Historia de las corralas de Triana, "un elemento de interacción social" en la Sevilla del XIX

El corral o patio de vecinos era un tipo de vivienda muy generalizado en la Sevilla de entre los siglos XVI a XX que se caracterizaba por una forma de vida colectiva. En consecuencia, la arquitectura de este tipo de edificios tenía una forma muy específica en la que había un patio en el centro y alrededor del cual se distribuían las diferentes viviendas, lo que hacía que la vida en este tipo de casas se hicieran en el centro de estas construcciones.

A pesar de que con el paso de los años se le haya dado un significado romántico a las casas de vecinos, lo cierto es que nacieron para solucionar los problemas de alojamiento de las familias que arribaban a la ciudad para trabajar y que, en consecuencia, no disponían de unas condiciones demasiado buenas de habitabilidad.

Algunas de las características que resalta el antrópologo Ricargo Morgado en su tesis doctoral Uso del espacio y sociabilidad en los corrales de vecinos trianeros son los materiales que se emplean en la construcción y ornamentación de estas casas, en las que hay uso del ladrillo, las paredes están encaladas y la decoración está conformada por multitud de macetas. Todo ello materiales muy baratos que dan ejemplo de los pocos recursos con los que contaban sus habitantes.

De entre las numerosas casas de este tipo que hubo en Sevilla, Triana era el barrio que más patios albergaba de la ciudad, alcanzando el centenar, como recoge el Ayuntamiento de Sevilla. En ellos, el papel de la mujer en la cotidianidad del corral predominaba al ser la máxima responsable del cuidado familiar y del mantenimiento del entorno.

En la misma tesis, Morgado señala que "el corral o patio de vecinos, es un elemento no de intimidad sino de interacción social" y atribuye que, a pesar de que existe la intimidad en estos espacios, es una intimidad comunal, en la que hay una negación del individualismo.

Aunque con el paso del tiempo los patios que siguen en pie han experimentando auténticas transformaciones, las corralas de vecinos y vecinas de Triana constituyen un patrimonio fundamental del barrio que permite entender cómo ha ido evolucionando históricamente y de qué manera ha cambiado la vida en las ciudades. Aquí te hablamos de algunos de los más reconocidos:

El corral de los Corchos

Situado en la calle Alfarería nº138, es un extenso edificio que se construyó a mediados del siglo XX, concretamente hacia 1940. En el interior posee un patio centra en el que hay una fuente. Se denomina el Corral de Los Corchos porque la mayoría de sus vecinos trabajaban en la fábrica de corcho que había antiguamente en la Cartuja. Este inmueble ha tenido un mantenimiento continuado y con un importante afán de sus habitantes por mantener condiciones de habitabilidad dignos.

La Cerca Hermosa

La Cerca Hermosa se encuentra en la calle Alfarería, número 32 y es uno de los mayores corrales trianeros. Data de entre los siglos XIX y XX, ya que se construyó en varias fases, por lo que su estructura interna no es homogénea, sino que presenta una serie de edificaciones independientes entre sí, de una o dos plantas. Algunas de las casas son, de hecho, aún más recientes. A diferencia de otros corrales, en la Cerca Hermosa la mayoría de vecinos son propietarios por lo que han tratado de mantener el patio en buen estado desde sus inicios. Esto les ha permitido obtener algunos reconocimientos gracias a su aspecto.

Patio de las Flores

Es, posiblemente, uno de los corralones más populares de Triana. Se encuentra en la calle Castilla, número 16, y se trata de un corral auténtico, con destacados retablos cerámicos y azulejos trianeros. Se construyó en 1903 por lo que es uno de los más antiguos de Triana que perduran en la actualidad.

En él destaca, sobre todo, su decoración con decenas de flores y amplio zaguán. Originalmente tenía solo una planta, pero una parte considerable del edificio posee dos. En su interior hay un pozo y lavaderos y gracias al buen estado en el que se encuentra ha obtenido numerosos premios y ha servido de escenarios a películas de corte costumbrista sevillano.

Corral de San Jorge

En el número 19 de la calle San Jorge se encuentra este patio de grandes dimensiones en el que habita una amplia comunidad de vecinos y vecinas. Se edificó a principios del siglo XX y se reformó en 1929. La dimensión original del patio se vio muy alterada al construirse un bloque en su interior. Con la nueva distribución se crearon cuatro pequeños patios que aunque hayan modificado la construcción inicial siguen siendo de gran interés. Este patio cuenta con algunos motivos decorativos religiosos.

Casa Quemada

En la calle Pureza, número 72, se encuentra este antiguo palacio del siglo XVII de dos plantas que cuenta con elementos muy distintivos como columnas de mármol o vigas talladas. La casa conserva, aunque sin uso, los antiguos lavaderos comunes. En su día, el corral llegó a contar con 22 partidos. A lo largo de su historia ha perdido su uso original hasta convertirse en casa o corral de vecinos. La leyenda vincula su fundación al Inquisidor Mayor Tomás de Torquemada (del que derivaría el nombre de Quemá).

El corral de la Encarnación

Este corral, de propiedad municipal, fue declarado bien de interés cultural en la tipología de lugar de interés etnológico por las relaciones tradicionales que mantienen sus vecinos. El inmueble fue rehabilitado en el año 2011. El nombre del corral se toma del convento sobre el que se construye parcialmente en la primera mitad del siglo XIX y de una pequeña capilla que existía en su interior.