Cinco cosas que debes saber antes de viajar por primera vez a Sevilla

El auge del turismo en ciudades como Sevilla dan lugar a que muchas personas acudan a las redes sociales o a los medios de comunicación para consultar qué se debe ver durante una visita, dónde es mejor comer o qué es necesario conocer antes de llegar al lugar de destino.

Una forma más sostenible de visitar otros lugares es preguntando por recomendaciones a personas autóctonas del sitio, para que recomienden sitios locales y planes que hacen ellos mismos. Desde Vivir en Sevilla hemos querido hacer un guiño a esas cinco cosas que alguien de Sevilla te aconsejaría saber antes de poner un pie en la ciudad.

La época del año es determinante

Sevilla se encuentra en la comunidad autónoma de Andalucía, en el sur de España y en una zona geográfica conocida como el Valle del Guadalquivir. Las temperaturas características de esta zona del país son moderadas en invierno y altas en verano, especialmente en la zona de Córdoba y Sevilla, en las que hay más humedad. Por este motivo viajar a la ciudad hispalense puede ser muy agradable o suponer un problema según la época del año, sobre todo en verano.

Aunque las mejores épocas para visitar Sevilla sean la primavera, en primer lugar, y el otoño, en segundo, quienes lo hagan en invierno podrán presenciar la ciudad decorada para la Navidad en el mes de diciembre, o tendrán temperaturas más moderadas durante el día en torno a febrero. Si, por el contrario, se quiere visitar en verano es importante que se haga ataviado con agua y algún sombrero o gorra, que durante las horas centrales del día no se esté al sol y que, si es posible, se lleve un abanico. Las temperaturas durante los meses de julio y agosto pueden superar los 40º centígrados en la capital.

Tus mejores amigas: las tapas

En la provincia de Sevilla hay una gastronomía muy rica y variada. En la capital existen multitud de bares en los que es posible comer bien y a buen precio todo tipo de comidas, desde las más tradicionales hasta las más exóticas o de otros lugares del mundo. Si se quiere tener una experiencia auténtica en la ciudad, la mejor opción es irse de tapas.

Las tapas son platos de comida de un tamaño más reducido y, por tanto, más baratos. En los bares de Sevilla hay multitud de ellos de diferentes tipos y al ser más pequeños es posible comer dos o tres para probar diferentes recetas. Algunas de las tapas sevillanas más típicas son las espinacas con garbanzos (son veganas), el solomillo al whisky, el serranito o la pavía de bacalao.

Se puede recorrer el centro a pie

La ciudad de Sevilla es prácticamente llana y buena parte de la zona céntrica, donde se encuentran la catedral y los Reales Alcázares, es peatonal, por lo que es posible, e incluso recomendable, recorrerla a pie y perderse entre sus calles. Si se dispone de poco tiempo, también es posible alquilar una bicicleta para verla o desplazarse de un lugar a otro, ya que cuenta con un extenso carril bici que la recorre entera.

También desde la Plaza Nueva y hasta el barrio de Nervión es posible tomar el tranvía, que hace todo el trayecto por la superficie, de manera que permite ver los diferentes monumentos desde el interior de su vagón.

No te olvides de Triana

El Casco Antiguo de Sevilla es uno de los más grandes de Europa y adentrarse en él es como hacerlo en una ciudad aparte. En esta zona no solo se encuentran los monumentos más emblemáticos de la ciudad sino la antigua Judería y otros barrios de gran belleza que merece la pena visitar. Sin embargo, aunque se disponga de poco tiempo, es aconsejable cruzar al otro lado del río Guadalquivir para conocer el barrio de Triana, de gran belleza y con mucha vida. Pasear por la calle Betis o la calle San Jacinto o pararse a tomar algo en alguno de sus bares es un plan perfecto para conocer otra cara de la ciudad.

El flamenco también está en las calles

Una de las mayores atracciones del turismo que visita Sevilla es poder ver un espectáculo de flamenco. En la ciudad hay multitud de espacios que ofrecen este tipo de eventos a diferentes precios y con una gran variedad funciones, aunque la mayoría engloban cante y baile. Sin embargo, también es posible disfrutar del flamenco de una forma más improvisada en algunos de los bares y tabernas del Arenal o de Triana e, incluso, en las calles del centro y de los barrios. Lo mejor para saber en qué lugares suele haber juergas flamencas es preguntar en la Oficina de Turismo o a algún lugareño o lugareña que esté en la ciudad.