La historia de La Colchona, la mujer estepeña que inventó los deliciosos mantecados

El obrador de La Colchona es de los pocos que siguen elaborando el producto manualmente y con un horno de leña de olivo.

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Obrador de La Colchona en el año 1940 / La Colchona

Tanto en Navidad como en el tiempo de Cuaresma y Semana Santa las calles de Sevilla se llenan de dulces propios de estas fechas que se pueden tomar en cafeterías o comprar en los diferentes obradores que hay repartidos por la provincia.

Este es el caso del obrador de La Colchona, la casa de mantecados más antigua de Estepa que sigue trabajando en la actualidad y que elabora dulces de todo tipo de forma completamente artesana. En la céntrica calle Cuna de Sevilla tienen uno de sus puntos de ventas.

La historia de Micaela Ruiz

Filomena Micaela Ruiz Téllez nació en Estepa (Sevilla) en el año 1821. Esta mujer, a la que conocían cariñosamente como La Colchona, se dedicaba en los meses de invierno a la matanza de cerdos para las casas más señoriales del pueblo. Con la manteca que sobraba Micaela elaboraba los mantecates, un dulce que se solía elaborar en los hogares de Estepa en los meses fríos pero que tenían muy poca durabilidad porque se ponían duros muy rápido.

Captura de pantalla 2024-03-12 a las 22.38.38 / La Colchona

Para poner fin a esto, La Colchona se dio cuenta de que dándoles calor la humedad del dulce se reducía de forma que el mantecate original quedaba prieto por fuera pero tierno por dentro, por lo que dio con la tecla para que no se echaran a perder en tan poco tiempo. Fue así como nacieron los mantecados, cuya fórmula fue mejorando hasta contemplar la idea de empezar a venderlos.

A estar mujer no solo se le atribuye la receta original de los mantecados de Estepa sino también la de abrir nuevos canales de distribución para vender estos productos.

Micaela aprovechó la profesión de su marido que era cosario, que es lo en la actualidad podría ser un transportista, y que hacía asiduamente la ruta entre Estepa y Córdoba. Hacia el año 1855 La Colchona comenzó aprovechar ese desplazamiento de su marido para vender los dulces que hacía.

Su primer obrador

La clientela de este incipiente negocio fue aumentando con los años por lo que, hacia 1870, Ruiz Téllez decidió abrir un obrador para poder producir mantecados en mayores cantidades.

Es en este momento en el que comienza la comercialización de este producto que a día de hoy ha generado en el pueblo sevillano que haya más de 120 casas obrador que elaboran mantecados. El obrador de La Colchona está considerado como la fábrica de mantecados más antigua de Estepa que sigue en funcionamiento.

Con los años el sector dedicado a la venta de dulces de este tipo se industrializó pero la Colchona presumía de tener el único obrador que seguía trabajando de manera puramente artesanal. Y es en este detalle donde radica, precisamente, el éxito de sus productos.

El proceso de elaboración de los dulces de la Colchona comienza seleccionando ingredientes de primera calidad. De esta manera, todos los frutos secos que se usan son de producción nacional. Únicamente se importan las materias primas que no se dan en España, como la canela.

Su horno de leña

Una de las cosas que caracteriza a la producción de estos dulces es la poca maquinaria que emplean para elaborarlos, lo que hace que el tiempo para hacerlos se incremente.

Los dulces de Micaela son los únicos de Estepa que en la actualidad de siguen horneando con la leña de los troncos de olivo en un horno continuo. Para que todo quede en su punto junto a él siempre tiene que estar el hornero que, entre otras cosas, es quien controla la temperatura del horno para que el producto se cocine de forma homogénea.

Los mantecados de Micaela siguen envasándose a mano por sus trabajadores y trabajadoras, algo que se hace cuando el producto está completamente frío. Todo esto hace que la Colchona sea uno de los pocos obradores que quedan con el sabor de los dulces de antaño, justo cuando Micaela Ruiz los creó. La empresa tiene varios puntos de venta directo. En Sevilla su tienda se ubica en la calle Cuna, 37, aunque también venden sus pasteles a través de internet.

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