Cuatro cosas que haría, sí o sí, si viniese a la Final de la Copa en Sevilla
Sevilla está llena de monumentos que visitar y planes para hacer incluso si vienes con el tiempo limitado a la ciudad.
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Sabes que el rebujito, la bebida de la Feria de Abril, podría haber nacido en Inglaterra?
La ciudad de Sevilla está llena de planes que se pueden hacer en un fin de semana su vienes a ver el partido de fútbol de la Final de la Copa del Rey y quieres que tu experiencia sea redonda.
Aunque la provincia esté llena de pueblos espectaculares lo cierto es que si se cuenta con poco tiempo, la capital cuenta con muchos sitios que ver y muchos planes para hacer, desde ver un espectáculo de flamenco hasta tomar un buen vino a los pies de la Giralda. Aquí te dejamos una lista de cuatro esenciales que no deberías perderte si pasas por la hispalense:
Entrar en algún monumento
Si el tiempo es limitado pero quieres visitar algún monumento de la ciudad que requiera de la compra de entrada, los que más fama tienen son la Catedral de Sevilla, la Giralda, los Reales Alcázares, la Casa de Pilatos y las Setas de la Encarnación.
Puesto que las cosas suelen ser largas y en ocasiones no quedan entradas, de todos ellos el más impactante tanto por su arquitectura como por sus jardines son los Reales Alcázares. Si bien es cierto que pasan desapercibidos por estar junto a la Giralda y porque sus muros no dejan ver más allá, tras ellos hay una auténtica joya monumental de la ciudad de Sevilla. Se pueden visitar de forma libre (pagando la entrada) o contratando un guía. Ambas experiencias son gratificantes pero con el guía se aprende mucho más de la historia de esta obra y del contexto en el que fue construida.
Si, por el contrario, no te da lugar a entrar en ninguno de ellos, no dejes de adentrarte en el patio de Banderas, junto a una de las puertas del Alcázar, o asomarte a mirar el Patio de los Naranjos, cuya puerta se encuentra en la calle Alemanes y da directamente a la catedral. Tanto las inmediaciones de las Setas como de la Casa de Pilatos son especialmente bonitas.
Lo que sí debería ser visita obligada es la Plaza de España, de entrada libre y con la posibilidad de recorrerla montado en una barca. Fue diseñada por el arquitecto Aníbal González con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929 que se celebró en la ciudad. Aunque esté algo más despegada del centro histórico, merece la pena verla.
Junto a ella se encuentran los jardines del Parque de María Luisa, encargados por los duques de Montpensier y posteriormente cedidos a la capital para uso público. Son uno de los grandes pulmones verdes de la ciudad.
Adentrarte en la antigua Judería
Este plan no requiere de gastos e irse de Sevilla sin conocer su Judería, la segunda más grande de la Península Ibérica, es irse sin haber visto una parte fundamental de la ciudad. La antigua Judería comprende los barrios de Santa Cruz y San Bartolomé y debido a que sus calles son tortuosas y estrechas es difícil trazar un recorrido para poder verla al completo.
Una de las posibilidades es empezar el paseo en la Plaza Virgen de los Reyes, a los pies de la Giralda para adentrarse, en primer lugar, en la escondida Plaza de Santa Marta y una vez que se sale de ella, dirigirse al Patio de Bandera desde el que hay una impresionante vista a la Giralda. Una vez allí, es posible adentrarse en la Judería a través de un estrecho callejón que tiene salida a la calle Vida. A la izquierda de esta calle se encuentra la Plaza de Doña Elvira, una de las más mágicas del barrio de Santa Cruz. A la derecha, se encuentra la calle Agua, colindante con los muros del Alcázar. Al final de la misma están la Plaza de Santa Cruz y los Jardines de Murillo.
Al atravesar la Plaza de Santa Cruz se puede llegar al Barrio de San Bartolomé, donde destacan especialmente la calle Verde, llena de plantas que tapan la visión del cielo, y la iglesia de Santa Maria la Blanca, donde había una antigua sinagoga.
Una buena recomendación es perderse por estas calles por donde diga la intuición de cada uno hasta salir a la calle Mateos Gago, que es la que da, nuevamente, a la Plaza Virgen de los Reyes y que, además, está llena de bares, algunos de los cuales merece la pena visitar.
Irte de tapas
Sevilla tiene una cantidad desmesurada de bares, restaurantes y tabernas de todo tipo. Lo que es indiscutible es que la ciudad es famosa por su tapeo. Si se ha hecho el recorrido mencionado por la Judería y se llega a la calle Mateos Gago, en esta zona hay dos bares muy famosos: Las Columnas de Santa Cruz (donde es característico su montado de pringá y su vino dulce) y la Taberna Álvaro Peregil (en la que hay que pedir sus chicharrones). En ambos sitios hay una opción vegana que también es famosa: su salmorejo cordobés.
De Sevilla, además, son típicas las tapas de espinacas con garbanzos (son veganas), las pavías de bacalao (las encuentras en El Rinconcillo, el bar más antiguo de España), el lagartijo frito (en Las Golondrinas, en Triana), las croquetas del puchero y, por supuesto, el serranito, el bocadillo más típico de la ciudad que no deja indiferente a nadie. Y, por supuesto, no te puedes ir de Sevilla sin probar el pescado frito en adobo de Blanco Cerrillo, en la calle José de Velilla.
Como dulces típicos puedes degustar las torrijas, que a diferencia de otros sitios de España en Sevilla también se hacen fritas con miel, los pestiños, la leche frita, los roscos de vino, el tocino de cielo (orinal de Jerez), las yemas de San Leandro o los mantecaos de La Colchona, que tiene una tienda en la calle Cuna.
Visitar Triana
Sevilla tiene dos corazones divididos por el Río Guadalquivir. El otro se encuentra al otro lado de su orilla y comprende el barrio de Triana, una de las zonas con más solera de la ciudad. La calle Betis, una de las más famosas de la capital, está llena de bares y zonas para sentarse a contemplar la vistas de la ciudad y del puente de Isabel II, popularmente conocido como Puente de Triana.
En esta zona de la ciudad se encuentra el bar Las Golondrinas, mencionado anteriormente, el Bar Juan Carlos, especializado en todo tipo de quesos o Casimiro, un bar de barrio, muy económico y famoso por su plato de calabacines fritos.
Si se quiere disfrutar de una vista única de Sevilla y mucho más tranquila, puedes adentrarte en la calle Castilla y atravesar el Callejón de la Inquisición para llegar a la orilla del río en un sitio donde, posiblemente, no haya casi nadie.
Y, ¿qué pasa con el flamenco?
Si bien es cierto que en las guías turísticas suelen ofrecerse espectáculos de flamenco en multitud de locales, algunos de los cuales son muy conocidos, no siempre se dispone del tiempo o dinero para ello. En ese caso es muy posible que alguien se arranque a cantar o bailar en los bares situados en la zona del Arenal, junto al Arco del Postigo, o en algunas tabernas de Triana e incluso la zona de La Alameda de Hércules.
Especialmente en estas fechas, en vísperas de la Feria de Abril, es frecuente encontrar bares en los que se puede disfrutar de una improvisación de este tipo si se tiene suerte.
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