Una misión a Iraq y un reto desde Sevilla
Igualdad en el Ejército
La sevillana Laura Hernández es tiradora (de ametralladora) de helicóptero del Ejército español e irá en operación oficial a la base de Camp Taji, en el país árabe, durante seis meses
Con 40 años recién cumplidos y 18 años de experiencia en el Ejército, la soldado sevillana Laura Hernández forma parte de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (Famet). En la Base El Copero, el Bhelma IV (Batallón de Helicópteros de Maniobra IV) y su destacamento Ispuhel (Iraq Spanish Unit Helicopter) conforman una unidad de helicópteros que apoya a la Coalición en Iraq. Desde la misma se pretende formar al Ejército iraquí para que esté preparado contra el terrorismo islámico que existe en el país árabe.
Un helicóptero HT-27 Cougar, de transporte medio, que puede llevar a 27 personas (incluida la tripulación), con elementos de protección, y otra unidad de transporte pesado, como es el helicóptero CHINOOK HT-17, de un tamaño superior al Cougar y de mayor capacidad, llegarán a la base de Camp Taji en este mes. Y Laura Hernández, la única tiradora de ametralladora andaluza, y de las pocas que existen a nivel nacional, también lo hará en el relevo del personal que está allí desde mayo. "Para mí, todo lo que hago es normal", asegura la militar, quien ha tenido que superar unas pruebas físicas muy duras para alcanzar su meta. Su anterior destino era bastante cómodo porque estaba en oficina pero, explica: "Cuando llegué al Bhelma IV y comencé a trabajar con helicópteros todo se volvió más operativo para mí".
Dado que estos aparatos no son de ataque sino de transporte, la labor de Laura consiste en dar seguridad a la aeronave, además de ser los ojos del piloto. Para mantener los altos estándares de preparación que se requiere, una vez al año Hernández tiene que pasar un reconocimiento muy exhaustivo en el Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial de Madrid, donde una de las pruebas consiste en provocar una hipoxia (falta de oxígeno) en una cámara hipobárica, simulando la posible deficiencia de aire que ocurre a cierta altura si se viaja en aeronaves.
Una preparación a prueba de supervivencia
Para poder volar en agua también es imprescindible superar, cada cinco años, la prueba de supervivencia Dunker en la Base de Rota. "Simula lo que es un helicóptero que tiran al agua y, debajo de ella, debemos ser capaces de desatarnos y salir por la ventanilla", cuenta la soldado. A esta prueba se presentan muy pocas mujeres. "Sólo he coincidido con una teniente que es piloto de Eurocopter EC665 Tigre de la base de Almagro", reconoce.
"Éste es un trabajo muy sacrificado, pero no importa si te gusta lo que haces", apunta Hernández. "Ahora me voy seis meses fuera y tengo una hija, pero tanto ella como mi familia me comprenden y me apoyan, al igual que mis compañeros".
Una igualdad real en el Ejército español
Si hace 30 años fue un hito la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas Españolas, hoy en día es algo muy normal. Sin ir más lejos, la teniente Rocío López Redondo, ingeniera politécnica, también está destinada en Bhelma IV e irá la misión de Iraq como jefa de mantenimiento. Para López Redondo, "en el Ejército existe la igualdad real", un argumento que apoya el Teniente Coronel Juan Manuel Rodríguez Rodríguez, jefe de una de las unidades de la Base El Copero: "Creo que lo estamos haciendo bien, no existe ningún tipo de discriminación ni diferencia; todos, hombres y mujeres, son iguales, son personas, son militares. Es lo que nos ha inculcado el Ejército y así es como creo que debe ser".
La evolución que ha experimentado las Fuerzas Armadas es indudable. Y el ejemplo de Laura Hernández o Rocío López así parece demostrarlo porque, en pleno siglo XXI, las mujeres también nos protegen.
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