Así era como funcionaba la esfera de la Expo 92 para refrescar a los visitantes
El sistema de pulverizadores en las terrazas y bares se inventó en Sevilla.
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Fue tal la importancia de esta esfera que llegó a formar parte del logotipo oficial de la Exposición Universal de 1992 que se celebró en Sevilla. Y no es para menos ya que esta estructura era capaz de refrigerar la zona durante los meses de verano en que estuvo vigente la muestra, con temperaturas superiores a los 40 grados.
La esfera bioclimática de la Expo92 se encuentra en la calle Marie Curie, en plena Isla de la Cartuja. Se construyó con la intención de refrescar las instalaciones pero pronto acabaría siendo abandonada y formando parte de las rutas turísticas de la Sevilla de otra época.
A pesar de formar parte del logo de la muestra esta obra no fue concebida como un monumento sino como un elemento más que formaba parte del conjunto de fuentes que dispensaban agua a los y las visitantes a la isla.
Su funcionamiento
Esta esfera de grandes dimensiones estaba conformada por cientos de micronizadores que expulsaban pequeñas gotas de agua de pocas micras de diámetro para evitar que quienes estuvieran abajo acabaran mojados. De esta manera las gotas se evaporaban y lo que caía de la esfera era, únicamente, aire frío. Aunque muchos de ellos se acababan mojando en las fuentes de alrededor.
La esfera bioclimática supuso un importante proyecto de bioclimatización del espacio público que fue desarrollado de forma íntegra en Sevilla.
En esta esfera estuvo trabajando durante tres años un equipo formado por 15 personas entre las que estaba el catedrático de la Universidad de Sevilla en Ingeniería Energética Servando Álvarez.
De esta manera la hispalense se convirtió en pionera a la hora de acondicionar espacios abiertos usando medios naturales. La esfera y el sistema de canales y surtidores fueron diseñados por Ramón Velázquez Vila, catedrático de Termotecnia, que recibió el encargo de realizar el sistema de climatización de la Exposición.
De este sistema formaron parte las primeras pérgolas vegetales que en la actualidad se siguen utilizando en algunas zonas de la ciudad como la estación de trenes Santa Justa.
En la actualidad esta esfera que supuso un antes y un después para la ciudad ha quedado en ruinas a esperas de que alguien pueda adquirirla y restaurarla.
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