Lo extraordinario de lo cotidiano
Virginia Saldaña expone en el Real Alcázar, hasta el 28 de junio, 'Luces desordenadas'
¿qué tienen en común Nueva York, Ayamonte y Sevilla? Algo tan sencillo como la cotidianidad y la simplicidad de los actos del día a día. Al menos ese es el nexo que para la pintora Virginia Saldaña se establece entre las tres ciudades y así lo demuestra en su exposición Luces desordenadas, que puede verse en el Alcázar hasta el próximo 28 de junio y que recoge escenas habituales de las tres ciudades.
Compuesta por 22 cuadros, 20 bocetos, un trabajo fotográfico y una pieza audiovisual, la muestra se plantea como un recorrido por lo cotidiano a través de la luz, fundamental en la obra de Saldaña, y el color. Pintora figurativa y realista, Saldaña suele reparar en los momentos más sencillos para hacerlos extraordinarios. "Cuando paseo me suelo fijar en los lugares y en la gente que está en ellos, en cómo la luz incide sobre ellos. Es entonces cuando me digo: 'Esto es un cuadro mío'. Me pongo a hacer bocetos, a tomar notas para luego plasmarlo en el lienzo e intentar despertar sensaciones en los que luego miren el cuadro. Yo lo veo como una forma de dar al espectador las herramientas para que él monte su propia historia de lo que observa", señala Saldaña. Como ocurre con las canciones, que cada uno imagina lo que sus letras cuentan, las obras de Saldaña también invitan a fantasear. Donde ella refleja a una niña leyendo en una silla, el espectador imagina a una muchacha que sueña con el País de Nunca Jamás. Donde ella plasma a un padre sosteniendo a su pequeño en brazos junto a sus otros hijos, el que observa imagina a una familia que descansa tras un largo día de aventuras. De lo cotidiano le gusta la forma en la que la luz lo hace extraordinario. Por eso siempre está ojo avizor, aunque reconoce que hay situaciones que son complicadas y que tal vez no vuelvan a repetirse. Por eso, una vez que se enamora del momento y éste se evapora, ella lo busca por la calle e incluso lo propicia. Así, algunas piezas se convierten en la mezcla de sus recuerdos con lo que ha visto de nuevo.
Continuación de una muestra que en 2015 Virginia Saldaña realizó en Nueva York, Luces desordenadas supone el desnudo artístico de la pintora. Acostumbra a abrir su estudio de Ayamonte cada cierto tiempo al público para que conozca desde dentro su proceso creativo, la pintora quiso hacer lo mismo con esta exposición. "La he planteado de forma circular para que el espectador vea todo el desarrollo de la obra: el principio, el final y el proceso", apunta. Por eso expone los bocetos originales de las obras y éstas una vez terminadas, además de un audiovisual y las instantáneas que reflejan todo el trabajo que hay detrás de cada una de las piezas.
Saldaña, a quien le gusta acudir a su exposición para ver las sensaciones que tiene la gente, también tiene tiempo para la reflexión en su obra. Después de dos años de proceso creativo, ahora es capaz de ver los cuadros con perspectiva y repara en aspectos que antes le pasaban desapercibidos. "Es curioso como, de todas las piezas, sólo dos de ellas no muestran a personas interactuando entre ellas. En el resto aparecen personas que, aun rodeadas de gente, van cada uno a su rollo", señala Saldaña. Un reflejo, quizás, de lo individualizada que está la sociedad o de la imperiosa necesidad de tener un espacio propio de soledad en el que evadirse.
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