El lado más dulce de los conventos vuelve el 5 de diciembre al Real Alcázar de Sevilla
La cita prenavideña cumple 39 años, 22 de ellos en el Salón Gótico del Real Alcázar
El monasterio de San Leandro de Sevilla acoge una zambomba para recaudar fondos
La Navidad empieza en Sevilla en el puente de la Inmaculada. Tradicionalmente, esta es la fecha en la que se ponen los belenes, suenan los villancicos con más fuerza y, se compran los dulces de las monjas. Desde hace 22 años el Salón Gótico de los Reales Alcázares es el más dulce de todo el mundo.
Desde las tres de la tarde del 5 de diciembre hasta las 19:00 del día 8 se puede comprar un trocito de gloria de los conventos de Sevilla y provincia. Una treintena de conventos, concretamente 34 en los que 500 monjas oran et laboran, rezan y trabajan para elaborar más de 250 variedades de endulzar la vida. Más de siete toneladas de confituras, chocolates y bizcochos que más que alta gastronomia son casi artesanía.
Los conventos que participan de Sevilla
San Leandro (Agustinas), Santa Paula (Jerónimas), Santa Inés (Clarisas), San Clemente (Cistercienses), Madre de Dios (Dominicas), Santa Ana (Carmelitas) y Santa María de Jesús (Clarisas).
Conventos de la provincia
De la provincia de Sevilla participan: las Jerónimas de Constantina, Jerónimas de Morón, Clarisas de: Alcalá, Estepa, Marchena, Morón y Carmona, Dominicas de Bormujos, Mercedarias Descalzas de Marchena y de Osuna, Concepcionistas Franciscanas de Osuna y Carmelitas de Osuna y de Utrera.
Novedades
Por primera vez acuden al Real Alcázar las Carmelitas de Osuna, que siempre han vendido sus bizcochos rellenos y sus dulces en el torno, pero este año quieren arreglar su cementerio y necesitan un ingreso extra.
Un año complicado
Nos encontramos con otro año complicado por los altos precios de las materias primas y de la energía, es por lo que hacemos un llamamiento a los sevillanos para que sigan apoyando y ayudando a nuestras monjas con la compra de dulces de navidad que supone un ingreso imprescindible para su sustento.
Desde la organización recuerda que los tornos de los conventos tienen dulces. Antaño las monjas elaboraban sus dulces como agradecimiento a sus benefactores, sus recetas tienen siglos de antigüedad. Ahora su elaboración es su trabajo diario y el sustento para mantenerse y conservar los monasterios. Mantengamos las tradiciones, compremos productos de calidad, artesanales y completamente naturales.
Un regalo que es un éxito
Los dulces de las monjas son un regalo económico en tiempo de crisis, que gusta a todos y que se puede compartir. Productos de mucha calidad por su materia prima y porque están hechos a mano, con primor, en silencio y oración. Productos elaborados en sus obradores y que se pueden enviar, desde la clausura, a cualquier punto de España.
Las monjas de clausura no salen a pedir a la calle, no tienen subvención de ningún tipo, ellas viven de su trabajo y de las limosnas que reciben. Tenemos la gran suerte en la diócesis de Sevilla de tener 34 Conventos dedicados a la oración que tanta falta nos hace, ellas están al día de todo lo que sucede en el mundo y rezan por toda la humanidad. Su lema es Ora et Labora. Es responsabilidad nuestra ayudarles en lo que podamos para que ellas puedan tener Paz.
Una forma de conservar las recetas de siempre
Los dulces de los conventos de clausura de Sevilla cuentan con el Sello de Calidad: “Sevilla Ora et Labora” ya que cumplen los siguientes requisitos:
1.- Hechos en los obradores de los conventos, por monjas de clausura que trabajan en oración y silencio. Se trata de productos exquisitos desarrollados con autenticidad en comunidades de paz y entornos únicos.
2.- Elaborados de forma artesanal: todos sus productos son elaborados a mano con paciencia y dedicación. Hechos con primor y con materia prima de primera calidad. Y por supuesto guardando todas las medidas de seguridad e higiene.
3.- Patrimonio gastronómico de Sevilla: muchas de sus recetas tienen siglos de antigüedad, son joyas de nuestra gastronomía. Especialidades que son parte importante de la historia de la ciudad. Mezcla de influencias de todas las culturas que han pasado por Sevilla. Productos llenos de historia. Riqueza de la tradición.
4.- Sencilla y cuidada presentación: acorde con el estilo de vida de las monjas y siguiendo la tradición. Envasados y etiquetados cumpliendo con la normativa en calidad y seguridad alimentaria obligatoria.
5.- Producción limitada: la actividad principal de las monjas de clausura es la oración contemplativa. Es por lo que tan solo elaboran dulces y otros productos artesanos para su subsistencia. No tienen una producción industrializada.
Temas relacionados
No hay comentarios