Un horno de más de 200 años que vuelve a elaborar un pan centenario en Benacazón
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Tras más de 200 años de calor incesante y de ver nacer el pan de los los habitantes de Benacazón, este viejo horno, cerró su puerta de hierro para dejar paso a la inmediatez y el pan precocinado. Hace unos meses, los gerentes de La Esencia, Javier González, y Leña al pan, Manuel Pegalajar, decidieron limpiar de cenizas y restos de olivo este horno centenario, reavivar su llama y llamarlo Leña al pan.
"Leña al pan nos venía al dedo porque su doble significado conecta la frescura y dinamismo de nuestro obrador, lo leñero y rockero que es La Esencia, con las prácticas de nuestros antiguos, la leña y su paciencia para hornear un buen pan de masa madre", aclara Javier González.
Lo que no esperaban encontrar era una obra de ingeniería prácticamente perfecta. Un horno moruno, construido a base de ladrillo de barro artesanal refractario y otras lozas de gran grosor, sobre una cama de trozos de vidrio. Un horno de fuego directo, que funciona con leña y varales de olivo (chamiza) y que llega a alcanzar los 600 grados.
Estos jóvenes, en su afán de elaborar el pan de calidad de toda la vida, están decididos a recuperar el concepto del pan artesano. No solamente elaborado con masa madre, o la mejor harina molida en piedra, ahora también, recuperando los hornos de antaño, de fuego directo y cocción lenta, en convivencia con varales de olivo, para lograr un sabor, una miga y una corteza únicas.
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