluz y el tablao flamenco donde tiene lugar tres espectáculos todos los días. Así como una sala de ensayo donde los artistas crean sus números e imparten clases a alumnos de cualquier parte del mundo para que puedan entender este arte milenario. Explica el guía del museo, Carlos Mateo, que el flamenco nace de la fusión de las culturas que han pasado por Andalucía y de la tragedia. «El primer vestigio aparece en el año 1.000 a.C. cuando los griegos y fenicios fundan Málaga y Cádiz y traen los crótalos, el antecesor de las castañuelas». Sin embargo, los árabes también dejaron un legado importante como el cante y la guitarra, siendo ésta «la evolución del laúd árabe». La llegada de los gitanos «que vienen en el siglo XV de la India, nos dejan de legado los movimientos de manos y brazos». En cuanto al zapateo, también explica que llega a España con la invasión napoleónica «ya que con las tropas venía un grupo de entretenimiento que bailaba el bolero francés».
Numerosas fotografías y los audiovisuales nos trasladan a momentos de la historia del flamenco y a la biografía de Cristina Hoyos. Siguiendo el recorrido llegamos a una sala donde lucen trajes y complementos de la propia bailaora sevillana. Así uno de los vestidos que más destacan es el que llevó en su espectáculo de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992.
De la sala al tablao flamenco
Estamos en un templo para la danza y el cante, así que guajiras, bulerías, seguiriyas y alegrías, entre otros estilos, se abren paso en el tablao flamenco. Todos los días tienen lugar tres espectáculos en él, excepto los viernes, que se celebra un show en un espacio muy reducido, en la bóveda histórica del museo donde los muros con piedras ancestrales romanas y prerromanas ofrecen un singular entorno. La cercanía con los artistas, su reducido aforo y la increíble acústica te permitirá disfrutar del flamenco más puro con esta experiencia inolvidable.
El patio de estilo ecijano del museo se prepara para el espectáculo 'Sueños Flamencos', en el que tres bailaores, dos cantaores y un guitarrista muestran su pasión y esfuerzo ante el cercano público. Bajo el sello de Cristina Hoyos, los artistas se entregan con elegancia y pasión en este patio andaluz. Cada uno de ellos representa un sentimiento y mientras ponen la magia a través de alegrías con bata de cola, fandangos con castañuelas, guajiras o bulerías, el público se encarga del resto conectando con las emociones que transmite el espectáculo.
Llega el final del pase y, sin ser habitual, los bailaores le hacen gestos a la maestra para que los acompañe. Sin pensárselo dos veces, Cristina Hoyos a sus 77 años, aparece en el tablao y los acompaña al baile. Sintiéndose libre y con una enorme sonrisa en la cara, la bailaora mueve sus manos acaparando todas las miradas. Le bastaron unos minutos para poner al público en pie y que estallaran los aplausos. Cristina Hoyos regaló a los asistentes estos minutos de oro, demostrando que la que tuvo retuvo; aunque a pesar de los aplausos y sus impecables movimientos no vuelva a subirse al escenario. Este acompañamiento de lujo supuso el broche de oro a una mágica jornada flamenca.
Los imprescindibles del flamenco
Un espectáculo flamenco no se hace solo, se necesitan unos ingredientes especiales para elaborar una receta Gourmet como la que se cocina en el Museo Flamenco de Sevilla. Por ello, en la guía de los imprescindibles de la bailaora Cristina Hoyos, no pueden faltar las castañuelas y los mantones. Cuenta la bailaora que desde niña tocaba los "palillos" con Angelita Domingo, su maestra. Para ella es un instrumento que no se puede perder y, por ello, lo sigue incluyendo en los espectáculos del Museo. La bailaora es fiel a Filigrana ya que encontró en estas castañuelas la resistencia que necesitaba. Fundada en 1955, fue la primera en introducir la fibra, sustituyendo a la madera cuyo material era mucho más frágil y se rompía al golpe. Lucía Álvarez pertenece a la tercera generación de artesanos fabricantes de castañuelas. El antiguo taller está en el Museo de Artes y Costumbres Populares y el actual se encuentra en Cincel número 8 (Polígono Store).
