La fiesta del arroz invoca la lluvia en Los Palacios

Gastronomía

El restaurante Manolo Mayo ofrece un sugerente menú sobre el cereal del 15 al 19 de este mes

Manolo Mayo abre su nuevo restaurante el Sevilla

El arroz con bogavante de Manolo Mayo, incluido en las Jornadas del arroz. / M.G.

Sevilla es la provincia española que más arroz cosecha (un 40% de la producción nacional), es consabida su tradición culinaria en torno al cereal que da de comer a medio mundo y Los Palacios es uno de los puntos referenciales para disfrutarlo a la mesa. Con cuchara o con tenedor. Con sabroso pato o suculento marisco. Son más oportunas que nunca, con los arrozales secos y suplicando lluvia, las Jornadas del Arroz que organiza Manolo Mayo, el reconocido restaurante palaciego.

Será desde este miércoles 15 de marzo hasta el próximo domingo 19, San José para todo el día, cuando el establecimiento ofrezca un menú (cabe la posibilidad de elegir sueltos algunos de los platos) que constituye toda una celebración del arroz.

La Academia Sevillana de Gastronomía y Turismo colabora con el restaurante en esta desbordante fiesta: serán once platos, desde los consolidados de carabinero, bogavante, perdiz, pato o cola de toro, hasta propuestas más especiales como las croquetas de arroz (al estilo de los arancini sicilianos), el socarrat de gambas, la fantástica falsa morcilla de arroz con chocos a la brasa o un risotto con toda la potencia del buen parmesano. De postre, un cremoso arroz con leche de coco y una torrija rellena de crema de arroz.

Falsa morcilla de arroz con chocos. / D.S.

Alicia Castillo, jefa de cocina de Manolo Mayo, ha diseñado esta amplia, variada y flexible carta. En la presentación de la misma, su antecesora en los fogones, esa enorme cocinera que atiende por Loli Rincón, asentía y disfrutaba sin disimulo cada creación. A su lado, Curro Mayo lanzaba un anhelo: “Tiene que llover mucho y pronto, los arrozales están secos, da mucha pena verlos así”.

Quizás estas Jornadas del Arroz oficien, en almuerzos y cenas, como una suerte de invocación a la esperada lluvia.

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