Cuál es la verdadera historia de la Torre del Oro de Sevilla
La Torre del Oro fue construida en tres partes perfectamente diferenciadas y que datan de diferentes siglos.
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Su nombre ha sido fuente de mitos y leyendas sobre lo que en su interior ocurría, pero lo cierto es que no hay una explicación certera de por qué se llama así esta torre que forma parte de uno de los monumentos más famosos de la ciudad.
Historia de su construcción
La Torre del Oro se mandó construir en el siglo XIII, concretamente entre marzo de 1220 y febrero de 1221, por orden de Abù I-Ulà, dirigente almohade que gobernó al-Ándalus. Esta primera construcción, hecha con hormigón de cal y de base dodecagonal, mide 15,20 metros de diámetro. Su estructura formaba parte de la muralla que rodeaba a Isbiliya (Sevilla) y tenía una función defensiva para las naves que podían entrar a través del río Guadalquivir.
La segunda parte de la torre, que se distingue perfectamente de la construcción original porque es mucho más pequeña, data del siglo XIV y la mandó construir el rey Pedro I de Castilla, al que se le conocía como Pedro ‘el cruel’. Esta estructura, hexagonal cuando se mira desde abajo pero dodecagonal desde el exterior, presenta, a diferencia de la construcción original, algunas partes cubiertas con azulejos.
Ya En el siglo XVIII, concretamente en 1760 y tras los trabajos de reconstrucción de la torre como consecuencia del terremoto de Lisboa, el ingeniero militar Sebastian Van der Borcht decidió añadir la cupulilla superior, rematada con azulejos dorados, que dan al monumento el aspecto que hoy conocemos. En la actualidad la Torreo del Oro tiene una altura de 36,75 metros y es uno de los primeros edificios de la península con decoración cerámica.
El origen de su nombre
No se conoce a ciencia cierta por qué se le ha dado este nombre a dicho edificio. Sin embargo hay fuentes musulmanas de la etapa de al-Ándalus que ya la conocían así (con su traducción en árabe, Bury al-Dahab). Hasta hace muy poco se dijo que recibía este nombre por cómo los rayos del Sol se reflejaban en ella, dando aspecto de ser dorada. También se aseguró que era el lugar en el que el rey Pedro I guardaba sus tesoros de oro y plata.
Pero lo cierto es que no fue hasta 2005 cuando unos restauradores que estaban trabajando en la construcción se dieron cuenta de que el color tan característico que que tenía la torre se debía a una mezcla de mortero de cal y paja prensada con el que se había construido.
Otras leyendas
Otra de las leyendas que rodearon a la Torre del Oro afirmaba que en su base había una gran cadena que cruzaba el río hasta la margen de Triana y que servía para cortar el paso a los barcos enemigos. En realidad, lo que había en el siglo XIII entre las dos orillas del río era una pasarela formada por barcas, atadas unas a otras.
De hecho fue esta pasarela la que en 1248 destrozó la flota castellana del almirante Ramón de Bonifaz, que remontó el Guadalquivir en pleno asedio a la ciudad con marinos asturianos y cántabros.
Otra de las leyendas cuenta que el rey Pedro I llevaba a la Torre del Oro a las doncellas que cortejaba. La más conocida en Sevilla es Doña Aldonza, de la que decían que vivía en el interior de la atalaya.
Funciones de la Torre del Oro
La Torre del Oro fue declarada monumento histórico-artístico en el año 1931 y desde 1944 se encuentra en su interior el Museo Marítimo, a cargo de la Armada Española. Sin embargo, antes de esto y desde que dejó de utilizarse como parte de la muralla, la Torre del Oro se empleó como capilla, como almacén de pólvora, como oficina para la Capitanía de Puerto y la Comandancia Naval e incluso como prisión para miembros de la nobleza.
En la actualidad, ya como museo, se pueden encontrar en su interior instrumentos náuticos, maquetas de barcos históricos, cartas de navegación y documentos que repasan la historia de la Armada española, así como la vuelta al mundo de Magallanes.
Visitas al monumento
La Torre del Oro se puede visitar de lunes a viernes de 09:30 a 18:45 horas, y los sábados y domingos de 10:30 a 18:45 horas.
La visita dura, aproximadamente, 30 minutos y tiene un precio de 3 euros por persona (los menores de 6 años entran gratis) o de 1,50 para estudiantes y mayores de 65 años. Los lunes la entrada al monumento es gratuita, pero se requiere reserva previa debido al aforo limitado. Los días festivos nacionales y locales, la torre permanece cerrada.
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