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El día que en el Puente de Triana tuvo lugar una de las batallas más importantes de la historia de España

La Batalla del Puente de Triana permitió a los españoles tomar la ciudad que habían asediado los franceses.

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El puente de barcas, el único nexo entre Sevilla y la otra orilla del río / Vizconde De Vigier

El 27 de agosto de 1812 tuvo lugar en Sevilla la conocida como Batalla del Puente de Triana, un combate que se produjo en el contexto de la Guerra de la Independencia Española y que fue decisivo para poder tomar la ciudad que dos años antes habían invadido los franceses. Aunque esta batalla fuera decisiva para la historia de la ciudad lo cierto es que a veces pasa desapercibida respecto a otros históricos relacionados con la hispalense.

Antecedentes del conflicto

En 1808, cuatro años antes de que tuviera lugar la Batalla del Puente de Triana, el líder militar francés Napoleón Bonaparte, logra invadir España y Portugal y nombrar a su hermano, José Bonaparte (popularmente conocido como Pepe Botella) rey de España. En ese contexto las tropas napoleónicas consiguen desplegarse y hacerse con el control de prácticamente todo el territorio nacional a excepción de la ciudad de Cádiz.

Dos años después, el 1 de febrero de 1810, el Mariscal francés Nicolas Jean de Dieu Soult, asentado en la hispalense, decidió reforzar sus tropas en Sevilla al dar por imposible la tarea de asediar Cádiz. De esta forma, durante este tiempo instaló su cuartel general en el Palacio Arzobispal y se dedicó a coordinar las tropas y a expoliar obras de arte, entre ellas muchas de Murillo.

En julio de 1812 España lanza una ofensiva a las tropas napoleónicas con ayuda de Portugal y de Reino Unido. En esta ofensiva una de la plazas ocupadas fue la de la Palma del Condado, donde un grupo de españoles forma la División Cruz. Los aliados contaron con la ayuda de un aventurero escocés, John Downie, quien había formado un ejército de extremeños conocido como la Leal Legión Extremeña.

El primer enfrentamiento como tal entre franceses y españoles se daría en Castilleja de la Cuesta, cuya contingencia se saldó con la victoria española de la División Cruz. El próximo objetivo de los españoles era recuperar la zona de la Vega de Triana, por lo que el Mariscal Soult reforzó sus tropas en el Altozano, en Triana, y en la entrada del Puente de Barcas (actual puente de Triana) para evitar que los españoles entraran en Sevilla.

La batalla

Fue en este lugar donde se daría la conocida como Batalla del Puente de Triana que, tras dos intentos fallidos y numerosas pérdidas, acabó con la derrota francesa y la victoria española gracias a la ayuda de británicos y portugueses. En el combate tuvo un papel decisivo John Downie, quien cargó contra los franceses con la espada de Pizarro. Cuando intentó saltar a caballo por un hueco del puente fue abatido, pero consiguió arrojar la espada a los extremeños antes de que los enemigos se hicieran con ella. Este gesto infundió valor a su legión que cargó con fuerza contra los franceses.

La retirada francesa

Tras la derrota francesa, las tropas de Napoleón se replegaron hasta Granada y, más tarde, hasta Murcia. Mientras tanto, los británicos se afincarían en Alcalá de Guadaíra. Esta derrota supondría un antes y un después para la historia, ya que a partir de en este momento comenzaría el declive del Imperio Francés en España.

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