Cinco lugares de Sevilla declarados Bien de Interés Cultural que quizás desconocías

Sevilla, conocida mundialmente por monumentos emblemáticos como la Catedral, el Archivo de Indias o el Alcázar, guarda en sus rincones otros tesoros declarados Bien de Interés Cultural (BIC) que no siempre reciben la atención que merecen. Estos BIC son elementos del patrimonio con especial relevancia histórica, artística o cultural, protegidos legalmente para garantizar su conservación. Además, el Ayuntamiento de Sevilla ofrece herramientas como la plataforma ide.SEVILLA, que permite explorar el patrimonio artístico y cultural de la ciudad mediante información geográfica detallada y recursos interactivos.

Si bien los principales monumentos son el foco de atención, otros lugares de la ciudad también cuentan con esta categoría especial. A continuación, te presentamos cinco rincones de Sevilla que podrías no saber que están declarados BIC.

Lugar del fusilamiento de Blas Infante

En la madrugada del 11 de agosto de 1936, Blas Infante, conocido como el Padre de la Patria Andaluza, fue fusilado por las fuerzas sublevadas en las inmediaciones del cortijo de la Gota de Leche, al norte de la ciudad, en la actual intersección de la SE-30 y la Carretera de Carmona. Este lugar es un espacio simbólico para la memoria histórica andaluza.

Declarado BIC en 2011, el sitio incluye un monumento inaugurado en los años 80, con una escultura de bronce de Blas Infante con los brazos abiertos, rodeada de placas representativas de las provincias andaluzas. Este conjunto monumental honra la lucha por una Andalucía libre y consciente, y es un recordatorio del trágico destino de muchos durante la Guerra Civil.

El monumento sufrió modificaciones respecto al diseño original del arquitecto José Ferrari. Fue concebido como un espacio similar a una plaza rectangular, con parterres ajardinados distribuidos en su interior, y un conjunto escultórico situado en el extremo sur. Esta obra, creada por el escultor sevillano Sebastián Santos Calero y el arquitecto Juan Escribano, consta de un basamento que sostiene un pedestal del cual se elevan dos columnas jónicas de mármol. Sobre ellas se encuentra una pieza de bronce con inscripciones. En la parte frontal se lee: "Andalucía debe cumplir un ideal como realidad distinta y completa, como unidad espiritual viva, consciente y libre". En la parte trasera aparece la frase: "Viva Andalucía libre".

Paseo de Catalina de Ribera y Jardines de Murillo

Situados junto al barrio de Santa Cruz y la muralla del Alcázar, estos jardines, acondicionados a principios del siglo XX, destacan por su exuberante vegetación y monumentos. El paseo incluye el Monumento a Cristóbal Colón y el Monumento a Catalina de Ribera, dos obras que embellecen este espacio que conecta con los jardines de Murillo.

Con 18.250 metros cuadrados de superficie, la zona fue declarada BIC en 2002. Es un refugio verde en el corazón de la ciudad, ideal para pasear y disfrutar de la naturaleza.

Baños de la Reina Mora

Estos antiguos baños árabes, situados en la calle Baños, se remontan a la época almohade, siendo uno de los hammanes más grandes de la península ibérica. Conquistados por Fernando III en 1248, posteriormente fueron reutilizados como convento y sufrieron diversas alteraciones.

Declarados BIC en 1996, los Baños de la Reina Mora destacan por su diseño, con una amplia sala templada central y elementos arquitectónicos de gran valor. Actualmente, son un testimonio de la rica historia musulmana de Sevilla.

Cine-Teatro Cervantes

Ubicado en la calle Amor de Dios, este edificio es el último cine histórico que permanece en pie en Sevilla. Construido en 1873 por el arquitecto Juan Talavera, inicialmente como teatro, fue transformado en cine en los años 50. Su estilo decorativo, propio del Segundo Imperio, y su planta en herradura lo convierten en un ejemplo único de la arquitectura teatral del siglo XIX. Declarado BIC en 2020, este espacio es una joya cultural que combina arte, historia y entretenimiento.

Palacio de Altamira

Situado en el barrio de San Bartolomé, este palacio mudéjar, construido en el siglo XIV, es uno de los edificios más imponentes de Sevilla. Originalmente residencia nobiliaria, ha pasado por diversas transformaciones a lo largo de los siglos, adaptándose como casa de vecinos en el XIX.

Declarado BIC en 1990, el Palacio de Altamira conserva espacios únicos como la Qubba o Cuarto Real, con carpintería medieval, y el Aposento Ducal, decorado con yeserías policromadas y pinturas murales. Es un testimonio de la arquitectura residencial sevillana a lo largo de los siglos.