Lucía Cristina Hoyos un coqueto mantoncillo, una pieza indispensable que han lucido reinas y princesas; y que se heredan de abuelas a nietas. La siguiente parada de la ruta es la calle Argote de Molina número 20 para visitar Juan Foronda, donde se encuentran los mantones y mantillas que son un referente en Sevilla. Allí nos recibe Juan, tercera generación de una familia que se ha dedicado en cuerpo y alma a los mantones desde 1923 y que este año cumplen cien años de historia. Con suma elegancia Cristina Hoyos se prueba varios mantones, algunos de ellos del siglo XIX, bordados a mano y con motivos chinescos. Los mantones de Manila, explica Juan Foronda, proceden de China y desde Filipinas llegaban a España. Numerosas culturas han dado forma a estos mantones bordados a manos, dejando joyas como las que se pueden encontrar en esta emblemática firma presente en pasarelas de moda flamenca como SIMOF y como complemento para diseñadores nacionales e internacionales.
De la India a Sevilla
En esta ruta se ha incluido los vestidos de Cira India. En la calle Sierpes número 11, encontrarás un pedacito de la India en el corazón de Sevilla. Toñi y Eva llevan más de veinte años diseñando trajes de flamenca que se fabrican en la India, de manera que con esta labor ayudan económicamente a un colectivo de mujeres. Estas piezas son originales y exclusivas, ya que no hay dos iguales. Así que si eres de los que les gusta arriesgar y salirse de lo común, aquí encontrarás estas piezas exclusivas fabricadas con corazón en la India.
El noble arte de un luthier
En la calle Zaragoza, número 4, la Guitarrería Álvarez y Bernal nos abre sus puertas para mostrarnos el proceso de elaboración de una guitarra flamenca. En este pequeño taller nos recibe el luthier Antonio Bernal, un artesano que crea magia con sus manos y que lleva 25 años en la profesión. En las paredes podemos ver fotografías de artistas que han llevado sus guitarras por todo el mundo. Vanesa Martín, Maná, Juanes e incluso el expresidente de los Estados Unidos, Obama, posee una de ellas con motivo de su visita a Sevilla en 2016. En sus vitrinas lucen las de Manuel Carrasco y Alejandro Sanz, "con la que compuso Corazón Partío". Además, con este artista tiene una línea de guitarras diseñadas que llevan el nombre de Triana, Manuela, Cai y La Loba (por su madre); próximamente lanzarán Curandera, que saldrá al mercado por 400 euros.
Un cubo de cristal sobre el Guadalquivir
Para comer hacemos una parada en Abades Triana, ubicado en la calle Betis, número 69. Este exclusivo restaurante cuenta con diferentes espacios para disfrutar de la mejor gastronomía mientras disfrutas de unas fantásticas vistas a la Torre del Oro, el Guadalquivir, la Giralda y la Maestranza. Su salón más especial recibe el nombre de El Cubo, una especie de caja de cristal que los comensales reservan para ocasiones especiales. El menú corre a cargo del chef Elías del Toro, donde los sabores tradicionales de la gastronomía andaluza y de Sevilla se fusionan con la innovación. Además de su carta disponen de varios menús, entre los que destaca es el Tapas que incluye platos como dados de atún rojo al natural o el arroz de isla menor con pluma ibérica y espuma de queso de cabra. Tampoco pueden faltar los vinos de la tierra, en esta ocasión el vino de Dolores Arjona fue el protagonista del maridaje de este menú especial de alta cocina.
Donde parte la expedición
Toca regresar al punto de partida, donde comenzó este viaje para descubrir Sevilla. Barceló Sevilla Renacimiento es un hotel cinco estrellas que se encuentra en la Isla de la Cartuja, a orillas del río Guadalquivir, cuya arquitectura y diseño recuerdan al Museo Guggenheim de Nueva York. Con una mirada al nuevo mundo, este hotel cuenta con referencias al descubrimiento de América, tanto en su decoración con en la oferta gastronómica. De hecho, el Gastrobar La Santa María está inspirado en una de las tres carabelas de Cristóbal Colón de 1492.
Sus 'tapas viajeras' se componen de platos típicos andaluces con un toque internacional, ofreciendo un viaje culinario alrededor del globo sin perder de vista Andalucía. Destacan el jamón ibérico de Huelva y las croquetas viajeras de gamba blanca y su velo ibérico (Palos de la Frontera), un mini poke de atún, aguacate, edamame, cebolla encurtida y mango proveniente de Bahamas y unos tacos de camarón, guacamole de mortero y cebolla roja encurtida de la Isla de Santa María (Azores). Un viaje gastronómico con el que seguirás disfrutarás de una expedición gastronómica tras los pasos de Colón.
Además del apartado gastronómico, donde también se encuentra el restaurante Arrozante, el hotel tiene un fuerte compromiso con el arte y la cultura, por lo que acogerá iniciativas como conciertos, exposiciones de pintura, fotografía o desfiles de trajes de flamenca. Todo ello para que el visitante pueda comenzar su expedición desde la Isla de la Cartuja hasta el corazón de Sevilla.
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